Opinión ·
Si creen que nos van a parar, es que no nos conocen
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Suspendida la primera declaración de una víctima del franquismo en los juzgados españoles
“No hay un solo argumento político, ni jurídico, ni ético que justifique la impunidad de los crímenes contra la humanidad cometidos por el franquismo. Denunciamos a una judicatura que es hoy la garantía de esa impunidad y lucharemos por la aplicación de los principios de verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición contemplados en el Derecho Internacional de los derechos humanos”. Chato Galante. Vigo, 2019.
Por Ana Pirineos
El 14 de julio, estaba prevista la declaración ante el Juzgado número 50 de Madrid de Julio Pacheco y Rosa García, como querellante y testigo en la causa por torturas contra cuatro policías franquistas: José María González Reglero, José Luis Montero Muñoz, Álvaro Valdemoro de Lara y José Manuel Villarejo Pérez, integrantes de la conocida como Brigada Político Social, la policía política de Franco que operaba en el edificio Real de Correos de la Puerta del Sol, sede de la Dirección General de Seguridad (DGS).
Julio tenía 19 años, era estudiante de 2º de Biológicas y militante de la Federación Universitaria Democrática de España (FUDE) cuando fue detenido y torturado durante siete días en la DGS por los policías querellados y otros a quienes no ha sido posible identificar.
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En febrero de este año presentó la querella y el 12 de mayo fue admitida por la juez Dña. Ana María Iguácel Pérez, titular del citado Juzgado número 50 en cuyo auto sostenía que “Los hechos que resultan de las anteriores actuaciones presentan características que hacen presumir la posible existencia de delitos cuya instrucción corresponde a este órgano judicial, según los artículos 14.2 y 15 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal” y dictaba varias diligencias, entre ellas la toma de declaración al querellante y la testigo.
La admisión de esta querella, la primera de más de cien querellas presentadas en el Estado español con el apoyo de la Coordinadora Estatal de Apoyo a la Querella Argentina (CEAQUA) y del grupo Iridia-Centro para la Defensa de los Derechos Humanos, representó una alegría y esperanza para todo el movimiento memorialista y la posibilidad de abrir una grieta en el muro de impunidad mantenido con esmero por un Estado que se dice de derecho pero que niega la verdad, justicia y reparación para las víctimas de graves violaciones de derechos humanos cometidos durante la guerra, la dictadura y la transición.
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Ayer, 14 de julio, acudieron decenas de personas ante los Juzgados de la Plaza de Castilla de Madrid para acompañar a Julio y Rosa. Gente noble, comprometida y luchadora, lo mejor de nuestra sociedad. Sin embargo, con el mayor de los desprecios posibles, el juzgado ha decidido anular la toma de declaración sin previo aviso a los abogados, cuando ya los comparecientes estaban presentes en los despachos del juzgado. La excusa: la causa había sido traspasada a un juez de refuerzo recientemente nombrado al que, casualmente, le ha caído en suerte la misma y sostiene que no ha tenido tiempo de estudiarla, pero sí de comentar que tenía “muchas aristas jurídicas”. ¿Aristas?
Pues bien, señor juez, con su venia (y sin ella) le voy a recordar las “aristas” que llevan soportando cualquiera de las víctimas del franquismo y la transición desde hace décadas: No tiene más que leer el artículo 3.1 de la Ley 20/2022 de Memoria Democrática, de 19 de octubre para que se haga una idea. En este apartado se define el concepto de víctima y en su segundo epígrafe especifica a “Las personas que sufrieron privaciones de libertad o detenciones arbitrarias, torturas o malos tratos como consecuencia de la Guerra, la lucha sindical y actividades de oposición a la Dictadura”. Detención arbitraria, señor juez; tortura, señor juez; privación de libertad, señor juez. Justo los mismos crímenes de los que fue víctima Julio Pacheco y miles y miles de hombres y mujeres que se enfrentaron valientemente contra la dictadura.
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Toda esa persecución sistemática y generalizada contra una parte de la población no adepta al régimen, es lo que constituye un marco de delitos de lesa humanidad, que no prescriben ni son amnistiables, según el Derecho internacional de Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario, así como los tratados y convenios ratificados por el Estado español sobre la tortura y otros tratos o penas crueles inhumanos o degradantes, donde se hace hincapié en perseguir el delito y juzgar a los culpables.
Como hemos repetido en varias ocasiones lo que resulta vergonzoso es que en los más de 45 años de democracia el Estado español no haya hecho apenas nada por revertir los efectos de estos delitos sobre quienes los padecieron, sus familiares y allegados y la población general porque una dictadura es, básicamente, un sistema corrupto y cruel que corrompe a la sociedad en la medida en que priva a sus ciudadanos de entidad jurídica, política y social.
El desprecio a las víctimas del franquismo, la crueldad con que son tratadas por las instituciones políticas y judiciales es de tal magnitud que cuesta encontrar ejemplos parecidos en ningún otro sitio. Y luego se sorprenden de que el fascismo –que nunca se fue– vuelva a resurgir ¿en serio? Quizás sea ese el objetivo. ¡Qué falta de dignidad tienen quienes se permiten tratar con tamaña crueldad a quienes arriesgaron todo, incluso la vida, para conseguir las libertades y derechos democráticos!
Estas son las aristas que realmente debería tener en cuenta en su cometido, señor juez.
Estamos acostumbrados a que nos derriben quienes llevan décadas secuestrando los derechos que tanto nos costaron conseguir, pero también sabemos levantarnos, y eso es lo que vamos a hacer, que no lo dude nadie. Si creen que nos van a parar, es que no nos conocen. Llevamos mucho tiempo reclamando el derecho a la justicia, toda la vida luchando y no nos vamos a rendir. Como no lo hicieron quienes nos precedieron en tiempos muy difíciles de desesperanza. No hablamos del pasado, hablamos del presente y del futuro. Hablamos de la necesidad de conocer lo que significó el fascismo en España para calibrar correctamente el peligro que nos acecha. Y también recordar que siempre hubo resistencia, siempre hubo gente valiente, gente que con una cuchara fue capaz de cavar un túnel para encontrar la libertad. En su honor, seguimos luchando hasta conseguir que los crímenes del franquismo sean juzgados.
Imagen 1: Pegatina elaborado sobre una imagen de Alvaro MinguitoImagen 2: Concentración ante la puerta de los Juzgados de Plaza de Castilla de Madrid, el 14 de julio, en apoyo de la querella presentada por Julio Pacheco.
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