Opinión · Carta con respuesta
No son los padres
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El boletín informativo de RNE de las 4 de la mañana del día 6 decía más o menos: “A estas horas, los Reyes Magos dedican todo su esfuerzo a repartir por todos los hogares de España los juguetes”. Todo revela el verdadero carácter de este medio de comunicación ‘plural’, con ‘vocación de servicio público’, que es RNE: la ocultación de la fuerza de trabajo real (no sólo de esa noche con el trasiego físico de envoltorios y paquetes, sino de muchos meses anteriores para sufragarlo) y de los verdaderos beneficiados de su plusvalía (aquí niños y niñas no cuentan, claro está), el regusto cómplice del redactor al seguir alimentando la pantomima a una hora intempestiva (¿o de verdad creía que algún menor de diez años podía estar escuchando la radio a esa hora?) y el desvergonzado interés (o ya acaso vicio) de seguir fomentando la ignorancia con la excusa de mantener viva una mirada ‘ingenua e inocente’ sobre las cosas. El director de informativos nos escamotea la realidad económica real, nos da gato impostado por liebre informativa y deja escapar por las rendijas de su retórica la vocación de servicio público... concertado con las grandes multinacionales, jugueteras o no.
RICARDO GARCÍA PÉREZ MADRID
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Caramba! ¿Los periodistas a sueldo de las multinacionales jugueteras para mantener la ficción de que los Reyes Magos existen? ¿Un gigantesco complot en el que están implicados periodistas sobrecogedores (que cogen el sobre), los concejales que se disfrazan de Reyes y los servicios secretos? Llámeme tonto útil, pero no estoy convencido de que haya tanta malicia como usted supone. Todos hacemos como que nos creemos ciertas cosas: que el tamaño no importa, que nuestros padres se quieren, que los políticos nos representan... y los Reyes Magos. ¿Por dónde empezar a abrir los ojos? Y, sobre todo, ¿para qué?
Mi hija sabe de sobra que los Reyes son los padres; pero seguimos manteniendo, como dice usted, la pantomima.
Incluso me asegura que ha visto una inconfundible huella de camello en el alféizar de la ventana. ¿Somos demasiado ingenuos o quizá cómplices de las multinacionales jugueteras?
Necesitamos fantasías para vivir. Lo único importante es que seamos capaces de fabricar fábulas que nos hagan vivir más felices y ser mejores. Yo no soy como mi novia me ve (y ella también lo sabe); pero esa invención que compartimos con entusiasmo nos hace felices. A mí no me parece mal que haya personas que finjan creer en Dios, por ejemplo, si eso les hace más felices y mejores. Ahora bien, si la fe les lleva a un estado de infelicidad malvada (sobran ejemplos episcopales), más les valdría abrir los ojos, ¿no le parece? ¿Qué daño hace creer en los Reyes, aunque los niños ya se hayan acostado?
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