Opinión · Versión Libre
Derechos humanos
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Hablar de derechos humanos está tan de moda que hasta la vieja derecha los pasea como si fuesen amigos de toda la vida. Lo llamativo es que el establishment liberal, cuando denuncia la vulneración de esos derechos, suele referirse exclusivamente a los de tipo político-civil, muy en particular si las acusaciones afectan a países que contravienen la doctrina liberal del momento. Resulta muy reveladora al respecto la lista de galardonados con el Premio Sajarov que concede el Parlamento Europeo y que pretende dar “testimonio del coraje que es necesario para defender los derechos humanos y la libertad de expresión”. En su breve historia, el premio ha recaído ya tres veces en disidentes cubanos.
Preocuparse por los derechos humanos políticos está bien, qué duda cabe. Y estaría aún mejor si esa preocupación fuese más libre de servidumbres ideológicas. Por ejemplo, que el próximo Premio Sajarov se concediera a las plataformas que se opusieron a la guerra ilegal de Irak; o a la organización que reclama en EEUU el cierre de la Escuela de las Américas, que lleva seis décadas formando golpistas de América Latina; o a las asociaciones de juristas colombianos que denunciaron los crímenes de Estado bajo el mandato de Uribe, cuya política de seguridad tanta “confianza” daba a los inversores.
El énfasis en los derechos políticos suele usarse para ocultar otros derechos: los económicos y sociales
Pero, más importante aún, convendría que la preocupación por los derechos humanos de tipo político no se utilizara para ocultar la existencia de otros derechos no menos importantes e igualmente consagrados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU: los económico-sociales. Ejemplos: “Toda persona tiene derecho a la seguridad social” (art. 22) o “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez...” (art. 25). Estos derechos se violan de manera sistemática en casi todo el mundo y producen al menos tantos estragos como la conculcación de los derechos políticos. Incluso los países desarrollados han empezado a socavar tales derechos con el fin de “calmar a los mercados”. El establishment liberal habla poco de estos derechos y no muestra el menor interés en galardonar a sus defensores.
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