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Opinión · Trabajar cansa

Salvar el planeta es tan fácil

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“El vehículo eléctrico es uno de los mejores exponentes del nuevo modelo de crecimiento para España” -Miguel Sebastián, ministro de Industria-  

                     

Gobiernos y fabricantes se han puesto de acuerdo para la próxima revolución: el coche eléctrico. Adiós a la gasolina, llega el enchufe. ¿No es maravilloso? Podremos ir al hipermercado en nuestro coche eléctrico, comprar productos marcados con etiquetas “eco”, y empaquetarlos en bolsas no contaminantes, de las que no son caca. Y tan contentos para casa, satisfechos como consumidores responsables. Una prueba más de que salvar el planeta es fácil, no cuesta esfuerzos ni sacrificios.

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Bueno, no todo el mundo es tan en positivo como yo. Están los típicos aguafiestas que siempre le buscan las vueltas a las buenas noticias. Esos ecologistas amargados que ante el coche eléctrico, en vez de correr al concesionario a reservar uno, se ponen picajosos preguntando de dónde saldrá la energía necesaria, pues según ellos la contaminación no desaparece sino que se desplaza, del vehículo a la central eléctrica.

Ni caso, son unos pesados. Insisten en que la gasolina no es lo único que ensucia, que la sola fabricación de un coche ya es muy contaminante, y que el problema es un modelo de transporte que prima el vehículo individual y las grandes infraestructuras. Ya digo, unos amargados, siempre quejándose. Cuando llegaron los biocombustibles también dijeron que provocarían deforestación y encarecimiento de alimentos en el mundo. Qué plastas, con lo bonita que es unas gasolinera pintada de verde y con girasoles.

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Según ellos, el problema no se soluciona con enjuagues verdes que consiguen que los consumidores nos relajemos y nos creamos expresiones como “consumo responsable” o “desarrollo sostenible”, que para esos amargados son por supuesto oxímoron. Ni caso. Sigan consumiendo felices.

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