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Opinión · Trabajar cansa

Esta cena huele a muerto

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“Se servirá menos marisco fresco, la merluza no será de primera, y los vinos y cavas tampoco.” -José Luis Guerra, adjunto a la Presidencia de la Federación de Hostelería- 

            

Por lo visto este año las tradicionales cenas navideñas de empresa han sido sustituidas por cenas sólo de empleados, por su cuenta y a escote. La razón, dicen, sería la decisión de muchas empresas de recortar gastos, lo que implica eliminar la clásica cesta y la cena o comida de otros años, obligando a los trabajadores a montárselo de su bolsillo y sólo con los afines. 

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Yo tengo otra interpretación, más retorcida: antes que por motivos económicos, ha sido por falta de ambiente. Tras un año de despidos, rumores de ERE y nóminas atrasadas, en muchas empresas no había mucho cuerpo para sentarse a la misma mesa jefes y empleados, sabiendo además cómo se desinhibe la tropa con el vino y la fiesta. Así que cada uno por su lado, y nos ahorramos disgustos. 

Como en esas cenas de nochebuena donde la familia ríe y festeja hasta que alguien se acuerda de los que no están, y todos acaban contagiados por la pena, también las cenas navideñas de empresa han tenido este año sillas vacías y cadáveres laborales recientes, y quizás entre chiste y chiste alguien se acordó de los despedidos y todos empezaron a mirar al techo, entre apenados y mosqueados por quién será el próximo. 

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Que este año no había ambiente para la confraternización de jefes y empleados parece evidente. Lo que no tengo claro es quién tenía más miedo: si los jefes, ante la posibilidad de ser manteados, envenenados o heridos por un regalo explosivo del amigo invisible; o más bien los trabajadores, temerosos de ser parte del menú, o que en cualquier momento el jefe se ponga en pie, golpee la copa con la cucharilla y diga: “aprovechando que estamos todos, tengo algo que deciros…”

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