Opinión · Trabajar cansa
La ejemplaridad en la era digital
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“Estoy furioso con él. En el mundo de hoy, con internet, hay que ser más cuidadoso que nunca con lo que se hace.” -Karl Lagerfeld, director creativo de Chanel-
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Aunque me daba pereza, al final vi el famoso video de John Galliano confesando su amor por Hitler. Y qué decepción. Tras tanto revuelo yo esperaba que apareciera con un modelito neonazi de pasarela, brazo en alto y vociferando en alemán; y sólo vi un borracho que balbucea “I love Hitler” ante unos que parecen reírse de él mientras le graban, imagino que relamiéndose de la joya que iban a ofrecer a The Sun.
Supongo que los nazis que hayan visto el video también estarán decepcionados, pues quizá se hicieron la ilusión de contar con un apoyo de renombre (“y nos puede hacer unos uniformes chulos”), y se han encontrado con un fantoche beodo.
No sé mucho de Galliano, no me interesa lo que hace, ni sé si es muy nazi, poco o nada (sería chocante siendo gay, aunque cosas más raras se ven). Pero visto el inofensivo video, me parece todo un disparate: el linchamiento mediático, el despido, la acusación del fiscal, el ingreso en una clínica para lavar su imagen, el repudio de quienes vistieron sus trajes…
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Podemos ponernos estupendos y unirnos al apedreamiento, pero también podemos reconocer que todos alguna vez, con copas o sin ellas, hemos dicho burradas, contado chistes de mal gusto o bromeado sobre tema delicado, ya fuera por pasarnos de graciosos, por epatar o por el arrebato cretino que todos sufrimos alguna vez. Yo no he dado vivas a Hitler, pero he dicho cosas que menos mal que nadie grabó, y que por fortuna tampoco colgué en Twitter (como hizo Nacho Vigalondo, otro al que han salido caras las payasadas de una noche de juerga).
Ya sé que el holocausto no acepta bromas, y de cualquier otro asunto puedes decir barbaridades sin consecuencias aunque también ofendan. Pero incluso tratándose de algo tan hipersensible como el holocausto, me parece excesivo.
Y sobre todo me mosquea esa conclusión tan extendida de que debes tener mucho cuidado con lo que dices en privado, especialmente si eres alguien relevante, porque acabará en youtube. Si tenemos en cuenta que cualquiera lleva encima una cámara, me parece una forma de ejemplaridad más bien hipócrita.
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