¿De verdad que no se puede hacer nada?

La reacci?n m?s inmediata de los compa?eros periodistas cuando surge el debate sobre si los medios de comunicaci?n deber?an prescindir de los anuncios de prostituci?n es poner gesto de incomodidad, vestirse el traje de empresario de prensa y concluir que ?en esta tesitura ser?a suicida?.
La realidad es que esos anuncios, como la prostituci?n misma, exist?an en la prensa espa?ola que presume de seria (en el resto de Europa este fen?meno es residual, para nuestra verg?enza) desde mucho antes de que la crisis se instalara entre nosotros. Y estoy por apostar desde aqu? que con la recuperaci?n econ?mica que los expertos ya ven avecinarse tampoco desaparecer?n esos expl?citos contactos de las p?ginas de algunos de los m?s reputados diarios.

Salvo que un medio lo decida por s? mismo (como hizo P?blico desde su nacimiento), los diarios no dejar?n de publicar anuncios de prostituci?n hasta que se les prohiba hacerlo. El Gobierno tiene un informe de los servicios jur?dicos del Estado (encargado en la pasada legislatura) que asegura que no se puede prohibir la publicidad de una actividad que no est? prohibida.

Se?or Zapatero, se impone pedir una segunda opini?n. ?No se han dado cuenta esos servicios jur?dicos de que ya no hay anuncios de tabaco o alcohol pese a que ni fumar ni beber est? terminantemente prohibido?

?No ser? que falta voluntad para decir a los due?os de las empresas de comunicaci?n que deben prescindir de ping?es ingresos? ?O ser? que falta valor para ponerse a esos medios en contra?
Pero si no hay valor para hacer eso, ?c?mo atreverse a prohibir un negocio que mueve en Espa?a 18.000 millones de euros anuales?