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Agricultura y cambio climático A inviernos secos, cosechas bajas

Las temperaturas cálidas durante el invierno provoca que los frutos broten antes, sin embargo, la falta de lluvias y el descenso de las temperaturas anunciado para los próximos días ponen en riesgo la producción agrícola. 

Agricultores recogen uvas en la isla canaria de Lanzarote. DESIREE MARTIN / AFP

ALEJANDRO TENA

Un invierno muy cálido con una temperatura fuera del promedio y más seco de lo normal. Este es el resumen estacional que realizaban desde la Aemet hace tan sólo una semana. En ese sentido, las consecuencias climáticas del calentamiento global dejan –además de mangas cortas en enero– alteraciones de los ciclos agrícolas que podrían conllevar ciertos riesgos en los niveles productivos.

Una primavera adelantada como la que hemos vivido no supone cambios directos en las etapas de cultivo. Esto es algo que ocurriría si el calor invernal termina por convertirse en una tendencia habitual en España y el resto de Europa. Los cambios que sí se han experimentado este año tienen que ver con un adelanto de los tiempos de brotación, explican desde la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA).

"Con el adelanto de las brotaciones muchos cultivos quedan a la merced del riesgo de heladas durante más tiempo de lo normal", apunta José Carlos Caballero, experto en agricultura de ASAJA, que muestra su preocupación por las repercusiones que puede tener el repentino retorno del frío en abril pronosticado por la Agencia Estatal de Meteorología en algunas zonas de la península ibérica.

"El aumento de las temperaturas está asociado a que las plantas de muchas especies florecen antes, lo cual, en sí, no es malo. Todo depende del parámetro de la disponibilidad de agua. Hay especies vegetales que cuando las temperaturas son altas y hay agua abundante generan mejores cosechas. Pero, si la disponibilidad del agua es menor, lo que ocurre es que las plantas no tienen riego suficiente para su crecimiento", expone Javier Andaluz, experto en Ciencias Ambientales y coordinador de Energía de Ecologistas en Acción. 

En ese sentido, el futuro no parece bueno para los campos de España, ya que, si atendemos a las previsiones estacionales de la Aemet, la primavera será igual de seca que este invierno, el cual ha tenido un 51% menos de precipitaciones que la media histórica. Así, la falta de precipitaciones, sumada a un descenso de las temperaturas con heladas en puntos concretos, podría convertirse en una amenaza directa a productos como la cereza.

Esto sitúa a los colectivos agrícolas en un estado de expectación, ya que los habituales cambios bruscos de temperatura pueden poner en peligro algunos cultivos delicados, como es el caso de los almendros o los viñedos, entre otros. Sin embargo, los agricultores se abrazan a la cautela y explican a este diario que no manejan pronósticos de posibles daños. Unos daños que pueden ser abordados, explican desde ASAJA, a través de la contratación de un agroseguro. El sistema español de seguros agrarios "es uno de los mejores de Europa", opina Caballero

"Por el momento, la sequía se está paliando con el regadío, pero, si no llueve, tendremos enormes pérdidas económicas"

"Por el momento, la sequía se está paliando con el regadío, pero, si no llueve, tendremos enormes pérdidas económicas", vaticina a largo plazo Andaluz. El cereal, que es uno de los productos que más depende de las lluvias de invierno, está creciendo muy poco debido a la sequía en la que estamos sumergidos, lo cual podría desembocar en una subida de los precios durante la próxima temporada.

Esta situación, explican los expertos, no es fruto de una aleatoriedad, sino de los efectos evidentes del calentamiento global, que está alterando las costumbres climáticas del continente. Tanto es así, que, según los datos del Ministerio de Transición Ecológica y la Aemet, los veranos ya son cinco semanas más largos que en los años ochenta.  

Los efectos del cambio climático, además de suponer una amenaza a la cantidad productiva, puede repercutir en la calidad de los alimentos sembrados. Así lo manifestaron los expertos del Programa de Investigación del Cambio Global de los Estados Unidos, que advirtieron que las emisiones de CO² pueden propiciar que los alimentos pierdan algunas de sus cualidades nutritivas.

Asimismo, a la larga la crisis climática puede poner entre la espada y la pared a algunas especies de insectos importantes como la abeja, que ejerce una labor polinizadora en cerca del 70% de los principales cultivos del territorios español, según el informe de Greenpeace Así nos afecta el cambio climático.

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