Opinión · La trama mediática
Basket, épica y delirios
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Convertido en pigmeo junto a Pau Gasol, Zapatero improvisó (¿dónde habré oído eso antes?) que la selección española de baloncesto era un ejemplo a seguir. Sin saberlo, el presidente comparte sentimiento emulatorio con Cristina López Schlichting, que henchida de gozo patrio-basketero, escribía ayer en La Razón: “Mi sofá se convirtió en una fiesta cuando la televisión brindaba las imágenes de todos esos muchachos –los Gasoles, Navarro, Garbajosa, Llul, etc– con apellidos de toda la geografía nacional que se enorgullecían del himno común y sacaban pecho con la bandera. En fin, quiero dar las gracias a la selección. Me parece un lugar interesante al que mirar, un sitio donde aprender humildad, esfuerzo, disciplina, trabajo en equipo, tesón y patriotismo. Saldremos de ésta, lo ha demostrado un grupo de jóvenes que ha barrido las canchas europeas con su hombría, su honestidad y su buen hacer”. ¿Y si llegan a haber perdido? “España se desintegra”, recuerdo que tituló El Mundo tras la derrota ante Turquía. Nos van los extremos.
Ezkerra, épico; Anson, patético
También Iñaki Ezkerra pasa de cero a infinito y viceversa. “¡Cómo nos gusta alimentar la épica ridícula de ETA!”, protestaba con aspavientos en La Razón, molesto por el alias Txeroki del ex-mandarín de la banda terrorista y por la costumbre periodística de presentarlo como “jefe militar”. Curioso, que fuera él mismo hace un mes quien dejó escrito este párrafo: “Lejos están los tiempos en que mataban generales al salir de misa. Del tiro en la nuca al militar recién comulgado, que encerraba cierto riesgo de detención, ETA ha pasado al bombazo retardado, al atentado en diferido, al taller electrónico dirigido por ingenieros titulados”. Seguramente pretendía otra cosa, pero le salió una pieza del género épico. ¿De qué se queja?
Va de veleidades literarias. En su última Canela Fina en El Mundo, Luis María Anson recrea un hipotético diálogo entre la ministra Elena Salgado y el presidente Rodríguez Zapatero. En un momento de la falsa charla, dice ella: “¿Tú crees que en el Ejército caerá bien que nombres ministro de Defensa a un hombre [Pedro Zerolo] que es rojo y maricón?”. Imagínense el resto del vodevil, que termina con estas palabras de la ministra inventada por el académico: “Tiene razón Luis María Anson cuando escribe que eres el faro de la Alianza de las Civilizaciones y, como Mao para los chinos, el sol rojo que calienta nuestros corazones”. Decidan ustedes si lloran o ríen.
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