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Transporte urbano OFO abandona Madrid

Las bicicletas amarillas ya no ruedan por la capital. El vandalismo y la falta de infraestructuras han propiciado que la empresa china de alquiler sin anclaje deje España antes de que se cumpla un año desde su estreno. Fuentes de la compañía anuncian que, por razones estratégicas, solo mantendrán su actividad en tres ciudades de Europa: París, Milán y Londres.

Ofo, en Madrid / Europa Press

Sin rastro. Las bicicletas amarillas han desaparecido de las aceras de Madrid. Ofo, la compañía china que las alquila, inició un repliegue discreto a finales de junio. Primero abandonó los distritos de Usera, Carabanchel y Villaverde, donde muchas bicicletas dormían en garajes o trasteros. "Registrábamos a diario incidencias que llegaron a afectar a un 1% de la flota desplegada, pero tenemos un equipo que trabaja duro y el sistema de geolocalización nos ha ayudado a recuperar la mayoría", comenta Driss Ibenmansour, responsable de operaciones de Ofo en España, quitándole hierro al asunto. "No hemos perdido ni un centenar en todo Madrid", asegura.

Los ingresos por uso del servicio tampoco deberían ser un punto negativo. En China, Ofo cobra 15 centavos por un viaje. En Estados Unidos gana más de 1 dólar y, en España, el coste es de 50 céntimos por cada media hora de pedaleo, hasta un máximo de 5 euros. La clave está en la inversión que tiene que hacer el operador para redistribuir las bicicletas en una ciudad y, sobre todo, para recolectar y reparar las dañadas. 

"Es cierto que al principio acusamos mucho el vandalismo", dice en referencia las decenas de bicicletas que aparecieron con sillines arrancados, faros rotos o abandonadas en descampados y hasta en el lecho del río Manzanares. "Reforzamos las ruedas y sustituimos los cerrojos mecánicos por inteligentes, pero el principal cambio se produjo entre los propios usuarios. En los últimos cuatro meses se han reducido considerablemente este tipo de percances", detalla.

Eso no ha evitado el éxodo. "Nos retiramos de España", reconoce Ibenmansour. Este ex empleado de Uber, que encabezaba la expansión de Ofo en el mercado español, evita hacer declaraciones concisas sobre los motivos que han impulsado a la compañía a tomar esta decisión. "España es una plaza con mucho potencial, pero ya no forma parte de la estrategia internacional de la empresa", resume. 

"Ofo ha sido un pionero en el uso compartido de bicicletas sin anclaje y, como cualquiera que abre camino, hemos cosechado triunfos y algunos tropiezos", admite. "Nosotros preferimos enfocarnos en los aspectos positivos. Hemos alcanzado los 100.000 usuarios y 200.000 desplazamientos, que suponen un ahorro de 180 Toneladas de CO2 a la atmósfera", defiende y se apunta el tanto. No obstante, Ofo prometía encabezar el cambio modal junto a otras empresas de la competencia como oBike, Donkey Republic o la propia compañía municipal, BiciMAD.  "Hemos sido un gran aliado para el Ayuntamiento porque hemos contribuido a ampliar el número de bicicletas disponibles. De esa forma, fomentamos el ciclismo en la ciudad, reduciendo la contaminación y la congestión del tráfico", argumenta.

Madrid no es ciudad para bicicletas

Sin embargo, no todos son halagos para el consistorio. "A Madrid le falta todavía una importante inversión en infraestructuras. En comparación con otras grandes capitales como Berlín, esta no es una ciudad para circular en bicicleta", señala Ibenmansour. "No descartamos regresar pero, de momento, no hemos encontrado los requisitos necesarios. No lo consideramos un mercado maduro", especifica.

La compañía, que tiene más de 10 millones de bicicletas repartidas por 200 ciudades de 20 países, ha anunciado que abandonará otros enclaves europeos y solo seguirá operando en el viejo continente en tres capitales: París, Londres y Milán. "Nuestro foco actual es consolidar el negocio en mercados estables, donde los desplazamientos en bicicleta sean ya una tradición", concluye.

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