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Opinión · Trabajar cansa

La (oscura) noche de los investigadores

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“El objetivo es convencer a los jóvenes de que la profesión de investigador es atractiva y fascinante, y fomentar la elección de una carrera científica.” -Presentación de ‘La noche de los investigadores Madrid 2010’-

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Tras la Noche en Blanco, la Noche de los Museos o la Fashion’s Night Out (toda una noche para comprarte ropa cara), llega hoy a varias ciudades la “Noche de los Investigadores”, una invitación a que trasnochemos por laboratorios para ver qué cosa hacen esos señores con bata blanca.

Una oportunidad, según los convocantes, para que los analfabetos científicos comprobemos que la investigación no es cosa de empollones gafotas ni tan aburrida como nos parecía la química en el instituto, sino que tiene que ver con la vida cotidiana, que todos nos beneficiamos de ella, y que además es divertida y permite organizar “actividades festivas y lúdicas”.

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El problema es que la juerga llega en un momento en que los investigadores tienen poco cuerpo para fiesta, tras oír a la ministra de Ciencia y Tecnología anunciar que en los próximos presupuestos habrá menos dinero para investigar, con congelación de fondos pero también recortes, lo que obligará a “ralentizar algunos proyectos”.

Como el parón presupuestario se suma al tijeretazo que ya sufrió el dinero para investigación el año pasado, muchos temen que lo avanzado en los años anteriores se eche a perder, entre tanta promesa de nuevo modelo económico, I+D y etc. Encima, sigue parada en el Congreso la Ley de Ciencia, que prometía dar alguna solución a la precariedad en que tantos investigadores trabajan.

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Es verdad que en otros países también han recortado el dinero para investigar (no en Alemania, por ejemplo). Pero en esto, como en tantas cosas, estábamos muy por detrás, y ahí seguiremos, esperando que inventen ellos. Además, a diferencia de otras sociedades con más cultura científica, aquí no sólo hay poco dinero público: también hay escaso mecenazgo privado, pues patrocinar un trabajo de años con células no luce a las empresas tanto como una exposición mediática con colas de visitantes.

Así que no se sorprendan si esta noche, de visita en algún centro, un investigador les llora en el hombro y les cuenta que ve muy negro lo suyo y se está pensando emigrar. Que aguafiestas son algunos.

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