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Opinión · Otras miradas

Los machos quieren coger los remos

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Asunción Loriente seguirá siendo por la mínima la única mujer presidente de una federación olímpica española, la de remo. Esta semana se ha salvado de una moción de censura por dos votos. Previamente se aprobó esta convocatoria en su contra por el voto a favor de 53 de los 76 integrantes de su federación. Así que podemos decir que se ha salvado de una caída más que segura porque hubo una movilización en su favor que funcionó. Un día antes de la votación el timeline de Twitter de su contrincante, José Agustín Gómez Raggio, apareció en la portada de varios periódicos deportivos. Inmediatamente después esa cuenta se borró.

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En ella, este abogado malagueño expulsado de Ciudadanos, llamó repetidamente “hijo de puta” a Pedro Sánchez, a Pablo Casado, a los “chinos”, atacó a los árabes, a las mujeres, alabó a Santiago Abascal y a los Gobiernos ultras de Hungría y Polonia y defendió la supremacía fascista con declaraciones como ésta: “Los fachas somos superiores en todo. Ser facha es una forma de vida moral y estéticamente superior. Gente de orden. El día que explotemos les van a faltar agujeros donde esconderse”.

Asunción está vinculada al remo desde que tenía nueve años, en 1981. Desde entonces ha sido juez–árbitro autonómica, nacional e internacional, miembro de la Junta Directiva del Comité Nacional de Árbitros, miembro de la Junta Directiva de la FER (Federación Española de Remo) como vocal de Mujer y Remo, presidenta del Comité de Disciplina de la FER y miembro de la Asamblea General de la FER por el estamento de Jueces-Árbitros, casi ininterrumpidamente. Es decir que tiene una carrera dilatada y conocida por los que la reeligieron en junio del año pasado con 54 votos a favor, nueve abstenciones, un voto nulo y ningún otro candidato. Su currículum, además, está colgado en la página web de la FER, para quien quiera verlo. Sin embargo, el presidente de la potente federación gallega de remo, José Manuel Seijas, uno de los que promovió la moción, se preguntaba en declaraciones a El País esta semana “¿qué experiencia tiene aparte de ser ama de casa?”. Asunción declaraba en varias entrevistas que “en las federaciones hay mucho machismo” y “me han llegado a decir que mi junta es un chiste porque tengo cuatro mujeres”.

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En esta ocasión, la providencial publicación de las declaraciones en redes sociales de su contrincante obró el milagro, paró lo imparable. El Consejo Superior de Deportes y el Comité Olímpico Español hicieron pública su postura contraria al candidato, poco antes de la votación, aunque reconocieron que si salía elegido tendrían que aguantarse.

La salvada, después de todo esto, me coge el teléfono y me cuenta sin pensarlo, sin tapujos, sin recelos los entresijos de lo que le ha ocurrido y de lo que puede seguir ocurriendo. Con su historia, sin saberlo, cuenta también lo que probablemente hay en las tripas de muchas de nuestras federaciones deportivas y lo que describe constata que sigue habiendo mucha España más que profunda, oscura, rancia y primitiva.

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Lo suyo ha sido una batalla de poder y, como todas, ha sido asquerosa. Ésta tiene connotaciones machistas, aunque eso es solo parte de la historia. Los mismos que la pusieron quisieron quitarla. Ella habla de “caciquismo”, de federaciones autonómicas en las que manda la misma persona desde hace veinte o treinta años y toma decisiones sin contar con sus socios, como ha ocurrido en la de Asturias, en la que los asociados se enteraron de que su federación había apoyado la moción de censura cuando ya se había aprobado. “Llevan los mismos muchos años por su propio interés y pisando cabezas. Y es muy triste ver gente con iniciativas muy buenas que ni proponen porque creen que no vale la pena matarse contra los de siempre,” relata. Sabe por qué dejó de “servirles”: le pidieron determinados “cargos con o sin salario”, “porque algunos quieren reconocimiento o una determinada tarjeta de visita por ser quienes son”.  Y alega: “No me pareció decente, aguanté el pulso todo lo que pude y gané por los pelos”.

Estos caciques muchas veces cobran favores en un deporte que se practica en la mayoría de las ocasiones sin medios, a base de voluntarismo. La ayuda a los clubes en labores administrativas puede comprar voluntades, pone como ejemplo. Las federaciones autonómicas son financiadas sobre todo por los gobiernos autonómicos correspondientes y eso también debe tener su miga. Cree que, además, lo que ha molestado es que haya hecho cambios que nadie había hecho en décadas: atender las redes sociales, aumentar la representación en órganos internacionales... “Ha sido un todo. Lo de ser mujer sumaba en mi contra pero no era lo único”, reconoce. Lo cierto es que era igual de mujer en junio, cuando la nombraron. Lo que ha cambiado es que se han dado cuenta de que no es tan manejable como pensaban.

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Asun, como la llaman sus cercanos, dice haber contestado millones de veces a la pregunta de si es más difícil el cargo por ser mujer y que siempre ha intentado pasar por encima de la cuestión. Pero, ahora, reconoce, “tengo una hija de veinticinco años y, por la generación que son me hace ver otras cosas:  hoy veo más machismos de los que veía cuando tenía quince años […]. En una junta te pueden mandar a callar o hablarte mal y eso ya no estoy dispuesta a soportarlo”.

Sobre si aguantará más tiempo la presión y la pelea tiene sus dudas, aunque pocas: “Si esto me acaba echando ganaría en salud mental y la verdad es que echo de menos ser árbitro”. Pero “si desde dentro somos capaces de levantarnos […], de seguir con esta pequeña revolución para que se muevan las cosas desde abajo, seguiré. No me entra en la cabeza no pelear por esto”, concluye. “En el deporte muchas veces nos quedamos en el día a día, no en elegir a nuestros representantes. Deberíamos implicarnos más en eso, no desentendernos. Es importante”, resume como receta para ir haciendo cambiar las cosas.

Al final de nuestra conversación, Asun se moja sobre el enfrentamiento directo del presidente de la federación autonómica de remo de Galicia, José Manuel Seijas, de 74 años, 39 al frente de la federación gallega. Seijas, además de descalificarla para el cargo por tener solo experiencia como “ama de casa”, dijo a El País que lo que quiere es “hacerse millonaria”. Ante el hecho de que no cobra sueldo como presidenta y justifica en la web de la federación cualquier dieta, el gallego contraatacaba: “Hay muchas maneras de cobrar. Directamente o indirectamente”. Asunción responde a esta declaración que desconocía: “Se cree el ladrón que todos son de su condición, y no voy a decir nada más; lo triste es que le crean, que arrastre el voto de catorce personas entre ellas chicas jóvenes”.

Asun, después de decir esto, se reconoce “agotada” pero también reconfortada por los muchos mensajes de apoyo recibidos que todavía ni ha podido leer. Confiesa que se emocionó con uno en el que “me dieron las gracias por aguantar el pulso y no haber mandado al carajo a todos”.

No los mandó, sigue peleando y, entre lo  suyo de esta semana y lo del entrenador del equipo femenino del Rayo, que hace apología de las violaciones grupales y sigue en su cargo, de la pasada, queda claro que hay pelea para rato. Asun dice que estos casos destapan lo que está ahí, que son "reflejo de lo que hay en realidad, de lo que hay que corregir desde dentro, desde abajo, desde la base" y yo añado y desde fuera y desde todos los ángulos. O presionamos entre todos o los machos se seguirán quedando con los remos.

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