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Juana Rivas El hijo mayor de Juana Rivas relata ante el juez italiano episodios de malos tratos

El juzgado no aplica ninguna medida cautelar sobre los menores que vuelven con su padre a Carloforte, situada en una  pequeña isla donde viven con Arcuri desde el verano de 2017.

Juana Rivas está condenada a cinco años de carcel - EFE

Marisa Kohan

El hijo mayor de Juana Rivas relató este martes en el juzgado italiano que lleva el juicio por la custodia de los menores, los episodios de malos tratos que vive con su padre, Francesco Arcuri. En la vista, el menor "confirmó todo lo que ha venido denunciando", según afirma la abogada italiana de Rivas, Eugenia Álvarez. A pesar de estos hechos, el juez no tomó por el momento ninguna medida cautelar y los menores volvieron esa tarde a la casa paterna, situada en Carloforte, situada en una pequeña isla. 

El relato del menor fue oído en persona en el juzgado por el juez que lleva la causa de custodia de los niños en la localidad de Cagliari (Cerdeña) y por el fiscal general sustituto del Estado en Cagliari, Gaetano Portu, que de forma excepcional pidió estar presente en la vista con el menor. Tal como afirman fuentes jurídicas de Rivas, su presencia no es un procedimiento habitual y está relacionado con la importancia que cogió el caso en las últimas semanas.

Fuentes jurídicas del entorno de Rivas afirmaron que el menor respondió durante casi dos horas a las preguntas que le formularon tanto el juez como el fiscal, y explicó con detalle las agresiones e insultos que reciben tanto él, como su hermano menor, en la convivencia con su padre. Este relato estaba ya recogido en las seis denuncias que Rivas interpuso en este último año en Italia, que están basadas en el relato de los niños (especialmente del mayor) y en cartas que este escribió a su madre. En alguna de ellas el mayor de los hijos afirmó temer por su vida y la de su hermano.

El último y más sonado episodio tuvo lugar el pasado domingo 22 de octubre, cuando Rivas decidió no entregar a sus hijos a su padre, tal como estaba acordado, tras pasar con ellos el fin de semana. A la entrega de los menores el viernes anterior, Rivas vio en la espalda del menor hematomas que, según el relato de los menores, se los había provocado su padre en un ataque de ira, al arrojar al menor de los hermanos contra los hierros de una cama y luego contra una pared de un pasillo porque el menor no se dormía.

Ese fin de semana Rivas llevó al niño al hospital y posteriormente denunció a Arcuri por malos tratos. Era la sexta vez que lo hacía desde que los menores se trasladaron a Italia con su padre, una vez que la justicia española la obligó a que volvieran con Arcuri. En todas las denuncias interpuestas, Rivas narra episodios de malos tratos físicos y psíquicos que sufren los menores a manos de su padre, la mayoría, narrados por el hijo mayor que ahora cuenta con 12 años.

Ninguna de las denuncias que interpuso Rivas en Italia ha tenido ningún tipo de consecuencias. Ni la fiscalía ni los servicios sociales pusieron en marcha medidas de protección, tal como pedía la madre y Rivas fue obligada por decisión del juzgado a devolver a los niños a Arcuri el miércoles 25 de octubre. La única concesión que se produjo en ese momento, fue la decisión del juez de oír al menor en sede judicial unas semanas después.

Se da la circunstancia de que el pasado día 24 de octubre el Cónsul General de España en Roma se desplazó a Cagliari para reunirse con Rivas y sus hijos y oír de su boca la situación que viven en Italia. A la reunión acudieron, además, la abogada italiana de Rivas y la cónsul honorífica de España en Cagliari.

Primera vez que se lo escucha

A pesar de las reiteradas denuncias y peticiones de audiencia, la de este martes es la primera vez que un juez escucha el testimonio del menor, a pesar de que éste había solicitado en diversas ocasiones poder hablar en persona ante un juzgado. Lo solicitó en España, cuando un juzgado de Granada decidía sobre el regreso de los menores a Italia con su padre por sustracción de menores, y lo volvió a solicitar en Italia en a través de cartas.

Sin embargo, hasta el momento, sólo había sido oído por la perito principal del juzgado italiano, que impuso la condición de oír al menor a solas, sin los peritos de las partes y sin la presencia de ningún otro representante o experto. Según fuentes cercanas al caso de Rivas, la primera frase que pronunció la perito entonces al menor fue que nada de lo que dijera en esa conversación, influiría en la decisión del tribunal.

"Tengo una buena sensación de tranquilidad, esto es fruto de nuestra lucha", dijo Juana Rivas a la agencia Efe a la salida de los juzgados, donde testificó su hijo de 12 años. "Vamos a ir paso a paso, siempre con la ley y esperando que la ley haga su labor", añadió Rivas.

El menor compareció en solitario, sin estar acompañado ni por sus padres, no por ninguno de los abogados de éstos, que tuvieron acceso al informe en el que el menor relata cómo es su convivencia con sus progenitores.

Ahora la justicia italiana deberá decidir sobre dos cuesiones: por un lado, sobre la petición de nulidad sobre la actuación pericial del juicio sobre la custodia de los menores que interpuso la abogada de Rivas en Italia a finales de septiembre, por considerar que la actuación pericial estuvo plagada de fallos. Por otro, tomar una decisión sobre la custodia de los menores.

Todo esto, sin haber siquiera tomado en consideración la existencia de violencia de género que denunció Rivas en 2016, en Granada ni las seis que interpuso ya en Italia por malos tratos hacia los menores.

Arcuri ya había sido condenado en España en 2009 por violencia de género contra Juana Rivas. 

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