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Opinión · Otras miradas

Abril, Villalar y las Pachecas que vienen

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Este 2023, ya pasados más de 500 años de la guerra de las Comunidades de Castilla, tenemos la oportunidad de asomarnos a este periodo histórico con la película Comuneros,  una producción dirigida por Pablo García Sanz y con la colaboración de expertas investigadoras e investigadores, además de la maravillosa poesía y música de El Naán. Esta película consigue acercarnos, con facilidad y pasión, a la historia de los acontecimientos vividos en la Castilla de principios del siglo XVI que dan lugar a nuestras fiestas. ¿Qué supuso este levantamiento? ¿Cómo impacta en nuestra historia? ¿Qué relación tiene con nuestra economía, vida o con cómo nos relacionamos con los bienes comunes? ¿Acaso sigue habiendo comuneros? ¿Y dónde están las mujeres comuneras?

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Comprender mejor la dimensión histórica de aquella revuelta –revolución para muchas de las expertas entrevistadas- puede acercarnos más a lo que, en palabras de Miguel Martínez, profesor de Estudios Hispánicos en la Universidad de Chicago, fue el “principal referente histórico de todas las luchas democráticas de la España moderna y contemporánea. Hasta Marx se refirió a las misma, considerándola “ la única revolución seria de España. Paradójicamente, el 23 de Abril en Villalar de los Comuneros, la fecha conmemorativa, no se celebra el levantamiento de los comuneros, sino que se recuerda su derrota, generando la construcción de un mito y el encumbramiento de los mártires que ayudaron años y años después a generar la identidad colectiva necesaria para las luchas por la libertad, justicia, igualdad y pluralismo, que hoy son la base de nuestra Constitución.  Pero hoy este artículo es para ir un poquito más allá de Villalar, e invitar a otras reflexiones.

Cuando buscamos “comuneros” en Google, la primera acepción que encontramos nos refiere a aquellos que formaron parte del levantamiento de 1520, protagonistas de película de referencia. Podríamos pensar pues, que los comuneros ya no existen y son figuras lejanas, sólo existentes en la historia y el recuerdo. Pero no es verdad. Aún en la actualidad los comuneros son quienes forman parte de un sistema comunal de gestión del territorio. En nuestro Estado podemos encontrar muchísimos ejemplos: montes vecinales, montes en mano común, montes de socios, dehesas, bosques, cofradías de pesca y marisqueo, comunidades de regantes, campos de cultivo… Son muchos los comuneros que existen, resisten y generan redes de apoyo mutuo para su protección como Iniciativa Comunales.

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Ahora bien, si rizamos más el rizo: ¿qué pasa cuando nos preguntamos por las comuneras? En la película se rescata a María de Pacheco, que sostuvo la resistencia comunera en Toledo hasta diez meses después de la derrota de Villalar. Pese a su papel protagonista siempre ha sido conocida por “la esposa de”, de la que se sabe algo no por lo que contó, sino por lo que de ella decían. María, además de ser desterrada – el emperador Carlos I le negó la posibilidad de tener sepultura en Toledo tras su muerte- tuvo que soportar una fuerte crítica social durante su época. Que si “fue ella la que llevó a Padilla al pecado”, que si “traicionó a su clase social”, que si “se metió en fregaos que no correspondían a una mujer”… Señalamientos que, lamentablemente, a día de hoy siguen resonando. Es cierto que, a cuento de María, la cuestión de género asoma en la película para al menos destacar que las mujeres -comuneras y pro monárquicas- tuvieron un papel fundamental en la defensa del patrimonio familiar. Porque fueron muchas las comuneras que, aunque no se les permitiera en la época participar en Juntas ni espacios políticos de decisión, mantuvieron un liderazgo en los espacios públicos que ocupaban -fuentes, mercados, etc.- y ayudaron a conformar la dignidad de la causa y el aliento de la lucha. Como las mujeres de Medina del Campo quienes, mientras la ciudad ardía, alentaban a sus compañeros y, al finalizar la guerra, pelearon por la conservación de sus propiedades y el perdón de aquellos que habían sido derrotados. Si les pasa como a mí, y no se quedan conformes con esta breve pincelada, pueden indagar tanto en los resultados del IV Simposio Internacional de historia comunera de 2014, publicados en 2020 en el libro «Mujeres en armas. En recuerdo de María Pacheco y de las mujeres comuneras”, como en el podcast de de Carne Cruda, donde Herstóricas realizan una interesante repaso violeta al momento histórico.

Volviendo al presente y a los sistemas comunales aún existentes: ¿dónde están las comuneras también hoy? Salvo honrosas excepciones -como el marisqueo en Galicia donde son las protagonistas absolutas tanto en el usufructo como en los espacios de decisión- suele ser aún mínima su presencia en los espacios de gobernanza en la gestión de bienes comunales. ¿Por qué? ¿Qué podría cambiar/mejorar si ellas ocupasen esos espacios de decisión?  Estas preguntas nos llevaron a indagar y profundizar de la mano de muchas mujeres que en la actualidad son comuneras. Los resultados de esta primera aproximación pueden leerlos en “Género, gobernanza y comunales a través de la mirada de las mujeres”. Lo más interesante es que a raíz de estas primeras tomas de contacto arrancó un proceso de creación de una red de apoyo entre comuneras y mujeres interesadas en defenderlos, protegerlos y actualizarlos para garantizar su pervivencia y conservación: las Pachecas que vienen, oiga. Porque sin mujeres, no hay comunales, y sin comunales no hay futuro. Sigamos juntas defendiendo el bien común.

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