Opinión · Carta con respuesta
Mayores sin reparos
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La propuesta del PP sobre los inmigrantes ha generado un rechazo contundente entre los sectores más progresistas y de izquierdas de la sociedad española. Sin embargo, creo que no es compartido por el grueso de la sociedad. Incluso entre los más fieles seguidores del PSOE o de IU encontraremos personas favorables a las medidas del PP. Creo que el rechazo al inmigrante está mucho más extendido de lo que la izquierda biempensante cree. Temo que, con sus propuestas, el PP ha sabido captar los temores de muchas personas, y van a calar en la sociedad. Es necesario hacer frente a estos prejuicios. Si el PSOE gana las elecciones debería plantearse qué hacer con estas altas cifras de rechazo al emigrante. Al respecto, no creo que ayude mucho llamar xenófobo a un partido que propone ‘soluciones’ a los temores de gran parte de la población.
ROSA ALEMANY CAMPOS SEVILLA
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Acusar a Rajoy de xenófobo, homófobo o antipático es muy entretenido, pero un poco simple: al fin y al cabo, sólo estamos matando al mensajero. Rajoy nos dice lo que preferiríamos no saber de nosotros mismos. El complaciente Zapatero se comporta como el espejito, espejito: no te preocupes, español, nadie más repleto que tú de buenos sentimientos. Como usted, creo que muy pocos dudan de que tienen más derecho que un inmigrante a la sanidad, por ejemplo. Los prejuicios, los sentimientos racistas o el egoísmo no son patrimonio exclusivo de los malvados: a todos nos agrada quedarnos con el trozo más grande del pastel. Papá (PP) y mamá (PSOE) siempre nos lo van a dar. Mamá nos libra de la mala conciencia, llama a los inmigrantes “compatriotas” y nos asegura que todos los trozos son iguales. Papá afirma que hemos puesto más harina que los demás y así nos lo zampamos con la cabeza muy alta.
Hay otras formas de repartir el pastel, sin duda, pero son para mayores: exigen renunciar al trozo más grande y desobedecer a papá y mamá. Podemos admitir nuestro deseo de prevalecer, pero negarnos el derecho a cumplirlo. Sin embargo, es más cómodo hacer caso a papá y mamá, que nos conceden nuestros deseos y además los justifican: es para que no se indigesten los demás, en realidad no era tan grande el trozo, los otros niños no han ayudado tanto a cocinar, etc.
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El PSOE y el PP nos tratan como a críos. Mamá nos mima y nos da el pastel porque somos los más guapos y papá frunce el ceño y nos insta a espabilar y llevarnos el trozo más grande porque nos corresponde por derecho. ¿Sólo podemos elegir entre votar al PSOE con el yo infantil y edípico o votar al PP con el severo superego de los españoles de bien? ¿Para cuándo elecciones para mayores con reparos, clasificadas X y que de verdad puedan herir nuestra sensibilidad infantil?
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