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Opinión · Rosas y espinas

La mansedumbre

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Da mucha pena un país que encarcela a raperos, tuiteros y titiriteros y deja impunes a los grandes ladrones con título de rey, banquero, duque, infanta, diputado, juez, presidente del FMI y en ese plan. Da mucha pena no porque suceda. Cuando uno, de niño, empieza a ser consciente del mundo que le rodea, sabe que va a tener que enfrentarse a muchas injusticias, tropelías y desórdenes. Hay quien elige luchar, quien elige sufrir mansamente y quien, avariciosamente, elige ser cómplice. Pero nunca te prepara Natura para convivir con la gente que no elige nada. Que le da igual. Que rumia hierba agradecida sin saber que el paisaje le pertenece.

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Esta semana he pensado mucho en todos mis amigos y familiares que han votado a Ciudadanos. Según Fernando Martínez Maíllo, el partido que rumia lentejas: o las tomas o las dejas. Esa es la disculpa del PP por el incumplimiento ya fehaciente e insultante del pacto anticorrupción que firmó con C´s. Albert Rivera de momento se deja vejar, insultar, agredir, menoscabar, traicionar, apuñalar y encular los viernes de consejo de ministros por Mariano Rajoy. Pero eso era predecible. Es solo la muñeca hinchable de la derecha española, de la oligarquía de siempre. Se la goza, y después se la desinfla.

Pero muchos no olvidamos que C´s no significa casi nada ni social ni parlamentariamente. Que el verdadero socio de Gobierno de este PP es el PSOE, que se deja vejar, insultar, agredir, menoscabar, traicionar, apuñalar y encular los viernes de consejo de ministros, pero en forma de simulación diferida.

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Cuando el tejerazo, de reciente cumpleaños feliz, los grandes filósofos, politólogos y arguyentes profesionales españoles coincidieron en explicar el triunfo arrollador de Felipe González en el hecho de que el PSOE era el partido que más se parecía a la España real. Ahora es el pueblo español el que se parece a PSOE. A su mansedumbre histórica. Realmente, Ciudadanos no es la marca blanca del PP, como decíamos muchos cuando nació, sino la marca blanca del PSOE. Es la máscara que necesitaba el PSOE para bailar sin vergüenza el rigodón ultraliberal del neofascismo económico.

El PSOE de hoy no nació del PSOE de Pablo Iglesias I ni de Fernando de los Ríos o la Segunda República, sino de ese PSOE del franquismo que viejos rojos como Manuel Vázquez Montalbán resumieron en un tuit avant twitter: "Cien años de honradez, cuarenta de vacaciones". Pero ya se apuntó arriba. Es el pueblo español el que ha decidido parecerse a este PSOE. La democracia, como el algodón, no engaña.

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Es desesperante que la gente se indigne más de la excarcelación suiza de Iñaki Urdangarín que de la encarcelación de un rapero o de una tuitera. Y es significativo que los medios también nos distraigan engrandeciendo uno de los hechos y ocultando el otro. Lo del tuitero es una anécdota, lo del Urdangarín es contingente. Yo creo todo lo contrario.

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