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Opinión · Otras miradas

Ideología y presupuestos

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. -Eduardo Parra / Europa Press

Lo que en política no es ideológico no es política. No son pocas las ocasiones en las que, sorprendida, escucho desde mi escaño del Congreso a un orador u oradora decir cosas como que evitemos el debate ideológico o incluso despreciar algunas propuestas por ser tildadas de ideológicas.

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La ideología en política da forma a la sociedad que queremos, son las ideas que nos configuran para entender el mundo de forma justa o injusta. Cuando nos afiliamos a un partido político consideramos que esas siglas representan la ideología con la que más nos identificamos y que por lo tanto defender esas siglas implica compartir en ellas un modelo de sociedad y de futuro.

Todos tenemos ideología, militemos en un partido o no. Quienes esconden su ideología o desprecian el debate ideológico parece que se avergüencen de sus ideas. A veces puede parecer que lo que pretenden es crear desafección con el debate para disimular lo impopular de lo que piensan.

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Los acuerdos políticos también son ideológicos. Es decir, priorizar cuestiones relevantes en nuestro orden de ideas aunque renunciemos a otras que también lo son en pro de sacar adelante una propuesta común es una acción de mucha carga ideológica.

Los presupuestos generales del Estado propuestos por el Gobierno de Pedro Sánchez son unas cuentas para proteger a la gente, transformar el presente e invertir en el futuro. Pivotan sobre la idea de recaudar dinero de quienes más riqueza concentran para redistribuirlo entre dos grupos de población: las personas más vulnerables y las clases medias y trabajadoras, es decir, la mayoría de la población española.

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Estos presupuestos son ideológicos e innegablemente están fundamentados en un modelo económico, político y social. De ser apoyados por la mayoría parlamentaria posibilitarían seguir creando empleo, reforzar el Estado del bienestar y avanzar en políticas públicas que mejoren la vida de la gente.

España vive un momento decisivo, estamos en posición de lanzar un mensaje a la comunidad internacional claro y ese mensaje es sobre el modelo de país que somos. Somos el país que asume con responsabilidad la transición ecológica; el país que ha elegido el desarrollo tecnológico y digital como motor de avance social e igualitario; somos el país que redistribuye los recursos para beneficiar a todos y a todas; somos el país feminista que trabaja incansablemente para erradicar la violencia contra las mujeres; el país que entiende que las oportunidades laborales solo lo son si se dan en condiciones laborales dignas.

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En definitiva, apostar por la sanidad pública es ideológico, apostar por la educación pública es ideológico, apostar por un sistema de pensiones dignas es ideológico e incorporar el feminismo a la totalidad de la agenda política es ideológico. Apostar por unos presupuestos donde pongan más los que más tienen y se beneficien el resto de la gente es, sin duda, ideológico.

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