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El sector tecnológico o el techo de cristal que la mujer aún no ha logrado romper

En un mundo dominado por la tecnología, la presencia femenina en las carreras STEM sigue siendo desigual a lo largo y ancho del globo. En la falta de referentes y el machismo latente encontraríamos algunas respuestas para entender el porqué. Iniciativas como 'Girls4Tech' buscan cambiar la situación empoderando a las niñas para despertar en ellas sus vocaciones en este campo actualmente, con rostro masculino.

Varias jóvenes participan en el evento  'Girls4Tech'.

"Mamá, papá: quiero ser ingeniera informática", esta frase puede parecer una frase normal hecha por cualquier niña a sus progenitores pero, sin embargo, es menos común de lo que quizás imaginemos ya que, en el mundo, solo el 14% de las niñas accede a carreras como ingeniería o matemáticas. Los estereotipos han hecho mella y, actualmente, en pleno S XXI, el universo de las llamadas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) tiene rostro de varón.

Un sector cuyo techo de cristal aún las mujeres no han logrado romper y en el que prima, un cierto desinterés femenino fomentado por estereotipos sexistas que persisten y fortalecen el poder del hombre en un negocio que mueve millones pero, que se priva diariamente de grandes talentos. La acusada desigualdad de género que presenta aleja a las mujeres (y todo su potencial) de este sector.

Los datos hablan y son claros: la presencia femenina en el mundo de la tecnología es escasa y marginal. Por ejemplo, sólo uno de cada cuatro estudiantes de ingeniería es mujer. Esta situación ha impulsado a organizaciones como la Fundación Esperanza Pertusa de la firma española de calzado Gioseppo, a buscar cambiar las cosas en el sector viéndolo como una oportunidad para romper con una forma más de desigualdad y hacer de este mundo un lugar mejor.

Una iniciativa para acercar a las niñas a la tecnología

Cada año, esta fundación abandera una causa en defensa de mujeres y niñas. Girls4Tech nace así con un objetivo claro: el de concienciar sobre la situación y atraer a las niñas en edad escolar al ámbito de la tecnología y conseguir motivarlas a estudiar carreras STEM, territorio hasta ahora, masculino en su mayoría. Como referentes, dos eminencias femeninas del mundo de la tecnología: la reconocida CEO nigeriana Njideka Harry y Nuria Oliver, una de las científicas más destacadas de España.

Njideka Harry es CEO de la ONG Youth for Technology Foundation, una organización nacida para promover el acceso de niñas al mundo de la ciencia y la tecnología y que trabajará de la mano de la iniciativa ‘Girls4Tech’ para apoyar el fomento de vocaciones científico-tecnológicas en niñas. Pequeñas que serán, las mujeres del mañana.

"Sobre todo nos centramos en la juventud, en las chicas jóvenes pero también en sus madres, que son siempre los pilares económicos fundamentales en las comunidades a las que servimos", asegura Njideka Harry que, además, se apresura a aclarar rápidamente en cuanto empieza su charla con Público: "Girls4tech es una oportunidad para conseguir un mundo mejor. Si no hacemos las correctas inversiones en las niñas que, por supuesto se convertirán en mujeres, eso nos vas a afectar tanto a nivel nacional como a nivel mundial. Invertir en mujeres y niñas es un verdadero imperativo económico por lo que creemos fielmente que es lo que hay que hacer. Es lo correcto".

Luchar contra los prejuicios

Njideka habla claro. Es concisa y sabe bien de que lo habla. Nos cuenta que en algunos países del continente africano como Kenia o Nigeria, algunas familias todavía piensan que si una joven estudia ingeniería no será capaz de encontrar un marido, o que este tipo de carreras no son profesiones para “señoritas” y, eso acaba persuadiendo a muchas chicas negativamente a la hora de decidir estudiar una carrera STEM llegándose a "cuestionar la feminidad de éstas si las eligen".

En la gran mayoría de los países del continente africano, los hombres continúan aún teniendo mucho más acceso a Internet que las mujeres. Hay más hombres con acceso a teléfonos móviles, incluso a más de uno y por el contrario, mujeres que no han tenido un dispositivo en la mano jamás. Esta brecha tan acusada supone una manera más de control patriarcal. La información y la educación es poder y son armas que, en algunas sociedades, en manos de una mujer sencillamente, incomodan: "Se trata de una cuestión de discriminación básicamente. Estereotipos culturales en los que las mujeres deben estar en casa, aún incluso habiendo estudiado no deben ejercer… Conozco a muchas mujeres africanas que, por ejemplo, estudiaron para ser médicas y no ejercen su profesión o estudiaron para ser ingenieras pero no se dedican a ello… y todo es parte de esas ideas culturales que plantean que la mujer siempre debe quedarse en un segundo plano", dice la CEO de Youth for Technology Foundation.

Analizando esta situación, quizás se podría pensar que se trata de un tema cultural y que en la sociedad occidental la situación dista mucho de la planteada pero la realidad es bien diferente en lo que entendemos como "mundo desarrollado". En todo el globo, la cantidad de mujeres en estas carreras es, marginal. "En España la presencia femenina en el mundo de la tecnología es de tan solo un 15%, una cifra similar nos encontramos en Estados Unidos cuyo porcentaje disminuye aún más cuando se trata de mujeres hispanas y afroamericanas", nos asegura la CEO nigeriana.

Nuria Oliver es otra de figuras de Girls4Tech y, una de las mujeres más influyentes de España en el mundo tecnológico. Miembro del Grupo de Sabios de la Sociedad de la Información y la Agenda Digital y de la Real Academia de Ingeniería, lo tiene claro: "Iniciativas como ‘Girls4Tech’ son necesarias para fomentar una mayor diversidad en el mundo de la tecnología. Es necesario aunar esfuerzos. La pérdida de innovación asociada a la falta de diversidad de género en el sector tecnológico es inmensa", asegura Oliver.

Oliver nos dibuja la realidad del sector en España, y el panorama dista mucho de ser ideal. "En España la falta de diversidad de género es alarmante en el sector. Por ejemplo, el porcentaje de mujeres en estas disciplinas ha disminuido progresivamente desde los años 80", señala a Público. Oliver achaca este declive en el porcentaje de estudiantes femeninas en carreras como informática a una imagen "errónea y fuertemente estereotipada sobre quien trabaja en puestos tecnológicos y en qué consiste dicho trabajo", a grandes sesgos tantos conscientes como subconscientes de género que conlleva, asegura, a "una infravaloración de las mujeres frente a homólogos masculinos".

Mujeres que, teniendo la misma formación y cualificación se sienten inferiores a otros compañeros varones debido a la falta de empoderamiento del sexo femenino en un sector dominado por hombres con pocas mujeres como referente. "Existe una falta sistemática de reconocimiento hacia las mujeres en todos los contextos ilustrada, por la brecha salarial o la pobre presencia de las mujeres en premios, distinciones y posiciones de poder en este campo", sentencia.

EL objetivo: ocupar la primera línea

Paradójicamente, dedicarse laboralmente al ámbito de las STEM presenta trabajos y entornos muy flexibles y favorables para las mujeres y sus necesidades (por ejemplo a la hora de conciliar). Estos datos son totalmente desconocidos por la mayoría y cuyo desconocimiento no ha hecho más que contribuir a esa gran brecha existente y, hasta el momento, infranqueable.

Con estos datos sobre la mesa, conseguir que las mujeres pasen de ser solo consumidoras a creadores del sector se convierte en una necesidad. "Sabemos que a las niñas les gusta hacer, les gusta crear, y diseñar el mundo que desean, al que aspiran para ellas, y una forma de hacer esto es ser parte de la tecnología pero no solo como consumidoras sino como profesional es del sector", sostiene Njideka Harry. Y la clave para llegar a esto estaría en implantar desde la infancia asignaturas como 'Introducción al Pensamiento Computacional' que, como señala Nuria Oliver, "contribuirían a reducir la brecha de género en el sector ya que tanto niños como niñas adquirirían con naturalidad competencias tecnológicas",  derribando así el estereotipo de género asociado a las STEM.

"La tecnología es un básico, una herramienta para aprender y es fundamental para las niñas en su educación", añade. Las desigualdades son patentas y reales pero la educación es, vital. "Si la mujer tiene las herramientas pero no sabe usarlas no tendrá acceso a todos esos recursos que hay fuera y que se está perdiendo", lamenta Njideka.

No todo está perdido. Existen mujeres como Njideka Harry o Nuria Oliver destacando en el sector, sentando cátedra y luchando porque las cosas cambien. Mientras, el techo de cristal sigue ahí, intacto, esperando a ser destrozado por esas nuevas generaciones que, sin miedo, decidan liderar las carreras del futuro.

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