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Caza A por el jabalí: el Gobierno impulsa un cuerpo de cazadores de elite para evitar la peste porcina

Los ministerios de Agricultura y de Transición Ecológica pactan con la Federación de Caza crear escuadrones de escopeteros para diezmar esta especie silvestre, que está expandiendo la epizootia por Europa y cuyas capturas se han duplicado con creces en España en la última década

La caza de jabalíes se ha duplicado en España en esta década y ya supera los 350.000 abatimientos al año.PXHERE/Lesia Pko

A por el jabalí, a tiros. El progresivo acercamiento a España de los brotes de Peste Porcina Africana (PPA) que comenzaron a detectarse en 2014 en Europa, y la amenaza que eso supone para el sector porcino, que mueve en torno a 7.000 millones de euros al año, ha llevado al Ministerio de Agricultura a promover la creación de un cuerpo de cazadores “de elite” para reducir la población autóctona de jabalíes, que se han confirmado como uno de los principales vectores de expansión de esa enfermedad animal.

“Simplemente, como medida precautoria, tenemos que adoptar esta medida dentro de un conjunto de decisiones en materia de bioseguridad y de control en el territorio nacional”, señaló el ministro de Agricultura, Luis Planas, que aseguró que habrá “vigilancia y precaución” para tratar de evitar que la PPA llegue a España y que, “aunque no hay un riesgo inmediato, es fundamental que todo el sector de la caza contribuya”.

La peste porcina africana llegó en 2014 a Lituania, Letonia, Estonia y Polonia procedente de Rusia y el Cáucaso, donde había sido detectada siete años antes, señala un informe del Ministerio de Agricultura fechado hace unos días, que constata cómo ya la sufren los jabalíes en Bélgica, en la zona fronteriza con Luxemburgo y Francia.

Esa rápida expansión, que incluye 1.615 focos y 268.072 cerdos infectados en seis países y 13.988 episodios con 22.268 jabalíes en nueve Estados, ha hecho que la UE y varios gobiernos comiencen a tomas medidas, como las primas de cien euros por animal abatido en Francia, la valla de 70 kilómetros que Dinamarca está levantando en su frontera con Alemania o el muro de 1.200 que impulsa Polonia en sus mugas con Ucrania, Rusia y Bielorrusia.

España está optando por el “control poblacional”, es decir, por aumentar la caza para reducir la población de jabalíes silvestres, que se estima en algo más de un millón de ejemplares repartidos por todo el país.

Se trata ya del segundo mamífero que más se caza en España, con más de 350.000 capturas al año que suponen más de a mitad de las piezas mayores que se abaten y que solo supera en bajas, en la menor, el conejo con más de seis millones.

La medida llega cuando la caza del jabalí se ha disparado en España, especialmente en esta década, en la que el número de muertes se ha duplicado con creces. Caen bajo los disparos de los cazadores casi mil cada día, más de 6.800 por semana.

Riesgo económico, pero no de salud pública

“El jabalí puede ser un vector para la transmisión de enfermedades como la tuberculosis animal o la PPA”, explica Nicolás Urbani, veterinario de la Federacion Española de Caza, que achaca su expansión en toda Europa a tres factores: la disponibilidad de más zonas de refugio por la asilvestración del monte, el acceso a mayores cantidades de alimento por la industrialización de la agricultura y la prolongación de su periodo reproductivo por el acortamiento de los inviernos como consecuencia del cambio climático.

Esa proliferación supone una amenaza para el sector porcino, que, con más de 80.000 granjas y una producción cada vez más industrializada, acumula un tercio del negocio ganadero en España después de que su cabaña permanente haya superado los 30 millones de cabezas y el volumen de sacrificios supere los 52, según datos de Interporc, la patronal del ramo.

El riesgo, en cualquier caso, es únicamente económico, ya que la PPA no se transmite a los humanos. Cuando entra en las granjas provoca mortandades del 100% de la cabaña.

“Tenemos preocupación, pero la justa, porque el sistema de producción español es de los más seguros del mundo”, señala un portavoz de Interporc, que anota que “la Peste Porcina Africana es un factor de riesgo económico para el sector, pero no para la salud pública ya que no afecta a las personas como sí ocurría en casos como los de las vacas locas”.

El Gobierno opta por medidas drásticas

No obstante, el Ministerio de Agricultura, que ya ha pedido a las comunidades autónomas, especialmente a las cuatro pirenaicas (Catalunya, Aragón, Navarra y Euskadi) como eventuales vías de entrada, que tomen medidas para reducir la población silvestre de jabalíes, ha optado, en coordinación con el de Transición Ecológica, por una solución drástica: encargar a la Federación Española de Caza “un proyecto formativo de cazadores o tiradores profesionales con el objetivo de formar un cuerpo de élite de control poblacional de jabalí, exclusivamente para el caso de aparecer en nuestro país alguna ecopatología de altísima relevancia, como puede ser el caso de la PPA”.

La federación, una de las que tienen mayor número de afiliados en España pese a la decadencia de la última década, en la que ha perdido 90.000 tiradores, está diseñando ese “cuerpo de elite”, lo que incluye el número de integrantes, su distribución territorial, los requisitos técnicos que se les exigirán, la formación que requerirán en bioseguridad y los medios que utilizarán, a lo que se sumarán las medidas de desinfección para evitar que vehículos, ropas y perros puedan actuar a su vez como factores de propagación de la peste porcina.

“Es un proyecto novedoso en Europa de cazador especializado en control poblacional para casos de alerta sanitaria que puede servir para prevenir epizootias como la peste y para minimizar los daños de otras como la tuberculosis”, explica Urbani, que sostiene que “la forma más sostenible de realizar el control de la población de jabalíes es la caza”.

Los cazadores, por otra parte, están negociando con las comunidades autónomas la posibilidad de flexibilizar (ampliar) las fechas y periodos de batida, así como planes específicos para las migraciones que provocan la cosecha otoñal del maíz, cuya superficie de cultivo ronda los 3.400 kilómetros cuadrados, y las crecidas de los ríos.

Algunas comunidades del norte ya han comenzado a abrir la mano con los permisos, lo que ya se está traduciendo en un aumento del número de ejemplares abatidos. “En zonas como Huesca, que es una de las provincias con más jabalíes del país, hemos constatado un aumento de las capturas y un descenso de la población”, señala.

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