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Opinión · Punto y seguido

Nueva estrategia de EEUU en Afganistán: "Modelo Sirio + Yihadismo"

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¿Realmente EEUU se retira de Afganistán?

Para empezar:

1. Recuerden que "la verdad es la primera víctima de las guerras" y, obviamente, bajo el mando de la OTAN unos 45 países del mundo no ocuparon Afganistán con 300.000 soldados para atrapar a un terrorista ni para desmantelar “el terrorismo islámico.  El objetivo, más bien, fue deshacer la alianza entre China y Rusia sellada en julio del 2001 en la Organización de Cooperación de Shanghái (la OCS). La actual guerra de EEUU contra China también está empapada de artimañas.

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2. Que el Pentágono puede mentir, no solo al mundo, sino a su propio comandante. Así lo confesó James Jeffrey, enviado especial de EEUU para Siria, que ocultó al presidente Trump el verdadero número de soldados estadounidenses ‎en Siria para que dejase de insistir en la retirada de las tropas. Trump, que es el segundo presidente de EEUU en denunciar la presión del Complejo Industrial-Militar para militarizar la política exterior de EEUU después de Eisenhower, tuvo que despedir a su secretario de Defensa Mark Esper por incumplir sus órdenes al respecto y acabó ser odiado por los generales de la OTAN.

3. EEUU nunca ha ocupado un espacio estratégico para luego abandonarlo. Han pasado ya 76 años del fin de la Segunda Guerra Mundial y aún mantiene tropas y bases en los países derrotados.

4. La condición anunciada de Joe Biden para dejar aquel país era que los talibán cortasen su relación con Al Qaeda; pues, el Departamento del Tesoro de EEUU dice que "Al-Qaeda está ganando fuerza en Afganistán bajo la protección de los talibanes", sin influir en la decisión del presidente.

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5. El argumento de Biden para sacar las tropas de Afganistán es que China se ha convertido en la prioridad número 1 de su política exterior (en eso consistía la “Doctrina de Obama”), pero:

6. ¡Afganistán comparte frontera con China  y lo más “tentador” es que lo hace con la provincia Sinkiang donde viven los “musulmanes uigures”, a los que EEUU pretende “liberar”.

7. Las tropas, en vez de irse a “casa”, serán reubicadas en los países vecinos para seguir “luchando contra el terrorismo”, afirma. ¿Qué sentido tiene dejar once bases militares en el propio Afganistán para ponerse a rogar a los países vecinos para que le alquilen una, o lanzar misiles desde las bases en el Golfo Pérsico?

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8. ¿O es que están huyendo del país como bomberos pirómanos?

Biden lanza la nueva guerra bélica en Afganistán con el fin de ganar en la guerra comercial y económica con China. Todos los países de Asia Central están integrados en la Iniciativa de la Franja y la Ruta china que une Asia con Europa a través del Cáucaso. EEUU no iba a permitir que Kabul firmase con Beijín una extensión del Corredor Económico China-Pakistán (CPEC) cruzando Afganistán. Pues, mientras EEUU se hundía en las guerras que ha fabricado, Rusia y China han modernizado sus economías, consolidando su posición en el escenario mundial.

Modelo sirio para cambiar Eurasia

Una vez conseguido los principales objetivos en Siria, la Administración Obama-Biden, al no encontrar una alternativa viable a Bashar al Assad (al que tampoco pretendían eliminar  para salvar el acuerdo nuclear con Irán), puso en marcha en 2014 el Plan B: convertir Siria en un gran pantano para hundir y desgastar a Rusia, Irán, Hezbulá, Hamas, Turquía, Emiratos Árabes, y Arabia Saudí enfrentándoles en favor o en contra de Assad; como guinda, soltó a los yihadistas para destruir las infraestructuras y la sociedad sirias, el último enemigo árabe de Israel (tras eliminar a Iraq y Libia). Misión cumplida, el Pentágono trasladó en 2015 al Estado Islámico a Asia central justo para convertir al estratégico Afganistán y la zona de influencia china, rusa, iraní e india, en otro nudo de tensión permanente y arrastrar a dichos estados a una guerra de desgaste.

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La nueva fase del intento de EEUU de mantener su hegemonía planetaria representa los dos siguientes rasgos:

- En nombre del multilateralismo, serán los aliados –en este caso de bajo perfil como Pakistán, Turquía, o Bulgaria-, quienes protejan tanto el capitalismo como los intereses de Washington en esta región (que incluye salvar la producción de opio que es de unas seis mil toneladas por año). Para ello, Biden ha exigido para 2022 un presupuesto de 3.3 mil millones de dólares en ayuda militar para sus hombres en Kabul, que seguramente serán islamistas, este increíble invento del Pentágono.

- Recuperar a Pakistán, que dirige y organiza a los talibanes, y que había sido lanzado a los brazos del país de Mao Zedong por Obama cuando éste quiso atraer a la India hacia su política anti-china. El regreso de Islamabad a la órbita de la OTAN, a cambio de gobernar Afganistán, cambiará radicalmente el balance de fuerzas en Asia, en perjuicio tanto a Nueva Delhi como de Beijín. De hecho, el papel de Islamabad es impedir la formación de “Chindia”, una alianza entre los dos estados más poblados del planeta.

- La externalización de la guerra, y el uso casi exclusivo de mercenarios, por ser más baratos, sus acciones no comprometen a los “defensores de los derechos humanos”  y de su muerte nadie se entera. El Pentágono reconocía en enero pasado que contaba con 18.000 contratistas (que a su vez subcontratan a otros miles), disfrazados de los lugareños en Afganistán, frente a 2.500 soldados oficiales. La compañía DynCorp International, por ejemplo, recibió en 2019 unos 7.000 millones de dólares en contratos gubernamentales para entrenar al ejército afgano (cuyos miles de soldados han huido o se han unido a los Talibán), administrar bases militares en Afganistán, y hasta proporcionar traductores. Cuantas más guerras y más largas, más ganancias para estas empresas de crimen organizado, a menudo dirigidas por exmilitares. En Iraq, los propios “diplomáticos” estadounidenses, John Negroponte y Robert Ford, crearon en 2003 los Escuadrones de Muerte sunnitas y chiitas con el fin de provocar una larga guerra civil. La DynCorp, una de cerca de 150 Compañías Militares Privadas (PMC), ha aumentado su cotización en la bolsa por valor de 915 millones de dólares.

La región organiza su defensa

Los países vecinos ven la retirada de los soldados oficiales de EEUU como una amenaza que no una oportunidad para aumentar su influencia. Han intentado comprar la fidelidad de algunos de los señores de la guerra afganos para proteger sus intereses. Rusia y China, además, están utilizando su poder en los organismos centroasiáticos como La Organización del Tratado de Seguridad Colectiva y la OCS, para impedir que EEUU consiga bases militares en la zona. El país que más les preocupa es Uzbekistán. Su presidente Shavkat Mirziyoyev visitó Washington 2018, para firmar un acuerdo de cooperación militar. Zalmai Khalilzad, el enviado especial de EEUU para Afganistán ha estado de visita en esta región, tanteando. En mayo pasado, el único invitado extranjero al Desfile de la Victoria en la Segunda Guerra Mundial en la Plaza Roja de Moscú fue el presidente de Tayikistán, Emomali Rahmón. Su país recibirá sistemas de misiles antiaéreos portátiles Verba, y las instalaciones militares rusas en Kirguistán y Kazajstán estarán más vigilantes. China ya cuenta con una estrategia de lucha contra el llamado "Tres males”: terrorismo, separatismo y extremismo religioso.

Irán cuenta con el ejército Fatemiyun, compuesto por los emigrantes afganos y entrenado en la guerra siria, y acaba de recibir a una delegación de Talibán en Teherán. En 2016, un dron estadounidense asesinó a un jefe del grupo Mullah Akhtar Mansour, nada más regresar de la capital de Irán a Afganistán.

Turquía, sin ser vecino, mantiene lazos con el general uzbeco Rashid Dostum. Biden el ah asignado la custodia del aeropuerto de Bagram, aunque ya ha recibido la advertencia de los Talibán: ¡ni se le ocurra hacerlo! Sería tratada como “agresora”.

La extremaderecha islamista talibán, bajo el liderazgo de los "jeques" (apodo dado a los generales de la inteligencia pakistaní), al conquistar una ciudad desata el terror: latigazos a las mujeres por llevar tacones o pañuelos en vez de burka es sólo una tarjeta de visita. Están colocando minas en las aldeas para que miles de desplazados no regresen a sus hogares, lo cual demuestra que su objetivo no es gobernar el país sino convertirlo en un Estado Fallido y desgarrado, desde donde poder chantajear a los países vecinos.

Fracasa el objetivo de la OTAN en convertir este país en un espacio para el uso militar en Asia Central. Ahora sólo pretende atrapar a los países rivales de la zona en este atolladero: si Afganistán no es para mí no será para nadie. No se descarta una partición del país en líneas étnica y religiosa (que implica “la limpieza” de cientos de miles de personas) para poder controlarlo.

Habrá resistencia armada, aunque no bajo el liderazgo de las fuerzas progresistas, duramente perseguidas. Pero, las mujeres y los hombres afganos, respaldados por los burócratas traicionados de Kabul –llamados “republicanos” frente a los “islamistas”-, incluido el presidente Ashraf Ghani, que en vano viajó a Washington para hacer cambiar la decisión de Biden.

Se gesta una nueva Eurasia, con nuevas fronteras, realineaciones y otro rostro, marcada por la decadencia de un imperio que se niega asimilar su descomposición.

Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes:  y la locura de EEUU en Afganistán es repetir el mismo escenario del 1996, cuando instalaron a los Talibán en el poder: El yihadismo global sigue sirviendo a los mismos objetivos desde finales de los setenta.

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