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Opinión · Punto y seguido

Irán y dos "choques de civilización" con el califato de los ayatolás

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La policía moral toma nota del nombre de una mujer detenida durante una ofensiva contra la "corrupción social" en el norte de Teherán el 18 de junio de 2008. -REUTERS

Cuenta una leyenda persa que,“poco después de que un parricida llamado Zahak, jefe de unos bandidos llegadas del otro lado del Golfo Pérsico, asaltara el trono de Irán «Tierra Aria», le salieron en cada hombro una serpiente venenosa, lugar de los besos de Ahriman, el Demonio, disfrazado de un fiel cortesano. Aterrorizado, el califa recurrió a los médicos, y El Ahriman volvió a presentarse con la bata blanca y una macabra receta: “¡Señor!” -dijo El Mal-, “Estas serpientes solo se alimentan del cerebro humano, y para que no coman el suyo, debe darles cada día el de un joven a cada una”. Y así, durante meses, cientos de jóvenes iraníes fueron sacrificados por los agentes del invasor. Hasta que un día, un iraní infiltrado ocupó el puesto de chef en la cocina real y empezó a liberar a los jóvenes, dándoles a las culebras cerebro de oveja. Los chavales liberados se ocultaron en el seno de las montañas de Zagros, formando una milicia llamada Gord o Kord (los Corpulentos, o sea, los kurdos), y atacaron el palacio: apresaron al malvado califa, liberando al pueblo”. Así se narraba, bajo una férrea censura, la invasión de los bárbaros árabes (antepasados de Mohammad Ben Salman El Destripador Saudí) a Irán en el siglo VII: las serpientes eran las colas del turbante de Zahak, máximo representante de la crueldad en la cultura persa, entre otros criminales como Alejandro Magno o el mogol Gengis Kan, hoy reencarnados en el Jomeinismo, Talibán, Estado Islámico, la CIA, el Blackwater, y otras organizaciones criminales.

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La consigna “Irán ro pasmiguirim” «Recuperaremos Irán», una de las más coreadas de la revolución iraní en marcha, hace referencia, justamente, a esta leyenda: la ocupación de Irán por un grupo salvaje y extraño que para mantenerse en el poder ha estado sacrificando a decenas de miles de iraníes (con la guerra absurda con Irak, estas vidas humanas perdidas se multiplican), además del intento de destruir y borrar, sin éxito, la memoria y la historia de toda una milenaria nación.

Un sistemático iranicidio

El jomeinismo consiste en el proyecto de implantar la vida de los beduinos de la península arábiga del siglo VII (casi intacta hoy en Arabia Saudí) de la era de Mahoma en el Irán del siglo XX. Uno de los rasgos de la visión tribal del mundo es sus limitaciones geográficas y temporales y por ende su conocimiento respecto a la existencia de otros grupos humanos y sus modos de vida: un diluvio en Éufrates, por ejemplo, será considerado como “universal”. Para los ayatolás, todo el período preislámico de la humanidad pertenece a la llamada “era de ignorancia” (Corán, 3: 154), y todos aquellos que no comulguen con el totalitarismo religioso serán “enemigos”, merecedores del fuego del infierno (incluidos los católicos, por la Trilogía, y los judíos por dar la espalda a Moisés). Para Irán, una de las principales cunas de la civilización humana, de cuyos 7500 años de existencia, sólo una quinta parte es posislámica, las medidas jomeinistas, han significado un verdadero genocidio cultural.

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Pues, prohibió:

- La vestimenta persa, kurda, azerí, baluch, guilaní, turcomana, etc. imponiendo el velo a las mujeres, la barba a los hombres, entre otros cambios en la apariencia simbológica de los ciudadanos, convertidos con el totalitarismo islámico, en rebaño.

- Las fiestas milenarias como el Nouruz, el equinoccio de primavera, siendo el inicio del año nuevo del país desde hace 5000 años, o la del fuego, como herencia del mitraísmo, al igual que Yalda (Natividad de la Diosa Solar, el 21 de diciembre, que ha marcado el cristianismo, etc.), sustituyéndolas por ceremonias de sangre y llanto de Ashura (en la que los hombres hacen cortes en su cabeza hasta sangrar), y el nacimiento y la muerte de los santos árabes del islam. Solo la resistencia de los iraníes y la celebración clandestina de dichas fechas consiguieron hacer retroceder al jomeinismo. Sus hermanos talibanes afganos han vuelto a declarar fuera de la ley estos festejos de la antigua Persia, por “paganos”.

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- Intento de cambiar el calendario solar persa, y el nombre de sus meses (que son ángeles masculinos y femeninos de la religión zoroástrica), por el calendario lunar árabe, sin éxito: al final, ponen ambas fechas en sus cartas oficiales.

- Castigar con 100 latigazos la ingesta de vino, un ingrediente de la dieta iraní, fabricado en esta tierra desde hace 7000 años.

- Destrozar la lengua persa, de origen indoeuropeo, llenándola de un arabismo primitivo, como la “lengua sagrada”. ¿Se imaginan que unos curas asaltasen el poder en España y utilizasen términos del arameo en las administraciones públicas? Los discursos televisivos de Jomeini (que estuvo 15 años en Irak, antes de que EEUU le llevara a Paris para, después de hacer un pacto anticomunista-antisoviética, colocarle en Teherán), en los primeros meses de su mandato, provocaron tantos chistes, por incomprensibles, que dejaron de ser emitidos en directo.

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- Los anticonceptivos, que eran repartidos gratis durante el mandato del Sha: así la población de 32 millones del año 1978, ha llegado a ser 83 millones sin que hubiese crecido al mismo ritmo los puestos de trabajo, vivienda, escuelas, hospitales, para los nacidos. La frustración y la ira de una juventud, que es la mayoría de la población, son dos de los componentes de la actual revolución.

- Castigar con latigazos y lapidación el amar, las relaciones afectivas entre las personas, bailar, el cántico y el baile de las niñas y las mujeres (y a los hombres, canciones alegres o de protesta); saltar de alegría, dar un beso a quien quieras, celebrar bodas, cumpleaños, sin permiso previo a la policía del “moral”.

- Intento de acabar con nombres iraníes (en favor del “santoral árabe-chiita), destruir los lugares arqueológicos del viejo imperio (a martillazo el rostro de un grupo de mujeres músicas de un bajorrelieve del siglo VI), al igual de lo que han hecho sus colegas Talibán con el Buda o Estado islámico con la herencia cultural siria; impedir la asistencia de los iraníes a la tumba del Ciro El Grande, cantar el himno de alabanza de Irán, sustituyéndole con canciones religiosas, etc.

- Impedir el acceso a las mujeres, con el estatus legal de “infrahumanas”, a los parques, hoteles, hospitales, etc. sin un pariente varón.

- Hacer deporte durante varios años a todos los ciudadanos, y luego solo permitírselo a los hombres. Las mujeres aún no tienen acceso libre a los estadios, y en sus ejercicios los hombres no pueden acceder.

Ofendieron la dignidad de los iraníes, separando físicamente las mujeres de los hombres en los lugares del trabajo, los comedores de las universidades, cines, hasta los parques y playas, como resultado de la mentalidad sexual pervertida de sus promotores: un tal Ahmadineyad, el más ridículo mandatario de la historia contemporánea de Irán propuso separar hasta las aceras y las calles por sexo.

Confiscaron a los perros y permitieron matarlos brutalmente, animales “impuros” para ellos y tan sagrados para la cultura compasiva y animalista iraní que entran en el Cielo incluso antes de las buenas personas.

Aplicaron formas de castigos semíticos como la Ley de Talión (para cuyo término ni tenemos una equivalente en persa), lapidación (hasta han determinado el tamaño de la piedra para alargar el sufrimiento de las personas condenadas, sobre todo a las mujeres), e incluso la crucifixión; cientos de latigazos para beber, mentir, ser ateo, o lanzar desde un edificio a los homosexuales, cuando en el siglo XX iraní estas relaciones ya habían sido despenalizadas; ejecutar a decenas de menores, puesto que para el islam la edad adulta para niñas son los 9 años y para chicos 15, cuando conseguimos en los años cincuenta elevar estas edades a los 16 y los 18 años, respectivamente.

Aunque es positivo adoptar las conquistas de todos los pueblos del mundo, Irán para su progreso no ha necesitado "occidentalizarse": los valores universales humanos son presentes en esta cultura desde los tres mandamientos de Zaratustra "Buen pensamiento, Buenas palabras y buenos hechos", pasando por el Cilindro de Ciro, de hace 2500 años y conocido, por algunos historiadores, como la "Primera Declaración de los Derechos Humanos", llegando al poeta Saadi (s.XIII), cuyo verso "todos los seres humanos somos parte de un mismo cuerpo. Cuando la vida afecta a un miembro, el resto del cuerpo sufre por igual. Si no te afecta el dolor de los demás, es que no mereces llamarte humano", adorna el Hall de las Naciones, en la sede de la ONU, en Nueva York.

Oh, Ahura Mazda!, protege Irán del demonio de la Sequía y de la Mentira", es la oración más repetida durante milenios en Irán. Dos de los males que han destrozado el país a manos de los ayatolás: El saqueo de las aguas subterráneas (los Qanat, palabra de la que procede “canal”) para sus grandes granjas, y el uso descarado de “Taguiyeh” «Disimulo», concepto chiita que autoriza a los ayatolás mentir para beneficiarse de una ventaja, al puro estilo de Maquiavelo: el mismo Ahmadineyad, cuando perdió el apoyo del Caudillo Jamenei, tiró de la mata: 150 mil millones de dólares del dinero de la venta del petróleo habían sido ingresados en las cuentas del jefe de la teocracia y su familia en extranjero, dijo.

Carecen de un mínimo criterio ético o moral, como todo lumpen: entre los más horrendos de sus crímenes está la violación de las presas políticas vírgenes antes de ejecutarlas: para que no fueran al cielo. Para no “pecar” las convertían en sus “esposas temporales” como les permite la fórmula Sigué de prostituir a las mujeres: Los inquisidores cristianos violaban a las “brujas” para purificarles por dentro.  Los ayatolás proxenetas, mientras prostituyen a las mujeres más pobres, lapidan a aquellas que se quedan fuera de su control.

Segundo choque: Modernidad contra el medievalismo

Hay decenas de miles de Galileos iraníes: quienes han tenido que negar la realidad y la verdad ante unos individuos medievales-irracionales para no ser torturados y ahorcados, a pesar de que el régimen ha aparcado las carreras de humanidades (filosofía, políticas, derecho, sociología) dando más espacio a las ingenierías.

La revolución digital y un mundo sin fronteras ha convertido a la juventud en el motor de cambios sociales. De los 17 millones de jóvenes iraníes, 14 millones estudian la enseñanza secundaria, y 3 en universidades, a pesar de que la educación, que era gratuita durante la dictadura del Sha, con los islamistas, -que no desperdician ninguna oportunidad para ganar dinero-, ha dejado de serlo. Es muy frustrante que, los fieles del Caudillo entren en la universidad sin pasar por la selectividad (una de las más difíciles del mundo, debido a la escasez de estos centros superiores), a pesar de no tener ni el COU, para luego recibir de regalo “doctorados”, ocupar altos cargos, y recibir suelazos. Irán es uno de los principales países del mundo en la “fuga de cerebros”.

Los ideales antimilitaristas y pacifistas de la actual juventud chocan con una casta clerical-militar que vive hazañas bélicas de la Edad Media: el clero sustituyó el símbolo de "león y sol" de la bandera tricolor iraní por el "Alá y espada", declarando ilegal hablar de la paz, mientras se beneficia económicamente de las guerras abiertas en Irak, Siria, Afganistán, Yemen, etc. Lo mismo pasa con la inquietud por el medio ambiente. Ha destruido buena parte de los pocos bosques que tenía Irán para edificar y especular con las torres y palacetes, mientras Teherán es una de las ciudades más contaminadas del planeta. Hay decenas de ecologistas encarcelados. Uno de ellos, el profesor Kavus Seyed Emami (63 años) fue asesinado bajo la tortura un mes después de ser arrestado en febrero de 2018. El gran “mérito” de esta banda criminal ha sido convertir Irán, y desde 1978, en el primer país del mundo en número de ejecuciones (incluidos menores) y el que más ejecuta a las mujeres, bajo acusaciones como “Moharab” «hacer la guerra contra Dios».

El islam político ha sido la falsa bandera del imperialismo más anticomunista en el Oriente Próximo, espacio de influencia soviético-china, para minar desde dentro a los países que compiten con Israel por los mercados y recursos. No existe la “islamofobia”, sino la aporofobia: contra los emigrantes, que en España son los “musulmanes” marroquíes (mientras se recibe con honores a los jefes criminales de Arabia Saudí, Qatar o Emiratos Árabes), y en EEUU los mejicanos “cristianos”.

Los octogenarios ayatolás ni saben conducir un coche, ni han ido al teatro, al cine, a un concierto, no saben tocar ningún instrumento musical, ni hacer ningún deporte, ni debatir sobre las grandes filosofías del mundo. El actual presidente, Raisi, el Carnicero de Teherán, autor de la ejecución de al menos 2000 presos políticos, no tiene ni el bachillerato, y ha salido de las madrazas y las tumbas del medievo.

La juventud iraní que está derrocando al fascismo religioso, no pretende liberar a la clase obrera (tarea de los partidos y sindicatos de izquierda, prohibidos desde siempre), sólo quiere disfrutar de una vida normal, a la que tienen derecho.

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