Opinión · La trama mediática
Decae la fiebre roja
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Calma, que la gran fiebre roja -y gualda- va decayendo. Pero quedan los restos de serie, voceados en el mercadillo mediático por quienes llegaron tarde a la bacanal patriótica, como Antonio Burgos, que en ABC lanzaba un corte de mangas bajo el título “Y ni una sola bandera republicana”. Al borde del descoyunte de felicidad, la pieza terminaba así: “Ha quedado claro que la bandera tricolor no representa para nada a esta España del 2010 que durante dos días y en todo el territorio, Cataluña y Vascongadas incluidas, ha vibrado con la enseña de la Patria y protagonizado colectivamente el más multitudinario acto de afirmación nacional que vieron los siglos”.
¿”Cataluña y Vascongadas incluidas”? Eso lo ponía en duda Edurne Uriarte en las mismas páginas del vetusto boletín. Según ella, los armarios de ambas tierras bárbaras están repletos de reprimidos nacionales: “Apenas osan exhibir la bandera nacional cuando de una fiesta como la del fútbol se trata ni criticar la manifestación anticonstitucional e independentista del sábado en Barcelona. Son mayoría social, pero están callados y desaparecidos”. Otra que ha dejado las matemáticas para septiembre.
El Estado de la Nación y Cuba
Hábil en el cambio de partitura de la actualidad, el portadista de El Mundo sacaba de la chistera un titular que mezclaba la noticia de ayer con la de mañana. “Del Bosque, arma arrojadiza de PP y PSOE ante el Debate”, era el lisérgico encabezado. Más convencional, La Razón dejaba una zancadilla a lo Van Bommel: “Zapatero se la juega hoy: sin aliados y con Cataluña sublevada”. Y como complemento frivolón, dos pares de fotos del presidente del Gobierno y el líder del PP en 2004 y 2010, bajo este titular: “Los expertos coinciden en que Zapatero ha envejecido más que Rajoy en los últimos seis años”. Eso, a La Gaceta, plim. El estandarte de papel de Intereconomía prefería dar rienda suelta a sus sueños un tanto sanguinolientos: “Zapatero en el cadalso”, se relamía en un editorial.
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Y claro, faltaban los recién llegados disidentes cubanos, liberados gracias a... ¿A quién iba a ser? Escuchen al editorialista de Cope: “Hay que recordar que la excarcelación de los presos ha sido posible gracias a la mediación de la Iglesia católica, con el Cardenal Ortega al frente. Una tarea delicada que desde la verdad y la libertad sigue poniéndose cada día al servicio del bien común de todos los cubanos”. Ya, por eso van a vivir en El Vaticano.
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