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Elecciones generales Los españoles que votaron en el 28-A gracias a la Memoria Histórica

Hijos y nietos de españoles en el exilio en México acudieron a las urnas en las recién celebradas elecciones generales, en algunos casos, sin haber residido nunca en España.

Imagen del consulado en la Embajada de España en México.

ANNA PORTELLA

Claudia Velasco tiene dos nacionalidades. En su país de residencia es de derechas; en su país de pasaporte, vota a izquierdas. “Por cuestiones de política migratoria, voté a Pedro Sánchez porque es el que más me beneficia”, explica esta mexicana-española, nieta de un vasco exiliado de la Guerra Civil en el país azteca.

Velasco forma parte de los más 300.000 descendientes de españoles que consiguieron la nacionalidad a raíz de la Ley de Memoria Histórica de 2007, según datos que facilitó la Organización Internacional de Descendientes de Españoles en 2012. La Disposición Adicional Séptima de la norma contenía la conocida como “Ley de nietos”, que permitía a los hijos y, en determinados casos, nietos de españoles adquirir la nacionalidad entre el 27 de diciembre de 2008 y el de 2011.

“Hoy son muchos los ciudadanos que, aun no viviendo en España, ni hablar castellano, ni catalán, ni gallego ni euskera, o incluso no haber nacido ni haber pisado nunca España, han optado ya, o podrán llegar a ser ‘españoles de origen’, gozando de todos los derechos inherentes a este estatus privilegiado y envidiable”, escribía en aquel entonces el abogado y socio fundador del despacho Roca Junyent, Eduard Sagarra, para la Revista de Estudios Jurídicos.

Sagarra describía así el estatus de estos españoles que ni inmigraron, ni emigraron, ni residen, ni, en algunos casos, han visitado España, pero que tienen derecho a voto.

¿Cómo se vota sin haber vivido nunca en el país?

El único vínculo actual de Velasco con España es un primo que vive en Tarragona, a quien visitó hace un tiempo. Es por esto que, después de dos años tramitando su nacionalidad, decidió empadronarse en esa provincia. “Ya no sé si fue un acierto o un error, porque ahora con la independencia de Catalunya no sé qué me conviene más”, explica esta mexicana, maestra residente en Puebla, a unos 132 kilómetros de la Ciudad de México.

Una eventual independencia de Catalunya podría truncar de pleno su principal interés en el pasaporte español, puerta de entrada a España y a la Unión Europea libre de formularios migratorios y de permisos de residencia: “Mi intención era que mis hijos fueran españoles porque a lo mejor tienen chance de estudiar en el extranjero. Con la doble ciudadanía, lo tendrán más fácil”, dice.

Para Victor Mattar, el 'procés' jugó un papel relevante a la hora de elegir el municipio al que empadronarse

El procés también jugó un papel relevante a la hora de elegir el municipio al que empadronarse en el caso de Victor Mattar, nieto de un asturiano exiliado al estado de Hidalgo, a hora y media en coche de la Ciudad de México: “Me inscribí en el censo de Cataluña precisamente viendo la situación de separatismo, para votar en contra”, afirma, decisión que tomó en 2012 previendo el auge del movimiento independentista.

“Los que estamos afuera no podemos ver una España separada, en las épocas que estamos sufriendo lo peor que podemos hacer es separarnos. Mira qué mal le fue a la Alemania dividida, o el caso de Corea”, afirma este empresario que también participó en el referéndum del 1 de octubre.

Mattar, que nunca ha residido en España, votó al PP en las pasadas elecciones del 28A, aunque afirma que hay aspectos en los que empatiza con Vox: “Las corridas de toros es una tradición española y el animal existe gracias a ellas. El PACMA protege a los animales pero está a favor del aborto, dime tú si hay coherencia en esto”, dice, después de haberse leído los programas electorales y estatutos de los partidos que concurren en las elecciones.

México es el único país que no tiene un municipio ni estado federal declarado antitaurino y se permite el toreo en menores de edad, según un estudio del Instituto de Opinión Ciudadana, Estudios Económicos y Sociales y del parlamento del estado de Baja California. “Lo anterior nos coloca como el país más ‘taurino’ a nivel mundial”, concluye el citado reporte.

Abigaís Dader, otra mexicana nacionalizada con la Ley de 2007, nunca ha puesto un pie en suelo español, pero dice que eligió su papeleta para el 28A “como cualquier otro ciudadano”: informándose. “Pienso que los problemas españoles y de México son parecidos: el mal trato a los ancianos, a los trabajadores y empleados, sueldos que no nos alcanzan…”. Dader es nieta de barceloneses, pero decidió empadronarse en la capital del Reino. Hoy dice que vota por responsabilidad ciudadana.

Cola para votar en el consulado en la Embajada de España en México.

Cola para votar en el consulado en la Embajada de España en México.

Hay otros factores que inciden en el interés por votar en las elecciones generales, además de los vínculos personales. Están el patrimonio y los intereses económicos, en aquellos casos en los que mexicanos de nacimiento y españoles por filiación tienen cuentas corrientes, inmuebles o negocios en España.

También la posición geográfica de México y su economía altamente dependiente de Estados Unidos. En México es común tener familiares residiendo en el vecino del norte o que, en algún momento de sus vidas, hayan tenido que cruzar la frontera por necesidades económicas, educativas o empresariales. Gracias al pasaporte español, estos mexicanos-españoles se ahorran la necesidad de tramitar un visado para cruzar la frontera, pues la Unión Europea forma parte del Programa de Exención de Visa de los Estados Unidos.

“Hasta el momento no me ha servido de mucho el pasaporte español, porque viajo con el mexicano y uso el visado americano. A lo mejor en un futuro sí, porque el visado cuesta 300 dólares, mientras que el formulario de acceso a Estados Unidos que tienen que tramitar los españoles cuesta 20”, dice Victor Mattar.

La España vaciada y la que no ocupa lugar

Mientras países como Cuba, Venezuela o Argentina fueron puertos de llegada de los que se fueron a hacer las Américas sin billete de vuelta, México fue el refugio paradigmático del exilio español gracias a la política de acogida del entonces presidente Lázaro Cárdenas. El país azteca nunca reconoció el régimen de Franco y no reanudó relaciones con España hasta 1977.

En las pasadas elecciones, desde México salieron más de 2.500 votos, según datos de la Oficina Consular. La cifra representa un 4,8% del total de electores ausentes que viven en este país, e incluye tanto a los españoles emigrantes más recientes como a los mexicanos que adquirieron la nacionalidad por la Ley de Nietos. En total, los votos de los españoles en el exterior sumaron 129.271, de los 2.096.540 inscritos en el CERA.

2.552 españoles residentes en México votaron en los comicios generales del 28 de abril

Por cantidad, parecen inocuos; pero los votos de los españoles no residentes han sido decisivos en los escaños obtenidos por los partidos en provincias como Álava. Las 573 papeletas procedentes del exterior hicieron, por ejemplo, que, por primera vez en 30 años, el PP alavés se quedara sin representación en el Congreso, dejando al que optaba a vicesecretario de Organización del partido, Javier Maroto, sin acta de diputado.

De hecho, el número total de votantes del 28A que residen en México es superior, en muchos casos, al de los de la llamada “España vaciada”, municipios que sienten que la pérdida de habitantes se ha traducido en una pérdida de derechos. Según el Padrón Continuo del Instituto Nacional de Estadística, el 61,51% de los municipios que hay en España cuentan menos de 1.000 habitantes.

Hasta la fecha, ni la Dirección General de Registros y del Notariado ni el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación han facilitado la cifra exacta de nuevos españoles gracias a la Ley de 2007. Según datos publicados en el estudio Nuevas Ciudadanías de Españoles en México, más de 45.000 mexicanos se acogieron a esta normativa. Esto explicaría, en gran parte, por qué los 50.004 electores que integraban el CERA en 2007 se más que duplicaron en las últimas elecciones generales.

“No es nada físico, pero la nacionalidad es la única herencia que me quedó de mi papá”, concluye Dader.

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