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Deporte en EEUU Continúa la fuga de jóvenes deportistas españoles a Estados Unidos

Para los jóvenes deportistas españoles, las universidades anglosajonas siguen perfilándose como una excelente plataforma para obtener una carrera y catapultarse al deporte profesional.

Estela, tenista profesional, tras ganar un torneo.

Aitana Vargas

Cuando el resto de su rival se estrelló contra la red, la tenista madrileña Estela Pérez-Somarriba se hincó de rodillas sobre la pista central de la Asociación de Tenis Estadounidense (USTA) en Orlando mientras sus compañeras de la Universidad de Miami se echaban sobre ella y la abrazaban. La joven acaba de consumar uno de sus objetivos más ansiados al convertirse en la primera tenista española en alzarse con el título nacional de la primera división de la NCAA, la liga universitaria más competitiva del mundo.

En ella se han curtido grandes tenistas profesionales como el estadounidense James Blake, que militó en las filas de Harvard University, o Danielle Collins, campeona de la liga en dos ocasiones y ahora situada entre las cuarenta mejores jugadoras del mundo.

Desde las gradas, la hermana mayor de Pérez-Somarriba contemplaba emocionada la hazaña, mientras inmortalizaba el momento en fotografías y saltaba a la pista para fundirse con ella en un emotivo abrazo. Pérez-Somarriba encarna la nueva generación de atletas españoles que continúan mirando hacia Estados Unidos para proyectarse a nivel deportivo y académico, en una fuga de talentos que sigue la estela de algunos de los deportistas más laureados en la historia del deporte español que también cimentaron su carrera en el país anglosajón. Entre ellos hay nombres como el del exnadador y medallista olímpico Martín López-Zubero o el fallecido atleta asturiano Yago Lamela.

“Hice muy bien en mirar a largo plazo. Quería dedicarme al tenis profesionalmente, siempre había sido mi sueño y aún lo es”, explica la madrileña en entrevista con Público. “Pero al acabar el bachillerato, empecé a poner en la balanza la parte académica, tenística, económica y personal. No sabía si quería vivir en Madrid toda mi vida, me faltaba madurar, no me podía permitir viajar y pagar a un entrenador para dar el salto profesional, y en Estados Unidos podía compaginar el deporte con una carrera”.

Formada en las pistas del RACE bajo las órdenes de Antonio Ruiz y Fernando Varela, Pérez-Somarriba desembarcó con una beca en la Universidad de Miami con un currículum tenístico envidiable: Número 25 del ranking nacional absoluto, subcampeona de España Sub-15, campeona de Madrid cadete y junior y campeona del Mutua Madrid Open Sub-16 en Madrid.

Al calor de Miami

Sus entrenadores “de toda la vida” habían pulido un diamante en bruto y las mejores universidades estadounidenses se rifaban a su pupila. Ella era consciente de ello y supo aprovecharlo. Examinó minuciosamente sus opciones y se decantó por continuar su andadura deportiva en el calor húmedo de Miami, donde cursa estudios en Económicas y Gestión del Deporte y donde entrena bajo la atenta mirada de dos mujeres, la estadounidense Paige Yaroshuk Tews y la venezolana Laura Vallverdú, cuyo hermano es entrenador de Stanislas Wawrinka.

Los recursos físicos, médicos, las instalaciones, los asesores y profesores te ayudan mucho. Mi día a día es duro, pero somos deportistas de alto nivel y si quieres ser el mejor en tu deporte y sacarte una carrera, siempre va a ser un reto”, explica la tenista. “Pero aquí tengo muchas facilidades que antes no tenía”.

Tras proclamarse campeona nacional en Estados Unidos en 2019, la madrileña afronta su último año de estudios con un objetivo muy claro: saltar al circuito profesional femenino (WTA en inglés) tras su graduación. Sin embargo, también observa con respeto los obstáculos que se alzan ante ella.

"En España no veo factible entrenar y viajar"

Y es que, mientras la estadounidense Danielle Collins, tras obtener el título universitario, recibió una invitación para competir en el Abierto de Estados Unidos –uno de los cuatro torneos profesionales más importantes del mundo–, dicho privilegio no se extiende a los campeones universitarios extranjeros.
“Estoy informándome y viendo mis opciones para tomar la mejor decisión que me permita jugar y entrenar. Tengo que decidirlo pronto y con tranquilidad”, afirma la tenista. “Creo que en Estados Unidos habría más opciones. En España no veo factible entrenar y viajar. Sé que el nivel es muy bueno en España, pero me siento muy bien con el sistema de aquí”, agrega.

Al fútbol de EEUU

El que ya ha logrado materializar el salto del deporte universitario al profesional es el futbolista catalán Jon Bakero. Tras curtirse en la universidad Wake Forest, en julio de 2018 se sumó a filas del Club de Fútbol Toronto y esta temporada está cedido al Phoenix Rising. Su tío es José Mari Bakero, exjugador del F.C. Barcelona que vistió los colores de “La Roja” durante siete años.

Otro jugador que ha apostado por seguir en Estados Unidos es el valenciano Javier Pérez, que este año debutó en el Club de Fútbol de Los Ángeles (LAFC en inglés) después de cosechar buenos resultados en la Universidad de Pittsburgh. Entre sus compañeros de equipo se encuentran destacadas figuras futbolísticas como el internacional mexicano Carlos Vela.

Bakero y Pérez representan dos de los nueve futbolistas españoles que militan en la Liga de Fútbol estadounidense (MLS en inglés) en 2019. Siguiendo la estela de estos atletas se encuentra Alfredo Bozalongo, un futbolista de Logroño de 19 años procedente de la cantera del Real Betis. Hace unas semanas se unió al equipo de fútbol del Colegio William & Miriam, el segundo centro universitario más antiguo del país y miembro de la primera división de la NCAA.

“Había firmado un contrato hace dos años para jugar en la división de honor juvenil y luego en el Betis B, que está en tercera división, pero no estaba jugando mucho y las puertas del Betis se me estaban cerrando”, explica el centrocampista.

“En lugar de esperar a que ellos me dijeran que no contaban conmigo, yo decidí acercarme al club y pedirle ser el jugador del Betis que formara parte del programa LaLiga ProPlayer”, agrega.

Esta iniciativa, nacida a partir de una colaboración entre LaLiga, el Banco Santander y la compañía AGM, le permite a un futbolista de entre 16 y 22 años de cada equipo de LaLiga acceder a una beca parcial o completa para financiarse los estudios en una universidad estadounidense.

Para Bozalongo, formar parte de la primera generación de jóvenes futbolistas respaldados por este programa supone no renunciar aún a su sueño de vivir del fútbol algún día, mientras obtiene una licenciatura en Informática, Matemáticas o Ciencias Físicas, tres de las carreras que más le entusiasman.

“El año pasado, la universidad logró que un compañero, Antonio Bustamante, diera el salto profesional y firmara con el D.C. United, que está en la segunda división de la MLS”, asegura. “A mí me gustaría también poder hacerlo”.

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