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Opinión · Trabajar cansa

Esto no hay absolución que lo limpie

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“La finalidad última de la manifestación es ilegítima en cuanto que trata de enaltecer la ideología y proyectos de ETA” -Ministerio Fiscal, ante el Tribunal Superior de Madrid- 

           

A lo mejor ya no se acuerdan, pero hubo un tiempo, no hace muchos años, en que un diario vasco, en euskera, independiente y crítico no podía ser otra cosa que etarra. Ya podían argumentar lo que quisieran en su defensa, que para policía, jueces y gobierno un periódico así tenía por fuerza que ser etarra, y había que cerrarlo y encarcelar a sus responsables. Y si alguien tenía algún escrúpulo legal o apelaba a la libertad de expresión, en seguida era señalado como amigo de los terroristas. 

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Ah, qué tiempos aquellos, verdad. Los años gloriosos de la teoría del entorno del entorno del entorno. En aquel ambiente pocos se extrañaron de la operación policial y judicial contra Egunkaria. ¡Con ese nombre, etarra seguro! 

Luego, con el tiempo, las pruebas fueron cayendo una tras otra de puro endeble, los instructores se desentendieron, y el caso se desinfló al retirar la fiscalía su acusación. No tan rápido, alto ahí: aún quedaba la acusación popular, por parte de dos asociaciones de víctimas, que pese a la inconsistencia del caso lo han mantenido abierto hasta ahora, cuando llega a juicio. 

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Aunque terminen absueltos, el daño ya está hecho, irreparable: el periódico desapareció, y sus responsables y simpatizantes quedaron manchados de por vida. Hasta hoy dura la mancha: esta semana la plataforma de apoyo quiso manifestarse por el centro de Madrid, y la Delegación del Gobierno negó el permiso. Según la autoridad, las calles estarán llenas de familias de compras navideñas y no hay sitio para protestas. Pero sobre todo, la Delegación, y posteriormente el fiscal madrileño, insisten en la sospecha de ser amiguetes de ETA. Una mancha indeleble.

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