Opinión ·
Vicente Cuervo, asesinado por la extrema derecha en 1980: otro crimen impune
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Por Miguel Cuervo Frías, sobrino de Vicente Cuervo y estudiante de Historia y Economía
Vicente Cuervo Calvo tenía 21 años cuando fue asesinado por un individuo de extrema derecha en el madrileño barrio de Vallecas, la mañana del 10 de febrero de 1980. Era la época del tercer gobierno de Adolfo Suárez, tras la victoria de UCD en 1979, que contaba con Antonio Ibáñez Freire como ministro del Interior y Juan José Rosón como gobernador civil de Madrid.
Como tantos otros jóvenes de esa generación, Vicente era una persona inquieta y comprometida ideológicamente. Vicente trabajaba en la fábrica de Telefunken de la calle Antonio López, donde militaba en el sindicato CNT. Compaginaba la actividad sindical con la participación en la contracultura del momento, cooperando en Lacochu (Laboratorio Colectivo de Chueca) y llegando a colaborar puntualmente en revistas como Ajoblanco y Hermano Lobo.
Aquella mañana de febrero, el sindicato FNT, afín a Fuerza Nueva (FN), partido de ultraderecha dirigido por Blas Piñar, había convocado un mitin en las inmediaciones del conocido Cine París. Días antes, la joven Yolanda González había sido brutalmente asesinada por miembros de la extrema derecha con la connivencia de algunos policías. En el barrio de Vallecas, donde se situaba su centro de estudios, vecinos y organizaciones de izquierdas se habían movilizado en la calle. Para evitar tensiones, el Gobierno Civil de Madrid, desautorizó el acto de FNT. Sin embargo, los ultras acudieron a Vallecas y el propio Blas Piñar estuvo presente.
La presencia de los ultras en Vallecas era una clara provocación a la que distintas organizaciones de izquierdas respondieron con una manifestación de protesta. “Vallecas zona roja, los fachas no pasarán”. “FN asesinos”. Pintadas como éstas se podían ver aquel día en el barrio de Vallecas. Vicente acudió a la protesta con su pareja y algunos amigos. Al contrario de lo que dijo la policía y difundió la prensa, Vicente no “pasaba por allí”, Vicente había ido a protestar activamente. Cuando la policía empezó a cargar contra manifestantes y vecinos, y los ultras comenzaron a agredir indiscriminadamente a la gente, se produjeron carreras por la calle Carlos Martín Álvarez en dirección a Portazgo.
En el transcurso de esos incidentes, Vicente Cuervo fue asesinado a sangre fría por un individuo de mediana edad con un arma de fuego, en un callejón en frente del bar Dones. Algunos vecinos fueron testigos de los hechos. Sin embargo, no se identificó a ningún sospechoso. El caso de Vicente pasó a la historia como un ejemplo más de la impunidad de la violencia política de la ultraderecha durante los años de la transición. El caso fue sobreseído a los tres meses, sin haber identificado a nadie. Además, la familia de Vicente fue presionada para no continuar con el proceso judicial, con amenazas telefónicas anónimas, y llamadas del mismo Rosón para ofrecer trabajo a los hermanos de Vicente. El miedo marcó las decisiones de los familiares de Vicente.
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La militancia ácrata de Vicente fue algo que no trascendió tras su asesinato, y el caso cayó rápidamente en el olvido, interpretado como una simple reyerta de violencia urbana.
Vicente es otro de los grandes olvidados de la transición. Un joven vallecano, anarquista, de la CNT, trabajador de Telefunken, asesinado impunemente por la extrema derecha. Su memoria no ha sido preservada por ningún homenaje de carácter oficial. Cuatro décadas después de su muerte, su familia ha comenzado a moverse para exigir verdad, justicia y reparación. Porque las víctimas de la violencia política y de la impunidad mueren dos veces: asesinadas y olvidadas.
Imagen 1: Fotografía de Vicente Cuervo Calvo en la calle Peña de la Atalaya en 1979. Fuente: Familia Cuervo Calvo
Imagen 2: Foto de equipo en Lacochu (Laboratorio Colectivo de Chueca), hacia 1978. Vicente Cuervo a la izquierda en primer plano. Fuente: Ajoblanco
Imagen 3: Carteles espontáneos en memoria de Vicente Cuervo. Presente en las calles de Vallecas en febrero de 2020 y en las redes sociales. Fuente: Diseño de Carol Caicedo, editado por Vallekas tiene memoria.
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