Opinión · Otras miradas
La importancia de la anemoia
Fundación porCausa
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Tendemos a aferrarnos a recuerdos del pasado. Es tranquilizador en un mundo donde parece que cada vez que lees las noticias hay un nuevo trágico acontecimiento. La nostalgia hace que nos centremos en los aspectos bonitos y agradables del pasado, restando importancia a los eventos que le pueden quitar brillo al recuerdo. Pero cuando hablamos de nostalgia es importante tener en cuenta el concepto de la anemoia, un término relativamente moderno que significa la nostalgia por un tiempo o lugar que uno nunca ha vivido ni conocerá.
Numerosos partidos y candidatos electorales populistas, en la última década han utilizado y siguen utilizando la nostalgia de recuerdos compartidos como herramienta en sus campañas para sumar votos. Partidos como Vox en España, la Agrupación Nacional en Francia o presidentes como Donald Trump en los EEUU y Viktor Orban en Hungría son claros ejemplos de esto. Los votos que consiguen estos partidos provienen muchas veces de personas que se sienten olvidadas y dejadas de lado por los partidos políticos tradicionales y buscan una vuelta a un pasado donde recuerdan estar más seguros y escuchados.
¿Pero, realmente existe este pasado tal como se recuerda? Me atrevo a decir que no. Un ejemplo claro de esto lo tenemos en España, con gente y partidos políticos anhelando la época franquista, olvidando que la dictadura nos convirtió en un país pobre tanto cultural y socialmente como también económicamente sin hablar de la cantidad de derechos humanos que se violaron durante ese periodo oscuro de nuestra Historia.
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Y es aquí donde nos encontramos con la anemoia, que crea un pasado cuya imagen es borrosa en sus mejores instantes y totalmente fabricada por las circunstancias del presente en sus peores momentos. La anemoia es un aspecto común de pasados colectivos, ya que la Historia siempre está y estará sujeta a diferentes narrativas dependiendo de quien la cuenta. En términos sencillos, la anemoia se da de manera natural después de años, décadas e incluso siglos del teléfono escacharrado entre miles de personas, lo cual ha servido para impulsar ciertos enfoques. La encontramos hasta en el refranero "cualquier tiempo pasado fue mejor".
Pero estas narrativas son peligrosas, porque nos gusta acordarnos de lo bueno y olvidarnos de lo malo y eso puede hacer que la gente se niegue a aceptar cambios en la sociedad aferrándose a ese pasado inexistente tan querido. Y es por eso que, cuando hablamos de la anemoia, siempre lo hacemos relacionándolo con un pasado recordado mucho mejor que el presente. Utilizando de ejemplo varias instantes de la historia humana desde las antiguas civilizaciones egipcias y griegas hasta las diferentes revoluciones industriales y tecnológicas, podemos presenciar como todos los "buenos" momentos en la Historia de nuestra especie transcurrieron mientras que las poblaciones sufrían grandes problemas sociales, sanitarios y climáticos.
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No nos hace falta ni ir tan lejos para comprobar que nos olvidamos con facilidad de lo malo. Ahora con las navidades a la vuelta de la esquina nos ilusionamos por volver a ver la familia, darnos un descanso y ganar unos cuantos kilos que después serán imposibles de quitar, olvidando el frío que ninguna chaqueta o anorak consigue frenar, el jaleo y descontrol de los aeropuertos y estaciones de bus y de tren o el buen boquete en la cartera que tendremos después de comprar regalos, turrones y vino suficiente para tumbar un toro. El pasado no está repleto solo de momentos dulces y agradables, eso sería imposible. Porque todo lo bueno es porque malo era antes y viceversa y si nos escondemos de esa realidad nunca nos podremos superar y evolucionar todos juntos.
Por eso no podemos atarnos a la seguridad que nos da el pasado que recordamos y tenemos que superar el miedo al cambio. Aferrarnos al pasado y no tirar para adelante y evolucionar como sociedad es un oxímoron. Toda gran civilización ha empezado con grandes cambios que seguro que inicialmente aterrorizaban a la gente. No afrontar el miedo que nos dan esos cambios sería un flaco favor a las épocas que la gente "recuerda" con tanto cariño.
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