Opinión · Palabra de artivista
Iturmendi y Aguirre siembran la UCM de homofobia
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Ayer seguí muy de cerca, o sea: en twitter bajo el hashtag #eleccionesucm, las elecciones a Rector en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), y lo que vi da miedo. El candidato “requeté” a Rector y extremista religioso José Iturmendi, con la inestimable ayuda de su mentora “liberal” (con la homofobia) Esperanza Aguirre, politizó, crispó y sembró de intolerancia y retóricas bélicas el campus.
Primero fue la continua mención de Paracuellos como argumento para no votar a uno de los candidatos, el ganador, e hijo del histórico comunista Santiago Carrillo, José Carrillo. Ese juego sucio inicial por parte de la derecha, inmediatamente provocó que la izquierda sacara a colación al tío de Iturmendi. Un ministro franquista con un pasado de firma de sentencias de muerte nada favorecedor al discurso “tolerante” del “requeté”.
El intervencionismo del Partido Popular y de la Comunidad de Madrid en todo este proceso ha sido absolutamente infame. Pura interferencia en la autonomía universitaria.
No es casualidad que, de repente, la UCM haya estado fletando autobuses para facilitar el traslado desde centros adscritos. Pero no cualquier centro. Especialmente llama la atención que se hayan esmerado en poner autobuses desde el pijísimo y reaccionario C.E.U San Pablo, Fundado en 1933 por la Asociación Católica de Propagandistas (da miedo la oportunidad del nombre, eran otros tiempos), como denuncia esta nota titulada Autobuses para votar en Derecho. Como si los hijos de papá no gozasen ya de sus BMW y sus Audi para trasladarse al rectorado. Aunque la pregunta que surge ante todo este despilfarro es: ¿una universidad con una deuda de 190 millones de euros se puede permitir esos excesos? Por si alguien duda del origen de la pregunta, que se pase por el magnífico blog de Ana Aldea y se lea en su reveladora entrada que escribió nuestra amiga y aliada Madame Tafetán tiulado Lo último en excursiones académicas: votar en las elecciones complutenses.
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De demostrarse su implicación hasta en esto, ya es más que evidente su intervención propagandística ofreciendo una entrevista de Iturmendi en Telemadrid en plena jornada de reflexión y carteles por doquier, seguro que Esperanza Aguirre argumentaría que sólo es un servicio a todos los estudiantes para que puedan acudir a votar. Pero, ¿es casual que haya sido a las numerosas Universidades Privadas dependientes de la Complutenses las elegidas para disfrutar de estas facilidades? No. Tradicionalmente este sector del alumnado jamás ha votado, ni siquiera se ha interesado en el proceso electoral a Rector. Pero con la conveniente arenga, publicidad e implantación de un espíritu corporativo (ese manipulador nosotros/ellos o nosotros/el enemigo que Espe tanto utiliza, como demostró en su despido del colaborador de Telemadrid al que acusó de “adoptar el discurso de nuestros enemigos”) que anime a los maleables jóvenes que ya beben del adoctrinamiento reaccionario en sus acomodadas casas, puede hacer maravillas. Tantas maravillas como subir el índice de participación del 12% de la primera vuelta al 24% en la segunda. Nadie ha dudado de que el incremento ha venido desde las filas reaccionarias.
Esta maniobra llevó al profesor Monedero a denunciarla en unas octavillas que distribuyó con el texto: "la Facultad de Derecho y los centros concertados han vuelto a movilizar autobuses y amenazas para apoyar como rector a Iturmendi, el candidato de la extrema derecha. 2.000 votos surgidos de la niebla". Esto llevó a Iturmendi a hacer gala, una vez más, de la retórica victimista y manipuladora que la escuela Aguirre ya ha hecho común en la arena política y plantar en sus medios afines la noticia como: Iturmendi denuncia al profesor Monedero por "exaltar los ánimos de los estudiantes". En la noticia, extraordinariamente manipulada por el medio gratuito Qué!, se vuelve a utilizar el acto pacífico de las Valientas de la Complutense para protestar por la homofobia y misoginia que la Iglesia pretende seguir predicando en suelo universitario, y se presenta veladamente como: A juicio de Iturmendi, el contenido de estas octavillas, que se han repartido en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, "puede exaltar los ánimos de los estudiantes de un centro en el que existen grupos que han protagonizado hechos violentos por todos conocidos". ¿Hechos violentos? ¿Enseñar los pechos sin tocar ni un pelo de la capilla son hechos violentos y que entrasen grupos ultras en varias facultades arrancando carteles y agrediendo a estudiantes no son violentos? ¿Este señor qué rasero utiliza, el de Queipo de Llano?
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Pero lo más preocupante vino del enorme repunte de la homofobia más explícita entre los seguidores del candidato, conocidos como “Iturboys”. Los mencionados cachorros han estado insultando abiertamente a todo el que haya hecho la más mínima crítica a su candidato. Usando epítetos como “rojo”, “loca”, “maricón” o “hijo de puta” (estos tres últimos contra mí), por no mencionar sus continuas alusiones a la terrible represión del 39. Pero, ¿qué otra cosa se puede esperar de los seguidores de un candidato que ha hecho gala pública de una homofobia extrema? Como confesó un compañero al diario Público: "Cuando supo que se presentaba a las elecciones Luis Perdices, decano de Económicas y homosexual, Iturmendi salió del despacho y gritó: El maricón se va a presentar". Luego pretende ser la víctima de un acoso inexistente.
Pero eso sí, le parece normal la homofobia ultra-agresiva y amenazante de sus “Iturboys”. Una homofobia que les ha llevado a amenazar explícitamente al estudiante de medicina Alberto Cabañas Cob (no se puede ser más estupendo) con un mensaje que le advertía: "la facultad de los medicos pilla cerca y la de tu novio el periolisto tanbien es localizable, asi que calmate ;)". Textual. Lo que llevó a Alberto a poner: “Pues como acaban de amenazarme a mí y a mi pareja, no pienso volver por #eleccionesucm. Luego diréis que no hay fascismo por aquí”. Y cuando había acabado el recuento a darme las gracias a mí y a otras personas “por su apoyo tras las amenazas”. Aquí estamos patra lo que nos necesites. Nosotros te necesitamos a ti y a tu mirada lúcida, Alberto.
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Por no mencionar las “lindezas” que me dedicaron a mí en twitter. Un ejemplo:
Luego, cuando mi querido y admirado Joan Sin Miedo (menuda mente preclara tiene el chico) señaló su homofobia, se limitó a contestar:
Para insistir unos minutos más tarde en su sorpresa de que se le tildase de ser homófobo por ser... homófobo:
Absolutamente delirante el nivel de ignorancia que lucen estos jóvenes. ¿Qué creías que era la homofobia, un alga que sirven en los restaurantes japoneses?
Pero, repito, ¿qué se puede esperar de los seguidores de un señor que tiene a gala ser “católico tradicionalista”, “requeté” y que va a “misas de desagravio” tras perseguir a las Valientas? Iturmendi ha hecho gala de su intolerancia, su agresividad y sus manera despóticas en sus 21 años como Decano de Derecho. Ha culminado su “hoja de ruta” con la salvaje represión de la performance en la Capilla de Somosaguas. Un acto de protesta, pacífico, que, con el apoyo de Esperanza Aguirre, ha convertido en carburante de su candidatura y ha utilizado para soliviantar y despertar el lado más extremista de los estudiantes hijos de papá (fascista) y justificar su persecución de lo LGTB. Que se lo pregunten a RQTR.
A la luz de esas manifestaciones de intolerancia extrema e intención represora, la declaraciones que Iturmendi hizo al periódico El Mundo poco después de conocer su derrota son el colmo de la manipulación, la inversión y el cinismo, por no tildarlas de simple címa del humorismo: "Reitero mi compromiso -añadió- con el afán de seguir trabajando por una Complutense más integrada, más plural, más libre. Más excelente. Nada ha sido en vano, todo ha valido la pena. El cambio en la Complutense no sólo sigue siendo necesario, sino que ya es imparable. La voz de la tolerancia ya no podrá ser silenciada por los gritos de la exclusión" (la negrita es mía). La apropiación de la retórica y reivindicaciones de la izquierda y las minorías oprimidas ya viene siendo una rutina habitual en la derecha nacional-católica que tan bien representa Esperanza Aguirre.
Lo veremos en las elecciones del 22 de mayo de nuevo. Pero, a juzgar por estas elecciones en la Complutense, en las que, a pesar de todas estas estrategias ha ganado José Carrillo y por tanto la izquierda, deberíamos aprender una lección que muchos subrayaron en twitter: cuando la participación sube y olvidamos la fragmentación de la izquierda y las reclamaciones puntillosas, la izquierda gana.
Por favor, no hagáis caso a la estrategia derrotista que la derecha está propagando desde sus medios.
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