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La afección del ecosistema marino en La Palma se extiende un kilómetro desde el frente de la colada

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Lo que vemos no es vida, es supervivencia, pero no sabemos cuánto  tiempo sobrevivirá esta langosta canaria semienterrada en la lava que solo puede comer cenizas, o este cangrejo ermitaño cargado en su joroba con una masa enorme de hieloclastitas... Son cristales de lava solidificada que se incrustan en los pólipos de estos corales negros, y látigo, devastados.  Las esponjas morirán porque no podrán respirar. Están grabados a más de 120 metros de profundidad. Desde los 40 a los 120 todo el fondo está arrasado. A partir de esta profundidad, intentan sobrevivir.  Y nos preguntamos cómo ha llegado la lava hasta allí. La respuesta es que se deslizó por los cañones del talud continental cuando el delta rebasó la plataforma costera. Y los rellenó. La nueva topografía ha cambiado el paisaje subacuático y, aunque parece precioso por estas lavas almohadilladas a 60 metros, la afección del fondo marino llega a un kilómetro desde el frente de la colada. Tardará en regenerarse porque ahora mismo la falta de fluorescencia y la turbidez del agua impiden la recolonizacion. La buena noticia es que el agua es menos ácida que en El Hierro, que tardó 3 años. Además ha recuperado la temperatura mientras no hay más aportes de lava a la fajana. Y la lava es a la larga fertilizante. Desde el buque oceanográfico del Instituto Español de Oceanografía-CSIC vigilan la llegada de la lava; la posible fajana que forme la colada norte  y la que podría formar la colada noroeste, si no se fusionan en su camino al mar.

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