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Opinión · Otras miradas

Los cromos de los culos

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Cristina Fallarás

Mediados de junio. A punto de terminar el curso escolar, críos y crías de todas las edades abarrotan el parquecillo del barrio de Chamberí. En los bancos de un extremo, las madres y algún padre leen, charlan y se resguardan del sol aún picante de las seis de la tarde. En el extremo opuesto, un trío de chavales de unos diez años cuchichea. Uno dice: “He traído los cromos de los culos”. Los tres levantan la vista y echan una ojeada hacia donde los adultos. Parecen no apreciar ningún peligro, porque los tres se echan la mano al bolsillo y empieza el repaso e intercambio de cromos.

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En uno de ellos, una muchacha muy joven de rasgos orientales sonríe en sujetador. Las coletas acentúan la sensación de adolescencia. Sobre ella hay impresa una pequeña copa y el texto “copas gratis”. El resto del “cromo” está lleno de unas rosas desvaídas sobre las cuales se lee: “Masajes orientales. 15min-30E/30min-45E/60min-70E. 24 horas. Debajo de todo ello, en un cuerpo de letra mayor, un teléfono.

Como ese cromo hay muchos otros parecidos, todos con jovencitas de rasgos orientales, todos con un fondo de rosas pálidas, todos con “copas gratis”. El cromo de “Tamara” parece más especial, porque Tamara muestra el culo en pompa y tiene el vestidillo rojo levantado hasta la cintura. El culo de Tamara, además, ya no parece el de una cría. “Una copita de cortesía”, se puede leer además del consabido teléfono y la advertencia de que igual va a hoteles que a domicilios.

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Los chavales del parque infantil van echando ojeadas al rincón de los adultos a medida que se van intercambiando las tarjetas de las prostitutas. No les ha costado hacerse con ellas, ya que tapizan los parabrisas de todos lo coches aparcados en los barrios de la zona. Eso sí, parece que hay muchos repetidos. Alguno les provoca una carcajada y despierta mi curiosidad.

No se han percatado de mi presencia, o no les ha importado, probablemente porque no me encuentro en la zona de las madres y porque parezco enfrascada en mi libro, o rara. Cuando me levanto pegan un bote y me miran con ojos espantados. No se niegan a entregarme sus “cromos” cuando se los pido –deben de pensar que mejor eso que su madre–, pero salen corriendo inmediatamente.

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Tras interesarme por el asunto, me entero de que algunos los llaman “cromos de los culos” y otros, “cromos de las tetas”. Desde mediados del pasado mes de junio hasta este momento de octubre en el que me entero de que el Ayuntamiento ha tomado cartas en el asunto, he llegado a acumular exactamente 52 “cromos” diferentes. Mi particular colección.

Se puede leer en ellos frases como las siguientes:

Masaje erótico con final feliz. Karol Jovencita. Desplazamiento a Hoteles y Domicilios.

Este cuerpo es para ti. 15 min/30 min./60 min.

Masajes orientales 24 horas. Súper jovencitas.

Este verano estamos para ti 24 horas. Masajistas dulces y preciosas. Placer asegurado.

Madurita. 35 años. Fiestera.

Porque nunca hay que decir “de esta agua no beberé”. Particular. Española. 26 años.

Natalia servicios de relax & masajes. Te invitamos a una copa. Desde 25 euros.

Chica jovencita. Implicada, tierna y cariñosa. Con ganas de hacer realidad todas tus fantasías. Desde 20 euros.

Se pueden dividir en varios grupos. Uno de los más numerosos es aquel que muestra muchachas orientales con mohines que les hacen parecer menores. Otro grupo es “el de los culos”, sin duda, que muestra en primer plano nalgas de mujeres, unas veces aceitadas y otras no. Otros ofrecen la foto de dos mujeres desnudas más o menos abrazadas. La inmensa mayoría de ellos tiene precios. Todos tienen teléfonos a los que llamar.

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Hoy me he enterado de que varios barrios de la ciudad de Madrid se han movilizado contra “los cromos de los culos” colocando carteles en los parabrisas donde se lee “No acepto publicidad de prostitución”. La Policía Municipal tiene, además, orden de luchar contra la proliferación de “flyers sexuales”. Leo que el Ayuntamiento de Madrid, la Unidad de Investigación y Coordinación Judicial de la Policía Municipal (UICJ), la Fiscalía de Madrid y las fiscalías de Violencia contra la Mujer y de Menores han empezado a actuar. Que investigarán todas aquellas publicidades donde se “cosifique” a la mujer, donde se trate su imagen de forma “vejatoria o discriminatoria”, donde se utilice su cuerpo para vender, etc.

Imagino que en manos de las familias queda el asunto de las colecciones de cromos ya terminadas.

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