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La historia del 'Aurora': el crucero que trajo la Revolución de octubre

Durante la Primera Guerra Mundial, el 'Aurora' participó en los combates de la Flota del Báltico contra embarcaciones alemanas. En otoño de 1916 regresó a los astilleros de Petrogrado para ser reparado y se vio inmerso en los acontecimientos revolucionarios que arrancarían unos meses después.

Botadura del Aurora, 11 de mayo de 1900

Àngel Ferrero

El 25 de octubre de 1917 (7 de noviembre, según el calendario gregoriano), a las 21:40, un cañón del castillo del crucero 'Aurora', atracado en el río Neva, disparaba una salva. Era el señal convenido que anunciaba la renuncia del Gobierno Provisional a aceptar el ultimátum del Comité Militar Revolucionario para transferir el poder a los soviets (consejos) de diputados obreros y soldados y el inicio del célebre asalto al Palacio de Invierno. No obstante, el 'Aurora' no era la única embarcación en el Neva, sino una de las once naves del llamado “escuadrón de Octubre”, formado por un acorazado, dos destructores, dos minadores y dos dragaminas, un barco de instrucción, un patrullero y una lancha. Diez de los barcos estaban atracados en el Neva y el undécimo –el antiguo 'Emperador Alejandro II', al que la tripulación rebautizó con el no menos simbólico nombre de 'Zariá Svobody' (amanecer de la libertad)–, en la boca del canal. Hoy el 'Aurora' sigue atracado en el Neva, convertido en un museo dedicado a la historia del crucero. Una historia que, obviamente, no comienza con la Revolución de octubre, pero que tampoco termina con ella.

Uno de los tres cruceros de la clase Diana, el 'Aurora' fue botado en el mes de mayo de 1903 en San Petersburgo, y seis meses después recibió la orden de incorporarse a la Flota del Pacífico, pero antes de llegar a su destino hubo de regresar a su puerto de origen para reforzarse al recibir la noticia del estallido de la guerra ruso-japonesa de 1905. Su bautismo de fuego fue en la batalla de Tsushima, una verdadera catástrofe para Rusia, en la que 4.380 marineros murieron y 5.917 fueron hechos prisioneros y dos tercios de las naves de la marina rusa fueron a parar al fondo del mar. La derrota también fue un golpe en términos morales: el condecorado almirante Zinovy Rozhestvensky había establecido un récord al viajar 29.000 kilómetros para enfrentarse a un enemigo que la propaganda rusa había presentado en términos de inferioridad incluso racial.

El Imperio ruso no se recuperaría nunca de aquella derrota, que aceleró la firma del tratado de paz con el Imperio de Japón en septiembre de 1905. El 'Aurora' consiguió escapar de Tsushima y, protegiendo la retirada de otros barcos, logró llegar al puerto de Manila. Tras ser reparado volvió a su puerto de origen, donde fue utilizado como buque de instrucción. Fue en la cubierta del 'Aurora' donde, en 1911, fueron condecorados por el gobierno italiano los marineros rusos que habían participado en las tareas de rescate tras el terremoto de Messina de 1908.

El 'Aurora' en la Revolución rusa

Durante la Primera Guerra Mundial, el 'Aurora' participó en los combates de la Flota del Báltico contra embarcaciones alemanas. En otoño de 1916 regresó a los astilleros de Petrogrado para ser reparado y se vio inmerso en los acontecimientos revolucionarios que arrancarían unos meses después. El comandante del barco, Mijaíl Nikolsky, había advertido a sus superiores que una estancia prolongada en la ciudad radicalizaría a la tripulación, y ordenó que nadie abandonase la nave e inspecciones regulares. Los esfuerzos de Nikolsky para mantener a los marineros y oficiales lejos de la propaganda socialista no sólo se demostraron como inútiles, sino como contraproducentes.

En la Revolución de febrero, el comandante del 'Aurora' tuvo que hacer frente a un motín después de que circulase el rumor de que la embarcación iba a convertirse en una prisión flotante. Nikolsky rechazó la oferta de sus superiores, quienes le propusieron que una sotnia (centuria) de cosacos sofocase la revuelta, y ordenó instalar ametralladoras para disparar a la multitud si intentaba apoderarse de la nave. Los oficiales, sin embargo, se negaron a dar la orden de disparar al día siguiente, el 28 de febrero, cuando aparecieron manifestantes con banderas rojas.

Un grupo de ellos subió al 'Aurora' y se solidarizó con los marineros. La tripulación decidió que Nikolsky y el oficial jefe, Pavel Ogránovich, fuesen enviados, detenidos, al Palacio Táuride, donde se reunían los soviets. Después de arrancarles las charreteras, los manifestantes insistieron en que Nikolsky y Ogránovich encabezasen la marcha portando la bandera roja. Los dos oficiales, de la vieja escuela, se negaron, y la negativa les costó la vida: Ogránovich fue atravesado por una bayoneta y Nikolsky murió de un disparo efectuado por alguien de la multitud.

La tripulación del 'Aurora' se adaptó rápidamente a los nuevos tiempos revolucionarios y escogió a su propio comité, presidido por el suboficial de artillería Y.V. Fedianin, sin afiliación política. La radicalización de la tripulación fue rápida: en junio los bolcheviques contaban con 42 representantes y a bordo de la embarcación se realizaban reuniones y actos políticos prácticamente a diario. En septiembre un bolchevique, el maquinista Aleksandr Bélishev, fue elegido comisario de la nave.

Reconstrucción del interior del Aurora

Reconstrucción del interior del Aurora

Cuando las reparaciones estaban a punto de terminar y la nave podía volver al mar, Tsentrobalt –el Comité Central de la Flota del Báltico– ordenó al 'Aurora' permanecer en el Neva y esperar instrucciones del Comité Militar Revolucionario. Era el 24 de octubre de 1917. Aquella misma noche el Comité Militar Revolucionario asignó al 'Aurora' restablecer el paso del Puente de la Anunciación (blagoveshensky) –entonces conocido como Puente de Nikolayev–, que habían tomado oficiales del Partido Constitucional Democrático (kadet). El 'Aurora' hizo acto de presencia y los oficiales kadetes se marcharon rápidamente.

Con los puntos estratégicos de Petrogrado bajo control bolchevique, sólo quedaba asestar el golpe definitivo contra el Palacio de Invierno –la sede del Gobierno Provisional–, donde aquella noche se encontraba reunido el consejo de ministros con carácter de urgencia. Uno de los tres miembros de la troika que organizó el asalto, Vladímir Antónov-Ovseyenko –los otros dos eran Nikolái Povoisky y Grigori Chudnovsky–, se presentó la mañana del 25 de octubre para transmitir las órdenes del Comité Militar Revolucionario. Al 'Aurora' le correspondía, junto con las baterías de cañones de la Fortaleza de San Pedro y San Pablo, disparar la salva que era el señal convenido para que comenzase el asalto al Palacio de Invierno y, desde la radio de la embarcación, retransmitir el texto de Lenin 'A los ciudadanos de Rusia', en el que se informaba del derrocamiento del Gobierno Provisional. No todo fueron sin embargo salvas de fogueo aquel 25 de octubre de 1917: como explica el periodista estadounidense John Reed en Diez días que estremecieron al mundo, dos proyectiles impactaron contra la cornisa del Palacio de Invierno rompiendo el estuco. (Cabe añadir que algunas versiones disputan tanto el testimonio de Reed como la versión de la historiografía soviética y señalan diferencias temporales entre los disparos del 'Aurora' y el asalto.)

Una hora después de aquel primer disparo comenzaba el II Congreso de los Soviets de Diputados Obreros y Soldados. Por las calles de Petrogrado se repartía el siguiente panfleto:

“¡A LOS CIUDADANOS DE RUSIA! El Gobierno Provisional ha sido depuesto. El poder del Estado ha pasado a manos del órgano del Soviet de Petrogrado de Diputados Obreros y Soldados, el Comité Militar Revolucionario, que se encuantra al frente del proletariado y la guarnición de Petrogrado. La causa por la que el pueblo ha estado luchando: la propuesta inmediata de una paz democrática, la abolición de los derechos de propiedad de los terratenientes sobre la tierra, el control obrero sobre la producción, la creación de un gobierno de consejos; esta causa ha sido asegurada. ¡LARGA VIDA A LOS OBREROS, CAMPESINOS Y SOLDADOS REVOLUCIONARIOS! Comité Militar Revolucionario. Soviet de Petrogrado de Diputados Obreros y Soldados.”

Después de la revolución

Tres días después del asalto al Palacio de Invierno, el 'Aurora' regresó a la atarazana para completar reparaciones. Su historia, sin embargo, continúa: durante los primeros años de la revolución, el 'Aurora' fue objeto de numerosos atentados, desde un intento de envenenar a la tripulación en diciembre de 1917 hasta la colocación de una bomba, descubierta y desactivada el 30 de marzo de 1918. Muchos de los marineros del 'Aurora' se presentaron voluntarios para combatir en la guerra civil, y sus biografías se dispersaron por todo el país. El buque insígnia de la revolución también participó en el conflicto, destinado a Kronstadt para bloquear la posible entrada de buques de los ejércitos interventores.

Lenin, a los ciudadanos de Rusia

Lenin, a los ciudadanos de Rusia

Terminada la guerra civil, el 'Aurora' volvió a ser un buque de instrucción y a partir de 1927 adquirió el estatus de símbolo al recibir la Orden de la Bandera Roja e instalarse una placa conmemorativa en bronce. Las visitas del crucero a Copenhague (1927) y Swinemünde (1928) –junto con el buque Profintern– y el estreno de la película Octubre de Serguéi Eisenstein consagraron ese estatus al incorporar al 'Aurora' definitivamente a la propaganda del nuevo Estado soviético. Mientras, el 'Aurora' perdia relevancia militar a medida que nuevos buques de guerra, más modernos, se incorporaban a la flota soviética.

El ruido de los cañones del 'Aurora' regresó con la Segunda Guerra Mundial, cuando el crucero se incorporó a la defensa aérea de Leningrado. El 'Aurora' sobrevivió al cruel asedio alemán, pero no logró escapar sin daños de los intensos bombardeos. En agosto de 1944, el Comité Ejecutivo del Soviet de la ciudad de Leningrado aprobó convertir la embarcación en un museo histórico, aunque en 1945 todavía sirvió de escenario para el rodaje de la película histórica El crucero Varyag (Viktor Eisymont, 1946). En 1948 el 'Aurora' fue trasladado a su emplazamiento actual, ante la Escuela Naval Militar Najímov, y en 1956 abrió sus puertas ya definitivamente como museo. Desde entonces el 'Aurora' ha sido reparado en diferentes ocasiones, la última de las cuales comenzó en 2014 y terminó en 2016, permitiéndole reabrir sus puertas para el centenario de la Revolución rusa.

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