Opinión · Otras miradas
Lo que asoma por los escaños
Portavoz socialista en la Comisión de Cooperación Internacional para el Desarrollo y diputada por Bizkaia
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Están siendo semanas intensas en el Parlamento. Con foco mediático en la agresividad verbal en política a pesar de que también hay diálogo, consenso y acuerdos. No son “carne de titular”, pero este país hoy es mucho mejor gracias a algunas de las leyes que “no hacen ruido”. No lo duden.
En medio de debates donde se alza la voz de manera agresiva e insoportablemente machista, donde el Hemiciclo se convierte en un teatro a disposición de las redes sociales, las personas, la vida de las personas también de las más vulnerables se abren paso entre los escaños en un silencio respetuoso. Un silencio contundente que golpea o debería golpear. Reduciendo agresividad y griterío.
La semana pasada, por ejemplo, llegó a la tribuna, después de 22 años desde la anterior Ley, la Ley de Cooperación Internacional para el Desarrollo Sostenible y la Solidaridad Global.
Porque la desigualdad, el hambre, la enfermedad o la injusticia climática están también entre los escaños en leyes como esta y la solidaridad y la justicia social también. Las mal llamadas invisibles no nos deben ser ausentes. Y aunque no haya transcendencia mediática hay leyes como esta que con el empeño de un grupo parlamentario como el socialista y de forma muy participada, ven la luz.
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Muchas horas de reuniones a lo largo de dos años con todo el sector de la cooperación para actualizar y reformar nuestra cooperación y nuestra ayuda humanitaria.
Porque leyes como esta significan ser el altavoz para las que ya tienen voz. Significa mirar desde lo local a lo global y no esquivar la mirada. Significa elegir la respuesta que como país tenemos y queremos tener ante los sufrimientos compartidos con una cooperación realmente transformadora y una ayuda humanitaria renovada. Significa una cooperación feminista, que trabaja con y para las niñas, adolescentes y mujeres. Que mira el cambio climático de frente y se basa en una ideología tan revolucionaria como los derechos humanos y la Agenda 2030. Una Ley que refleja la diversidad de la cooperación española, con todos sus matices y desde las comunidades autónomas y los entes locales y forales.
Cuando se quiere se puede. En esta ocasión los grupos parlamentarios han tenido ánimo de consenso, pero no todos. El principal partido de la oposición votó en contra en Comisión y se ha abstenido en Pleno. Sin embargo, muchos grupos desde el principio demostraron política de altura e hicieron suya esta Ley. No hicieron de esto una cuestión partidista.
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Y hoy hay que ponerlo en valor. Porque efectivamente la política sirve, o debería servir para transformar realidades y mentalidades. Desde la socialdemocracia ahí seguiremos. Porque es nuestra responsabilidad.
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