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Opinión · Ahora que no nos oye nadie

Diario Rumbo a Gaza II - Manifestación de presión en Estambul

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21 de abril de 2024

Hoy la Flotilla de la Libertad debía haber zarpado hacia Gaza. Sin embargo, seguimos en tierra. Se lo comuniqué anoche a la redacción en Madrid y me dijeron que esperara unos días a ver qué rumbo tomaba la acción. A Estambul llegan ecos de que Israel y EEUU están intentando presionar a las autoridades turcas para impedir la salida del barco. Ya pasó en otras flotillas, nos cuentan.

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Como contrapeso, las organizaciones impulsoras de la expedición han convocado una manifestación. Cuando llego a la plaza, caras conocidas, otros periodistas, presentaciones. No nos engañaremos, la composición de la marcha no es muy heterogénea. En este país laico con un 95% de población musulmana –no todos practicantes— el apoyo al pueblo palestino es casi total. Sin embargo, la mayoría de las personas que acuden a la marcha son religiosas.

A excepción de la cabeza de la manifestación –integrada por representantes de las delegaciones internacionales de la Flotilla y políticos españoles–, la primera mitad de la marcha está compuesta por hombres. Las mujeres y los niños van al final. Se escucha “Alá es grande” y “Libertad para Palestina” a partes iguales. Aquí no hay nada de pancartas cutres hechas con cartones, sino láminas impresas a todo color con diferentes versiones diabólicas de Netanyahu, soldados israelíes como fantasmas apocalípticos e imágenes de bebés palestinos muertos. Esta guerra es su guerra. Y esta guerra es, también, religiosa.

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Por su parte, Tel Aviv ha empezado a desplegar su maquinaria propagandística. Medios israelíes y estadounidenses explican que la marina sionista se está preparando para asaltar la Flotilla de la Libertad en el caso de que se aproxime a su costa. Tenemos miedo porque todos aquí sabemos lo que significa esto: maltrato, detención y, al menos, tortura psicológica. También rezamos porque sea solo eso. Estas podrían ser algunas de las consecuencias de llevar ayuda humanitaria a Palestina y de cubrirlo como periodista. Por eso nadie se atreve a garantizar, por ahora, un seguro de viaje. El periódico está buscando desesperadamente alguna solución, les preocupa que suba a ese barco sin ningún tipo de cobertura.

Escribo todo esto sobre un Estado que en dos semanas acudirá a Eurovisión. El cinismo de Europa no conoce límites. Y es sobre esto, también, sobre lo que informamos. Los que comunicamos debemos tomar partido y decidir qué marcos narrativos compramos. Por eso, Público se niega a cubrir la cita musical. Si, como todos aquí afirman, la lucha por el pueblo palestino es la lucha por la humanidad, nosotros debemos, irremediablemente, informar con humanidad.

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