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Ya son dos millones doscientos mil los ucranianos que han huido del país

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 En carretilla trasladan a una anciana hasta la frontera. Hacia allá se dirigen miles de ucranianos, agotados física y mentalmente. A veces, tardan días en cruzar y cuando lo consiguen es el frío quien les da la bienvenida. Enrollados en mantas cuidan de lo más preciado que tienen. Moldavia les ofrece comida y bebida, que les aporta algo de calor y energía para seguir el viaje. Una de estas familias huye de Mykolaiv, una ciudad destrozada por los rusos. Otros, como un grupo de marineros indios que trabajaba en Odesa, esperan impacientes su turno. En Polonia, los scouts ayudan a los refugiados a subir al tren con destino Cracovia. En Rumanía unos 3.000 ucranianos encuentran refugio en un hotel. Allí les proporcionan comida  abrigo y algo fundamental: comunicación. Cargan sus teléfonos móviles para seguir conectados a los suyos.

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