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Una ucraniana escondida graba el sonido de los disparos golpeando el techo de su búnker

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El sonido de la guerra se puede apreciar en el techo del búnker en el que lleva 8 días escondida Daría, junto a sus vecinos y familiares. Las balas y disparos golpean con mucha fuerza y se sienten y mucho en el techo del refugio. Nos lo ha grabado ella anoche en Kiev. Dentro de ellos hay seres humanos aterrorizados, hacinados, vidas paralizadas, "es un terror, no sé, no he sentido tanto miedo jamás en mi vida, parece un sueño que nunca se va a acabar. Un miedo horrible a dormirte, porque piensas que si te duermes no te vas a despertar jamás", nos dice otra ucraniana escondida en un búnker en Kiev desde hace ocho días. "Aquí (en el búnker que hay en su casa) somos unas cien personas o así en total, hay distintas habitaciones. En la que yo estoy hay un niño de un añito, otra de dos semanas, otro que tendrá unos 4 años o así", nos cuenta. "El que tiene un añito hace unos dos días fue su cumpleaños, cumplió un año y lo ha tenido que pasar aquí. Junto a mi cama están sus juguetes, los que han podido traer desde casa. El búnker es muy cerca de nuestra casa. Todos los días, cuando está más tranquila la situación, podemos ir a nuestra casa para ducharnos, cambiarnos de ropa, comer algo caliente", apostilla Victoria que cuando sale para ir a su hogar encuentra una estampa apocalíptica. Se encuentra su barrio arrasado, las viviendas de sus vecinos también, la suya propia destruida, algunos bloques ardiendo, las calles, su parque, donde pasó la infancia, destrozados, Ella tiene refugio, pero Eugenia se ha tenido que quedar en casa con su hija. "Fui a ver el búnker más  cercano a mi casa, y lo que vi fue un desastre porque hubo tanta gente que no se podía sentar nadie, ni respirar, la gente se desmayaba. Por eso mi hija de 13 años y yo decidimos quedarnos en casa", cuenta. Ella misma nos graba el desabastecimiento en su barrio, "ahora tenemos problemas con productos de alimentación más simples, leche, huevos, pan, verduras, las colas en las tiendas son enorme, a veces hay que esperar dos o tres horas para comprar algo. La inseguridad me mata, no sé si mañana tendré casa, no sé si mañana tendré techo, no sé si mañana habrá pan en la tienda, no sé si mi hija podrá ir a la escuela". Congoja, miedo, pánico al futuro.

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