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El Bidasoa se convierte en otra frontera mortal más para los migrantes

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Decenas de migrantes intentan burlar el control de la frontera con Francia, prácticamente blindada desde que empezó la pandemia. Por eso cada vez más, lo intentan a nado, cruzando el río Bidasoa. Diez kilómetros con rápidos y aguas bravas en según que tramos y según esté la marea. Una trampa mortal para quienes subestiman el peligro desesperados por cruzar, que se ha cobrado dos vidas en los últimos 3 meses. Mientras, el goteo incesante de jóvenes que llegan de Canarias, tensiona un sistema de acogida que no da a basto. Los controles dentro del espacio Schengen no hacen disminuir las cifras de migrantes, y sin embargo suponen un mayor riesgo para aquellos que no tienen papeles. Es lo que denunciaron en Irún ayer cientos de personas exigiendo una política migratoria europea en la que no haya que jugarse la vida.

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