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Opinión · Otras miradas

Esta derecha de Ayusos, Almeidas y Morenos Bonillas

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El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, durante el acto de homenaje a las Comunidades Andaluzas en Madrid y entrega de los Premios al Talento Andaluz, en el Palacio de Cibeles, a 13 de marzo de 2023, en Madrid (España). Foto: Fernando Sánchez / Europa Press

Ojalá la política se redujera al enfrentamiento dialéctico entre programas ideológicos y decisiones gestoras. ¡Qué fácil resultaría entonces proponer buenas ideas y fiscalizar malas acciones! Sin embargo, la complejidad como argumento nos define, porque no se trata sólo de que haya diferentes opciones proponiendo soluciones a problemas urgentes; es que, además, nos enfrentamos a posturas despreciables que mienten y engañan a su electorado utilizando el camuflaje de los depredadores. Como guinda, nos encontramos con una pasividad irresponsable que permite que algunos mientan y engañen fácilmente, como si sus votantes fueran un rebaño de egocéntricos que confunde el matadero con la libertad escarchada.

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Gran parte de quienes aplauden a la derecha madrileña no pueden ni imaginarse el daño que están infligiendo a nuestra sociedad, a su sociedad, a ellos mismos. El modelo británico que los empresarios de los seguros médicos (ellos son los que mandan, no Ayuso) quieren implantar en materia sanitaria aquí en Madrid, por ejemplo, está destrozando el Reino Unido. No les digo yo que lean The Guardian, pero sí que se lean, al menos, los estudios de la universidad de Oxford sobre externalización de la atención primaria en UK. Si un votante de derechas defiende la racionalidad de sus planteamientos, debe contrastarlos con la realidad. El liberalismo parasitario resulta letal para el estado del bienestar europeo. ¿Eso es lo que quieren los cientos de miles de votantes de derechas? Porque no es una opción defender que sus planteamientos refuerzan el estado del bienestar. Vamos a dejar ya de perder el tiempo.

Solo encuentro dos opciones para explicar esta tragedia: la primera, el votante de derechas está siendo engañado; la segunda, al votante de derechas no le importa lo que les suceda a los demás. Frente a la primera opción, le pido a ese votante que se esfuerce un poco más. El electorado también comparte responsabilidad con los desmanes de aquellos a quienes elige. España merece otra derecha, Madrid también la merece. Ciudadanos iba en camino, pero, al final, esta fuerza política no ha sabido estar a la altura de la oportunidad única y refrescante que la sociedad española le dio. Frente a la segunda posibilidad, si de verdad no te importa nada la gente, dilo. No lo enmascares más, dilo: “Yo voy a lo mío y lo que les pase a los demás me da igual”. Dilo sin engañar a los que te rodean.

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La sociedad democrática puede avanzar y puede despeñarse, puede ponerse a salvo y puede ponerse en peligro con demasiada facilidad. Sólo se necesita un electorado sin empatía, desapegado de lo común. Desde el momento en el que los votantes exigen soluciones para ellos mismos olvidándose del resto; desde el instante en el que, como loros amaestrados, repiten mantras que atentan contra lo racional y lo moral; desde el segundo en el que se desprecia a los otros, a los sociatas y bolivarianos con rabo de demonio, y se les ve como adversarios a quienes eliminar y no personas con las que convivir; justo ahí la democracia ha sido traicionada. Yo no quiero que alguien de derechas vote a la izquierda sin más. Lo que sí le pido es que me diga, con inteligencia y serenidad racional, por qué vota a esta derecha. A esta derecha de Ayusos, Almeidas y Morenos Bonillas. Si no es porque te da igual lo que les pase a los otros, entonces se está equivocando porque lo que ofrece esta derecha no es que no funcione (que no lo hace), es que quiere eliminar aquello que ya funciona y garantiza la cohesión social.

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