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El equipo olímpico de refugiados: la esperanza para miles de familias que viven en el exilio

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Su nombre es Anjelina Nadai. Nació en Sudán, tiene 29 años y lucha por el oro en la modalidad de 1.500. Estas son sus segundas olimpiadas, un soplo de aire que fresco que la aleja por un instante de las penurias del exilio. Es un ejemplo a seguir y por ello su familia, desde Kenia, no se despega del teléfono. "Animo a mis propios hijos a que sigan sus pasos para que puedan viajar y ver el mundo", asegura la tía de la atleta. Como ella, otras 28 personas compiten bajo la bandera blanca del Comité Olímpico. Son refugiados y gracias a las becas del COI, tienen la posibilidad de competir con los mejores deportistas del mundo. Sus historias de supervivencia son inspiradoras. Han huido de la guerra y su presencia en los juegos les convierte en seres extraordinarios, con o sin medalla. -Redacción-  

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