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INCENDIO DOÑANA "El incendio se saltó los cortafuegos y se pensó que arrasaría cuatro veces más de lo que quemó"

Juan Pedro Castellano, director de Doñana, explica en una entrevista exclusiva a Público qué se va a hacer ahora en la zona quemada y aclara que Doñana “no corre peligro de estar en ninguna lista negra de la UNESCO”

El periodista Ricardo Gamaza entrevista a Juan Pedro Castellano, director de Doñana

Recorrer la zona arrasada por el fuego de uno de los mayores incendios que ha llevado las llamas hasta las puertas del Parque Nacional de Doñana con el director del Espacio Natural, Juan Pedro Castellano, permite analizar el estado de uno de los espacios más emblemáticos de la naturaleza española, que está considerado como la mayor reserva de biodiversidad de Europa. A este espacio no le amenaza solo el fuego, también proyectos empresariales como el de almacenamiento de gas en su subsuelo que quiere llevar a cabo Gas Natural, o la ocupación irregular de montes por parte de algunos agricultores de la fresa, que esquilman el agua de su acuífero. Caminando por la zona quemada, el director del Espacio Natural de Doñana muestra una voluntad incombustible y explica los argumentos por los que considera que, pese a todo -incluidas las críticas incendiarias-, este espacio natural está en buen estado.

Parece que se ha evitado unir las palabras “Doñana” e “incendio” en una misma frase. Pero aunque lo hayan llamado el incendio de Moguer o de Mazagón, lo cierto es que afectó a Doñana.

Sí. El incendio se inició fuera del Espacio Natural, en una zona de pinar de Moguer, en Huelva, pero evolucionó de manera muy rápida y entró en el Parque Natural, afectando a un número de hectáreas considerable -más de 6.000- de zona protegida.

Donde sí ha afectado es en zonas con mucho valor botánico. ¿Cual ha sido el daño ecológico de este incendio?

Es importante señalar que al Parque Nacional no han llegado las llamas, pero sí al Parque Natural en zonas con mucho interés, como el conjunto del Asperillo que es un conjunto de dunas estabilizadas, y en alguna zona de lagunas, además de un pinar denso, producto de repoblaciones históricas. Es cierto que la zona del Asperillo tiene mucho valor para muchas especies. En algunos de los parajes es cierto que eran zona de interés de flora muy importante, que se han perdido.

En su opinión, ¿se actuó de la mejor manera posible en la extinción?

Es cierto que el incendio duró varios días. Los primeros días había condiciones muy adversas que limitaron mucho la actuación de los medios para extinguirlo, pero después se pudo actuar de manera muy eficiente y se evito que se hubiese extendido mucho más. Hay que recordar que el área potencial de afección del fuego con las condiciones que había superaban las 30.000 hectáreas casi cuatro veces más de lo que quemó. Al final sólo afectó a unas 8.500 hectáreas. También había riesgo de que entrase en el Parque Nacional y se consiguió que no llegase a estos límites. Y lo más importante de todo: se consiguió que no hubiese ninguna pérdida de personas, teniendo en cuenta que afectaba a una zona de litoral con asentamientos humanos, hoteles, y un gran equipo de personas que luchaban contra el incendio. Ni siquiera hubo heridos.

Hubo una locura en las redes sociales en las que se desataron bulos de todo tipo y miles de críticas. Una de ellas es la que se refería a que el fuego se habría evitado si se hubiesen llevado a cabo labores de prevención. Se dijo: Los incendios se apagan en invierno. ¿En Doñana se han llevado a cabo las suficientes labores preventivas?

En general las tareas preventivas en el Parque se llevan a cabo con normalidad. Es verdad que no todos los años se hacen todos los cortafuegos, por una razón de organización y necesidades. Pero justo en la prevención del fuego es donde hay una mayor profusión de medidas contra incendios. Donde se produjo estaban hechos todos los cortafuegos perimetrales, los de líneas eléctricas, los que tienen que ver con los usos (por esa zona transitan varias hermandades hacia el Rocío)... Pero cuando un fuego tiene las condiciones que ha tenido este, los cortafuegos se los salta. Hemos visto como en algunos con una anchura sin vegetación de 90 metros el fuego ha saltado; incluso hay algunos cortafuegos en los que el fuego ha pasado por encima de las copas y la vegetación en el propio cortafuegos no ha ardido. Las medidas contra incendios no evitan los fuegos, lo que ayudan es a prevenirlos, limitarlos y reducir los riesgos, pero siempre hay riesgos.

Juan Pedro Castellano, director de Doñana

Juan Pedro Castellano, director de Doñana

Las grandes masas de pinar con las que se ha ido repoblando Doñana, aunque no es el árbol autóctono de este ecosistema, también ayuda a que en caso de incendio, el fuego se propague con más virulencia que si hubiese alcornoques, por ejemplo.

En Doñana como en casi todos los espacios naturales europeos hay un componente cultural importante. Aquí había pino con anterioridad, pero con menos presencia. Hay un pinar que se introduce en el siglo XVIII, otras zonas se repueblan con esta especie en la década de los años 40, 50 y 60. Pero desde hace 20 años se viene trabajando en diversificar esas zonas de pinares, lo que llamamos proyectos de naturalización, que no es más que reducir densidad de pinares, evitar la continuidad de grandes masas, diversificar… Lo que pasa es que Doñana tiene una superficie enorme. Todos los proyectos que se llevan a cabo en Doñana tienen esa perspectiva de reducir la superficie de pinar porque está claro que es un riesgo añadido para los incendios.

¿Puede verse también ahora este espacio arrasado por el fuego como una “oportunidad” para que se rompa con nuevas repoblaciones este monocultivo de pino?

Toda la parte del Parque Natural es una zona en “reconstrucción”, es decir que desde los años 90 se vienen eliminando miles de hectáreas de monocultivo de eucalipto y se han recuperados lagunas. En esta fase que duró una década se atacó el monocultivo de eucaliptos. En qué fase estamos ahora: la de abordar ese trabajo de reducción de densidad de pinos y recuperación de otras especies. El incendio no supone un cambio de rumbo, sino que en la clave que lo planteas evidentemente nos va a permitir abordar un problema que habíamos planeado a medio y largo plazo, abordar esa reflexión en toda el área quemada.

¿Y cómo se va a abordar la recuperación de esta zona quemada?

La Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía ha creado para ello un grupo de trabajo específico para trabajar en el post incendio con una componente técnica y científica con experiencia en este tipo de procesos. Las aportaciones que ahí se hagan serán las claves para la actuación después del incendio.

Usted acaba de llegar de Cracovia, Polonia, de la reunión del Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO en la que uno de los temas claves que se ha abordado ha sido el estado de Doñana.

Fue a petición propia, ya que queríamos tener la ocasión de poder explicar a la UNESCO el contenido de nuestros estudios y análisis. La decisión del Comité del Patrimonio Mundial reconoce el esfuerzo de todas las administraciones para la conservación de Doñana, reconoce los avances en determinadas cuestiones. Hubo una misión de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza en el año 2015 y su conclusión fue que el Parque Nacional de Doñana tiene un estado de conservación satisfactorio, conserva todo los valores por los que se incluyó en la Lista del patrimonio Mundial y por tanto no recomienda en ningún caso que se saque de ella o que entre en la lista en peligro. Ahora bien, existen riesgos que el Estado español debe abordar y dar respuesta.

En su opinión entonces ¿no hay riesgo entonces de que Doñana entre en la ‘Lista negra’ del Patrimonio Mundial de la UNESCO, como han alertado en varias ocasiones organizaciones ecologistas como WWF?

La lista negra no existe. Lo que hay es una lista de espacios que están en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, otros espacios naturales que están en peligro de salir de esa lista y un tercer estadio en el que se expulsa a ese lugar de la lista. La lista en peligro tiene un sentido positivo, cuando un lugar entra en esa lista es para hacer un seguimiento y tomar medidas. La continua alusión a esa “lista negra” responde a unas circunstancias que, sencillamente, en Doñana no se dan.

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