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Derechos de autor en Internet Los ciberactivistas vuelven a la cargan contra la futura directiva sobre 'copyright'

Tras el bache que sufrió en julio, cuando el Pleno del Parlamento Europeo votó en contra del procedimiento elegido —no sobre el contenido—, vuelve a la Eurocámara enmendada. Éstos son los próximos pasos.

El Parlamento Europeo echa por tierra uno de los artículos más polémicos de la directiva sobre copyright propuesta por la Comisión.

Septiembre será un mes crucial para la larga y polémica tramitación de la propuesta de directiva sobre derechos de autor. Tras el bache que sufrió en julio, cuando el Pleno del Parlamento Europeo votó en contra del procedimiento elegido  —no sobre el contenido—, vuelve a la Eurocámara enmendada. Éstos son los próximos pasos.

En una nota, Xnet —uno de los grupos de presión más activos contra la futura normativa— explica que el día 5 de septiembre termina el plazo para presentar enmiendas al texto de la propuesta de directiva, de modo que las votaciones en el Pleno tendrán lugar, previsiblemente, entre el 11 y el 13 de septiembre.

“Las enmiendas pueden ser presentadas por el comité JURI, la comisión IMCO (sobre el artículo 13, donde tiene competencia compartida), cualquier grupo político o cualquier grupo de 38 diputados al Parlamento Europeo”, apuntan, y explican en detalle el procedimiento de la cámara.

Eso sí, advierten, el resultado de la votación será un trámite más, en ningún caso definitivo; determinará la posición negociadora de la Eurocámara para las siguientes con el Consejo Europeo, con la Comisión como “intermediario”.

A continuación, la posición común del Parlamento Europeo y el Consejo ha de ser sometida a votación otra vez. “Esto implica que la votación del Pleno de la Eurocámara de septiembre es un paso importantísimo para no perder derechos, pero no es el paso final y debemos seguir con la lucha”, remarcan, y r

Asimismo, recuerdan que su lucha contra la directiva coincide con la precampaña electoral de las elecciones europeas, que están convocadas para finales de mayo de 2019 (entre los días 23 y 26 de ese mes).

Por ello, los principales detractores del proyecto —agrupados en la Coalición #SaveTheInternet, EDRi, Copyright4Creativity y SaveTheLink—, han creado herramientas para contactar directamente con cada uno de los europarlamentarios por correo electrónico y redes sociales para explicarles, de forma fácil, por qué deberían rechazar esa directiva. 

Batalla sin cuartel

La UE trabaja desde hace años en actualizar las normativas de derechos de autor y adaptarlas al siglo XXI, especialmente a la realidad transfronteriza de internet, de modo que sea posible garantizar que los creadores de música, películas y noticias puedan recibir un una remuneración justa por su trabajo. La iniciativa, sin embargo, ha desatado una de las luchas de lobbies en Bruselas más intensas que se recuerdan: ciberactivistas y grandes tecnológicas por un lado, y editores e industrias culturales por otro

El pasado 5 de julio, el Pleno del Parlamento devolvía el proyecto de directiva sobre 'copyright' en una votación muy reñida. Aquel resultado fue celebrado por las organizaciones de defensa de derechos civiles y empresas de internet, pero lamentado por los grupos editoriales, que calificaron esa derrota de “retraso” en la tramitación del polémico texto.

Las protestas se centran, sobre todo, contra los artículos 11 y 13 del proyecto. El 11 se refiere a la protección de las publicaciones de prensa en la red, de modo que habilitaría a los editores para bien para desindexar sus contenidos de buscadores y redes sociales, bien para poder pedir una remuneración a los proveedores de esos  servicios si usan sus contenidos.

En cuanto al 13, la propuesta deja en manos de redes sociales y proveedores de servicios en la red la decisión de qué contenidos pueden ser eliminados por violaciones de derechos de autor, sin ninguna supervisión externa, lo que convierte a esas compañías en una suerte de policía y juez de internet.

Además, avala la identificación automatizada de esos contenido, lo que a juicio de los detractores generalizaría la llamada ‘censura algorítmica’: que un oscuro programa informático decida qué contenidos son publicables y cuáles no.

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