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El machismo ataca el derecho a la felicidad de la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin

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La primera ministra finlandesa, Sanna Marin, se veía obligada a someterse a un test de drogas tras hacerse público un vídeo de ella bailando con sus amigas en una fiesta privada. La política ha dado negativo en el test pero su imagen ha quedado dañada tras cientos de comentarios que la desacreditan para ejercer su cargo. Estos comentarios, machistas y de doble rasero, no han surgido en oleada contra otros líderes que utilizan el baile incluso como reclamo político, como Abel Caballero, por ejemplo. O Mariano Rajoy, que se hizo viral en 2018 bailando Raphael en una boda por su comicidad. O, incluso, Boris Jonhson.

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