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Opinión · Otras miradas

Aguas espesas en el Estrecho de Taiwán

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Aguas espesas en el Estrecho de Taiwán

El avance soberanista en Taiwán vive su cuarto tiempo. A diferencia de los anteriores (con Lee Teng-hui en la segunda mitad de los 90, y Chen Shui-bian o Tsai Ing-wen en este siglo), el que pilota Lai Ching-te, presidente desde el 20 de Mayo, incorpora importantes riesgos añadidos. Mientras más claridad retórica acompaña los discursos políticos en Taiwán, más se espesan las aguas del Estrecho. El criptoindepentismo se desprende cada vez más de su armario. En su posicionamiento soberanista, Lai está más cerca de Chen que de Tsai.

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Hay en Lai  algunos principios guía que si bien se incardinan en esa trayectoria histórica, ofrecen una mayor rotundidad. Así ha podido apreciarse en el discurso del Doble Diez, una conmemoración simbólica dotada de alta significación política en la coyuntura actual. El día del "Doble Diez" de Taiwán se originó el 10 de octubre de 1911, cuando se produjo un motín en Wuchang, China continental. Más tarde llamado el Levantamiento de Wuchang, fue el detonante de la Revolución Xinhai. Meses después, la República de China se estableció oficialmente el 1 de enero de 1912 y aquel 10 de Octubre fue designado como día nacional de la República de China.

Que el soberanismo celebre tal fecha es un imperativo constitucional que se complementa con un discurso que, en buena medida, contradice su sentido original. Las facciones independentistas locales de Taiwán a menudo expresan su descontento ya que abogan por el establecimiento de un Taiwán plenamente soberano y rechazan una "República de China" que consideran "extranjera". También le chirrían expresiones como las efectuadas por Lai a propósito de que dicha república "ha hechado raíces" en Taiwán.

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En los meses en el cargo, Lai ha promovido una "nueva teoría de dos Estados". Lo nuevo es que es más directa y profundiza posturas anteriores que se remontan a Lee Teng-hui. A los dos lados del Estrecho hay dos estados soberanos y nunca ninguno de ellos ha estado subordinado al otro, dice Lai. En los días previos al Doble Diez, señaló que la República Popular China nunca podría ser considerada la "madre patria" del pueblo de la República de China (Taiwán) apelando a la diferencia de fechas fundacionales (1912 y 1949). La China Popular nunca ha gobernado Taiwán, apostilla. Sin embargo, la oposición, mayoritaria en el Parlamento, le recuerda que la misma Constitución que fundamenta la legitimidad de su cargo estipula claramente que tanto China continental como Taiwán pertenecen a una misma China.

Desde la perspectiva de China continental, tras el establecimiento de la República Popular China (RPCh) liderada por el PCCh en 1949, la República de China dejó de existir. El 25 de Octubre de 1945, el gobierno chino declaró la "recuperación de la soberanía sobre Taiwán" después de la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial. El 1 de Octubre de 1949, al fundarse la RPCh tras la derrota del Kuomintang en el continente, se estableció como único representante legítimo de todo el país.

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Beijing también afirma que la Resolución 2758 aprobada por la Asamblea General de la ONU en 1971 "reconoce a la RPCh como el único gobierno legal que representa a toda China". Esta resolución se interpreta como una afirmación de la legitimidad legal del gobierno de la RPCh, lo que implica que Taiwán es parte de un territorio dividido y que China aún no ha logrado la unificación. Por el contrario, Lai ubica ahora en el año 1949 el punto divisorio entre Taiwán y China, apelando a  "pasar una nueva página de la historia", seccionando a partir de ahí los vínculos bilaterales.

En la isla, la oposición enmienda a Lai: pese al intento de fabricar una identidad propia diferenciada, no hay dos naciones a ambos lados del Estrecho de Taiwán, sino dos áreas que pueden y deben coexistir en paz. Lai alaba el consenso que en EEUU arbitra la política hacia Taiwán (que es pieza clave en la política de contención de China); sin embargo, en un asunto tan fundamental, se aleja de cualquier consenso posible con su propia oposición.

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La actual tensión geopolítica global es objetivamente favorable al soberanismo. Para China,  la diferencia de sistemas políticos a uno y otro lado del Estrecho no es obstáculo para la unificación pero el compromiso con  la democracia liberal en la isla parte aguas y le proporciona un soporte ideológico añadido a cualquier reivindicación de soberanía en Taiwán. Dicho argumento fundamentaría la solidaridad de esa comunidad occidental que, por otra parte, sin reconocer oficialmente a Taipéi, auspicia una paradiplomacia incremental con la isla que exaspera en Beijing. "Una ilusión", dice el PCCh, que se evidenciará cuando llegue la hora de la verdad.

El presidente estadounidense, Joe Biden, ha dicho en cinco ocasiones que Estados Unidos defendería a Taiwán en caso de un "ataque" por parte de tropas continentales. El Departamento de Estado estadounidense emitió declaraciones minimizando los comentarios de Biden casi todas las veces. Washington reitera que sigue defendiendo la idea de una China y que su posición no ha cambiado. Sin embargo, anuda cada vez más las relaciones económicas, de seguridad, políticas, estratégicas, con Taiwán, poniendo más obstáculos en el camino de una unificación que en absoluto es de su interés.

Al tiempo que acusa a Lai de ser "instigador de la guerra", las tropas del ejército chino, la armada, la fuerza aérea y la fuerza de cohetes vuelven a realizar otra vez ejercicios militares en el entorno de la isla, sumando a ellas la Guardia Costera. Tanto va el cántaro a la fuente.....

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