Opinión · Trabajar cansa
Pues no hubo 'rubalcabada'
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Pues nada, terminó la campaña y no llegó el golpe de efecto que algunos esperaban, con el que el PSOE daría la vuelta a los sondeos.
La sorpresa de último minuto la esperaban más los ajenos que los propios. Aunque algunos fieles del PSOE confiaban todavía en un coletazo final del desinflado ‘efecto Rubalcaba’, eran sobre todo sus rivales quienes se temían alguna jugada inesperada del candidato socialista, algo a la altura del personaje rasputiniano que ven en él. Una ‘rubalcabada’, en expresión de sus adversarios, una marrullería con la que romper la inercia de las encuestas, algo para movilizar a sus votantes en el tiempo de descuento.
Se lo temía la derecha política y mediática, que siempre ha sobrevalorado la capacidad intrigante de Rubalcaba, pintado como un diablo que maneja en la sombra los hilos más turbios. Ya en las municipales le acusaron de montar el 15-M, por mucho que éste no beneficiase al PSOE. Y todavía hay quien lo vincula con el 11-M de 2004, como cerebro en la sombra del ‘Pásalo’ –o incluso autor intelectual de los atentados, según los conspiranoides más retorcidos-; así que cuando se temían una ‘rubalcabada’ estaban pensando en algo gordo, tanto como para dar la vuelta a unos sondeos tan adversos.
En los últimos días incluso se difundió un rumor, que suena a coña pero algunos se tomaron en serio: la posibilidad de que, en el final de campaña, el Gobierno sacase del Valle de los Caídos los restos de Franco, como un guiño desesperado a los votantes de izquierda. Habría estado bien, no como guiño sino por resolver de una vez algo que no ha cumplido –desmontar el último monumento fascista de Europa- y para lo que no sabemos si habrá otra oportunidad.
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Pero nada: ni hemos visto a Franco salir en furgoneta, ni ha habido jugarreta de Fu-Manchú Rubalcaba. Tal vez ha perdido sus superpoderes, aunque en la derecha no respirarán aliviados hasta que se cierren las urnas. Y como lo creen capaz de todo, acabarán diciendo que la mayoría absoluta del PP es un plan de Rubalcaba para que la derecha se coma el marrón venidero. Al tiempo.
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