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Opinión · Otras miradas

Por un frente amplio en Madrid

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La portavoz de Unidas Podemos en la Asamblea de Madrid y candidata, Carol Alonso; el candidato de Podemos a la Alcaldía de Madrid, Roberto Sotomayor; y la secretaria general de Podemos y ministra Ione Belarra durante un acto de campaña. (Foto de archivo). -FERNANDO SÁNCHEZ / Europa Press

Una de las cosas que van a ser recordadas de las pasadas elecciones generales del 23J es la voluntad de trabajo en común que ha demostrado la militancia de las diferentes organizaciones políticas que, en coalición, bajo la marca Sumar, han conseguido frenar, por ahora, un gobierno del PP y Vox. La militancia madrileña y, en particular, la de Podemos ha dado una lección de buen hacer, y donde las diferencias políticas no han desviado la vista del objetivo común: no perder un país en manos de la derecha reaccionaria.

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Si hay algo que me ha enseñado la política en esta corta trayectoria que llevo, es que, si no escuchas de lo que se habla en las calles, estás fuera. Y nuestra militancia ha sabido escuchar el grito de unidad de una ciudadanía que veía cómo las fracturas podrían hacer que el país acabara en manos de quienes quieren revertir todos los avances sociales y en derechos que el gobierno de coalición ha conseguido. Avances logrados al impulso y, si me lo permiten, al motor Podemos.

En Madrid sabemos bien lo que ocurre cuando no llegamos a acuerdos: que le damos la mayoría absoluta a la derecha. Lo dijimos hace más de un año. Sólo un gran frente amplio de la izquierda en Madrid lograría frenar la ola reaccionaria y sacar del Gobierno a quienes dañan y destruyen lo público en la región. Tras 27 años de gobiernos sucesivos de la derecha, necesitaremos más de tres legislaturas para revertir todo el daño generado por las políticas ultra neoliberales. Madrid es la segunda capital europea en desigualdad social y la más segregada de todo el continente. Su tasa de pobreza supera ya el 20,6% y hay casi 490.000 personas en exclusión social severa. Los datos hablan por sí solos. No sé cómo lo verán ustedes, pero yo estoy harto de tanta oportunidad perdida.

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En 2015 Podemos demostró altura de miras y, junto a otras fuerzas políticas, conformamos un espacio amplio de mayorías sociales que lograron una breve interrupción en los sucesivos gobiernos de derecha. Fueron muchos los errores que se cometieron en aquel mandato, de los cuales debemos aprender para no repetirlos. Pero 2015 y los cuatro años de gobierno municipal progresista nos demostraron una cosa: juntos somos capaces de ganar Madrid.

No hace falta ser un experto en ciencias políticas para darse cuenta de que en regiones como en Madrid la unidad de la izquierda en un frente amplio es imprescindible, e irrenunciable.

Es más necesario que nunca construirlo si de verdad queremos ganar Madrid. Podemos nació para ganar. Y aún resuenan en mi cabeza las palabras de un joven Pablo Iglesias cuando decía aquello de “un revolucionario tiene el deber de ganar siempre”.

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Si realmente queremos maximizar las posibilidades de la gente, de mejorar sus condiciones de vida, de tener una vida digna y de ejercer el poder político que le corresponde. Si queremos acabar con la desigualdad social, terminar con la corrupción endémica, darle la palabra verdaderamente a la ciudadanía, acabar con los privilegios de unos pocos que mandan y deciden sobre el resto. Si en lo concreto queremos construir un Madrid que se defina por la libertad real de acudir a un centro de salud que siempre estará a nuestro alcance, donde puedas llevar a tu hijo a un pediatra sin miedo a no encontrar a uno en todo el distrito; que hace frente con determinación al gran desafío que tenemos por delante, la emergencia climática y la constante contaminación del aire, en la que los jóvenes tengan derecho a un proyecto de vida y no a 50 kilómetros. Si nuestros objetivos son esos y muchos más, debemos trabajar hacia un frente amplio en el que Podemos tiene que estar sí o sí, porque Podemos es imprescindible. Negar esto es pretender borrar de un plumazo 8 años de la historia de España. Y tiene que estar asumiendo un papel fundamental, ser el motor de los cambios radicales que Madrid necesita, un motor que se alimenta de un feminismo valiente y transformador.

Nunca se ha puesto sobre la mesa esta opción. Y así nos va. Es probable que haya discrepancias en el cómo, en el dónde. Pero no debe haberlas nunca en el cuándo. Porque hay cuatro años por delante para trabajar sobre lo que hoy se está hablando en la calle.

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En las elecciones autonómicas y municipales del pasado 28 de mayo hemos perdido. Unos más que otros, sí. Pero todos hemos perdido, porque perdimos Madrid. Habrá diferencias, tendremos disputas. Llegarán los desencuentros, pero todos debemos saber y tener claro que Madrid nos está esperando y que ya no podemos fallar más veces. Tenemos cuatro años para ganar Madrid.

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