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Opinión · Punto y seguido

Pezeshkian: criatura nacida del pulso entre los 'proamericanos' y 'prorrusos' en Irán 

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Masoud Pezeshkian. Fouladi/ZUMA Press Wire/ DPA

Pongamos los últimos hechos en contexto: 

  1. Veinte días después de la repentina muerte del presidente de la Teocracia Chiíta (TCHI) Ebrahim Raisí el 19 de mayo, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia anunció la “suspensión temporal” del pacto de cooperación con Teherán debido a los “problemas con los socios iraníes”, sin ningún detalle. Raisí fue muy aficionado a hacerse fotos con el presidente Vladimir Putin. La última vez hasta se autoinvitó al Kremlin, desmontando la apretada agenda del mandatario ruso, quien hasta se burló del apodado El Carnicero de Teherán: "Cuando sobrevolaba el espacio aéreo de Irán, tuve muchas ganas de aterrizar allí, pero me dijeron que usted desea viajar a Rusia", le dijo al recibirle, desmontando la propaganda difundida por el régimen de que él había sido invitado por Putin. De paso, revelaba que en el camino de realizar una visita a los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Arabia Saudita, el señor Putin ni siquiera hizo una parada en Irán para verse con el Caudillo Ali Jamenei, como manda el protocolo. La desaparición de Raisí ha descolocado a Moscú: ¿accidente de helicóptero o un atentado para cambiar el rumbo de la teocracia? ¿por qué Putin no asistió al funeral de Raisí?
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  1. A principios de junio, la TCHI congeló las negociaciones con Rusia, en protesta por la solidaridad de Moscú con EAU en torno a tres islas disputadas con Irán en el Golfo Pérsico. El Kremlin se ha negado a corregir esta postura, exigida por Irán al convocar a su embajador en Teherán. ¡Y eso a pesar de que Abu Dabi no ha puesto en peligro a su pueblo y la integridad de su país suministrando armas a Rusia como los ayatolás!

  1. Tras la inclusión de Masoud Pezeshkian, un fundamentalista aperturista  (al Occidente), como se autodefine, en el proceso de las elecciones presidenciales por Jamenei, y su “victoria” en la primera ronda, el presidente interino de la TCHI, Mohammad Mokhber, que asistía a la reunión de los países miembros de la Organización de Cooperación de Shanghai (la OCS) en Kazakhstan, le dio un mensaje tranquilizador de Jamenei a Putin: “Las relaciones entre nosotros y Rusia son profundas e inmutables, y no cambiarán con el cambio los gobiernos". Pezeshkian es una fusión entre los mal etiquetados como “proamericanos” -los que intentan normalizar las relaciones con Occidente-, y los aislacionistas, llamados “prorrusos” en la política exterior de la TCHI.
  2. El anuncio de Rusia de la inminente ratificación de un "gran tratado" con Irán estaba dirigido a poner nervioso (aun más) a EEUU, preocupado por las supuestas amplias relaciones entre Irán y Rusia, mientras continúa con sus negociaciones secretas con la TCHI en Omán sobre el “Mini acuerdo nuclear”, la cooperación militar de Teherán con Rusia, y la posible guerra de Israel contra Hezbolá, facción libanesa de los Guardianes de la Revolución Islámica (GRI).

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 Dos diplomacias fracasadas 

 a)  La primera, “Ni Oriente, ni Occidente”, perseguida entre 1978 hasta el fin de la Unión Soviética en 1991, invocaba una política antisocialista por un lado, pero no anticapitalista por otro (siendo el Islam una religión basada en el economía del mercado), sino rechazar “el modo de vida occidental”en cuanto a los derechos personales, sexuales, políticos y religiosas conquistados por los ciudadanos de este espacio geográfico. Así, la TCHI diseñó un aislacionismo de corte feudal - de cuando no existían los organismos internacionales, ni la “opinión publica mundial”, ni otros Estados podían pedir cuentas a otros por sus políticas domésticas-, y lo presentó como “independencia” de las potencias usurpadoras. Los GRI, hijos de la burguesía comercial de Bazar (término persa que significa “el lugar de compraventa”), fueron los únicos beneficiarios del aislacionismo islámico, que se enriquecían con las sanciones impuestas por la ONU, por el programa nuclear de estos mismo militares: dominarán la economía y el comercio opaco dentro y fuera del país, para después hacerse con el control de la totalidad del poder. El resultado del capitalismo primitivo, la corrupción y las sanciones: el 85% de los iraníes, propietarios de incalculables recursos naturales, viven bajo el umbral de la pobreza.

b) La de “Mirada hacia Oriente”, se diseña a partir del mandato de Donald Trump en 2018, debido a la salida de EEUU del acuerdo nuclear firmado entre Jamenei y Barak Obama en 2015. La TCHI, sin dejar sus relaciones con Europa, incluso con los miembros de la OTAN (Alemania, Reino Unido, Francia, España, etc.), mientras endurece sus políticas a nivel interno y desarrolla su programa nuclear, decide acercarse a China y Rusia, India, Malasia, y algunos países africanos, con el fin de paliar los graves problemas económicos que provocan grandes protestas sociales.

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En 2021, Irán y China firman un misterioso “acuerdo estratégica para 25 años”, que se ha quedado en nada. La compañía petrolífera china Sinopec, por ejemplo, comenzó a trabajar en 2008 en la primera fase del plan de desarrollo del campo Yadavaran, en el Golfo Pérsico, que con unos 3.100 millones de barriles de reservas de petróleo, es uno de los campos no explotados más grandes del mundo. Sin cumplir con el plan, seis años después abandonó el proyecto debido a sanciones y el desorden en las políticas de la TCHI. Hace cinco años, esta misma potencia invirtió unos 64.000 millones de dólares en el sector petrolero de los países árabes de la zona, principalmente en Irak y Arabia Saudí. Rusia tampoco ha invertido los 10.000 millones de dólares en la industria petrolera iraní que en 2019 prometió el ministro de energía de Irán, Reza Ardakanian. 

 A pesar del nulo conocimiento de los dirigentes de la TCHI del verdadero orden mundial, y de caer en su propia propaganda de que EEUU es un «tigre de Papel», los ayatolás se darán cuenta de que ningún país del mundo, ni China y Rusia, quiere o puede invertir en Irán, por a) las cuantiosas multas que EEUU impone a las empresas por violar la Ley de poderes y el Reglamento sobre transacciones y sanciones de Irán, como fue el caso de Taiwán DES International Co. y Brunei Soltech Industry;  b) la negativa de Irán a firmar el acuerdo de FATF (Grupo de Acción Financiera Internacional, por sus siglas en inglés) sobre el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo, y c) la inestabilidad política del país, además de la existencia de múltiples centros del poder, controlados por los GRI, y no así por los gobiernos oficiales del país. 

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Los riesgos comerciales y bancarios de Irán son mayores que los beneficios de trabajar con este país. El jueves pasado, trece provincias de Irán fueron “cerradas” literalmente por el gobierno, por falta de electricidad, con un calor que alcanzaba los 53 grados. 

 Las quejas de la TCHI hacia Rusia 

 Una relación es estratégica cuando haya una cooperación, una asociación y una alianza estratégicas. Y entre dichos países no existe ninguno de esos componentes, a pesar de la propaganda de la TCHI y del Occidente.   

Dijo el exministro de exteriores islámico Javad Zarif en 2021 que Rusia entorpecía la firma del acuerdo nuclear entre Irán y EEUU, y relacionó el asalto a la embajada saudita en Teherán en 2016 y la captura de dos barcos estadounidenses en el Golfo Pérsico por los GRI, con el intento conjunto de Rusia y los aislacionistas de la TCHI, encabezados por Qasem Soleimani, al que presenta como ejecutor de los proyectos de Moscú en la zona, quién también coordinaba las acciones anti-DAESH de Irán en Irak con el Pentágono: la contradicción está en la situación objetiva, que vuelve a certificar la ausencia de “bloques”. 

Que el jefe de la diplomacia rusa Sergei Lavrov exigiera a EEUU respetar “los intereses de Rusia” en la cuestión nuclear de Irán, refleja el dicho de que “Los Estados (capitalistas) tienen intereses, que no amigos”. 

 El mismo cambio en el perfil del presidente de la teocracia por Jamenei refleja la decepción acumulada del régimen respecto a lo que esperaban de Rusia (y de China). 

A partir del 2023, y con la guerra de Ucrania  y el genocidio palestino por EEUU-Israel en el medio, los islamistas observarán que:   

 - Rusia considera a Irán una potencia rival en el mercado euroasiático de gas, por lo que le interesa que se mantengan las sanciones de EEUU sobre la industria iraní de hidrocarburos. Además, al ser su petróleo y gas sancionados por EEUU y Europa, Rusia ha ocupado parte del mercado del petroleo iraní destinado a China, forzándole a establecer grandes descuentos: hasta un 30% por debajo del precio de mercado. Con un Irán fuera del mercado libre, y teniendo la sartén por el mango en esta relación, Moscú acaba de firmar un acuerdo con Teherán que le otorga el derecho de extracción de hidrocarburos en la sección iraní del Mar Caspio, con unos 48.000 millones de barriles de petróleo y 292 billones de pies cúbicos de gas natural en reservas probadas y probables.  

El estatus jurídico del Mar Caspio, diseñado por Moscú ha ninguneado los derechos de Irán que antes del 1991 controlaba la mitad del lago más grande del mundo y sus recursos. 

- Con buenas relaciones con los ayatolás, Moscú los ha mantenido alejados de las repúblicas de Chechenia, Daguestán, Tartaristán y Osetia (parte de Irán hasta el s. XIX, y su zona de influencia). 

- Rusia coincide con EEUU en frenar la capacidad de la TCHI para fabricar la bomba nuclear, protegiendo su entorno, y también la seguridad de Israel, país con el que tiene las mejores relaciones en la zona, donde habitan un millón de rusos (en Irán, medio centenar, que trabajan en la central nuclear de Bushehr). Tanto Rusia como China apoyan la normalizan de las relaciones entre los países árabes e Israel, oponiéndose a la política de Teherán, que cultiva una enemistad por motivos religiosos, hacia el país judío. 

 Sí, hay muchas declaraciones, y poca cooperación. 

 Un aperturismo imposible y un aislacionismo suicida 

 Para el “salafismo” el tiempo no existe: cree firmemente en el regreso al pasado, y en este caso al 2015, de cuando la TCHI firmó el acuerdo nuclear con Washington y las sanciones se levantaron. No se pregunta sobre las razones de aquel fracaso: la firme voluntad y las acciones de los halcones de EEUU, Israel y la propia TCHI, que se benefician de la tensión y de la guerra.  Además, la creencia de Jamenei, de que el fin de las sanciones sería el inicio de la prosperidad y estabilidad en Irán, la desmonta el crecimiento del 3,2% de la sancionada economía rusa, el año pasado. El problema está en el propio Irán y su régimen anti-patriótico panchiíta, capaz de sacrificar los intereses nacionales de Irán para mantenerse en el poder y el proselitismo religioso (su “eje de resistencia islámica” no fue capaz de proteger a Gaza, ni a Siria, ni a Irak, ni impedir el ataque -comedido- de Israel contra el propio Irán, en el abril pasado.) 

 Teherán, cuyo amor hacia Moscú ha sido unilateral, ha confundido la OCS con el Pacto de Varsovia: ¿Por qué una Rusia eslava cristiano-ortodoxa debe enfrentarse a Israel y a toda la OTAN para proteger a un Irán dirigido por la facción minoritaria del islam, que tampoco se lleva bien con los árabes y ni en su propio suelo es aprecicada? 

 Irán necesita una política exterior No Alineada, y unas relaciones diplomática con todos los países del mundo, y ser respetuosa con la legalidad internacional, y proteger los intereses del pueblo iraní (imposible, sin una democracia), en vez de crear milicias-mercenarios de extremaderecha de parados y lumpen para que vigilen los enormes negocios de los GRI convertidos en un gigantesco cartel en al región devastada. Los “aperturistas” han revelado la importación de 2 millones de toneladas de arroz al país cuando sólo necesitaba 800 mil, con la implicación del Banco Central de Irán, o la malversan de 3.700 millones de dólares destinados, no a crear puestos de trabajo o a construir viviendas, sino a la importación de té. 

En estos momentos, en Irán convergen los intereses de China, Rusia y EEUU: a ninguno le interesa la caída del la TCHI (por falta de alternativas), ni un ataque de Israel a un enorme país como Irán. Otra cosa bien distinta es que Moscú y Bejín celebren el regreso de EEUU a los conflictos de Oriente Próximo, desviando la atención y los recursos de Ucrania y de Taiwán. 

 Tanto Rusia como EEUU intentarán impedir que Teherán entre en el esfera de influencia del otro, y lo más probable es que Irán y Ucrania estén siendo objeto de "intercambio" entre las dos superpotencias. 

 

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