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Opinión · La trama mediática

La Pasión Viviente de Jaume Matas

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Ecce Homo, ahí tienen ustedes al hombre, Jaume Matas, que tenía sus deposiciones en tal estima, que retiraba sus restos con las suaves cerdas de una escobilla que valía un potosí. En su altivo camino a la cruz taleguera, el virrey de las Islas ha sido despojado, incluso, de la condición de miembro de los suyos. Vean en qué términos trazaba su perfil la edidicón digital de El Mundo: “De niño republicano a político millonario. Jaume Matas Palou se crió en una conocida familia de exiliados republicanos, socialistas y laicos”. Ya, fue la fuerza de la sangre la que lo empujó a -presuntamente aún- delinquir.

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Como seguramente ya sabían, la cita con la que comenzaba la columna era de Pilatos, el personaje más representado en esta Pasión Viviente Balear. “Que demuestre su inocencia si puede”, se lavó las manos el presidente del PP. Imitando el gesto, el editorialista de ABC repartía palanganas y jabón para dejar como un San Luis todo lo que tocó el hoy apestado Matas: “La dirección actual del partido en las islas ya no tiene nada que ver con el ex ministro de Medio Ambiente y su equipo”. ¿Nada que ver? Será que está equivocado este titular de El Mundo sobre la renovación -otra vez habrá que apostillar que presunta- de la dirección del PP en Baleares: “Bauzá incluye a hombres de Matas y a imputados en su nuevo equipo”.

Un cirineo en Libertad Digital

Entre tanto desmarque del no hace tanto magnético pachá, enternece que salga de las criptas mediáticas otro cirineo -el primero fue Anson- dispuesto a aliviar su camino al calvario. Se trata de José Antonio Martínez Abarca, que ayer escribía esto en Libertad Digital: “Aparte de que fue el mejor ministro de Medio Ambiente habido desde el 78, me indigna que los que presumieron de amistad íntima con él estén a toda prisa aplicando disolvente a las siluetas de las fotos del pasado para no aparecer junto a él. Soy de los que creen en los amigos, aunque se descubra que comen niños al horno”.

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Se podría aplicar el cuento Alfonso Ussía que, a buenas horas, pedía ayer desde La Razón al pastor de las gaviotas que tome medidas para evitar que su guano pringue el nido y de tres cuartos al pregonero progre. Se lo he traducido a metáfora, pero él era más contundente: “Una cosa es la tolerancia y otra una casa de putas. Rajoy tiene que dar puñetazos en la mesa. Los complejos, a la basura. Y en el partido, disciplina, coherencia y aunque resulte desagradable, inflexibilidad”.

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