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Contaminación acústica Madrid se enfrenta a una posible sanción de la UE por exceso de ruido en las carreteras

Bruselas tiene abierto un procedimiento contra España por la contaminación acústica de comunidades autónomas como Madrid. El Gobierno de Díaz Ayuso ha presentado un plan de actuación que detecta 249 tramos de carretera problemáticos por los efectos del ruido en la población. Desde Equo denuncian que el plan es insuficiente y que sólo contempla actuaciones pormenorizadas en diez de los tramos.

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Imagen de archivo de un atasco en una carretera de la Comunidad de Madrid. EFE

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Sociedad

En la Avenida Portugal, la vía que une el Alto de Extremadura con Principe Pío, recuerdan bien lo que suponía vivir junto a una de las carreteras más transitadas de Madrid. El soterramiento de este tramo permitió a muchos ciudadanos volver a abrir sus ventanas sin respirar partículas contaminantes. No sólo eso, de pronto, pudieron dormir sin el traqueteo constante de los coches. "En España tenemos demasiada tolerancia al ruido", dice José Luis Fernández, técnico en Inspección Ambiental de la Comunidad de Madrid. Cuando llega el silencio, uno se percata de lo nocivo que puede llegar a ser convivir en un entorno marcado por la contaminación acústica. 

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El ejemplo de la Avenida Portugal es uno de los pocos tramos de carretera de la Comunidad de Madrid donde se ha actuado –más allá de las presuntas corruptelas que envuelven el soterramiento de la M-30– para devolver la paz a unos ciudadanos que parecían haberse acostumbrado a vivir entre sonidos de cláxones y humo. Acabar con el ruido es un imperativo que viene de Europa, donde hay abierto un proceso contra España en el que se reclama que regiones como Madrid solucione los problemas de contaminación ambiental. Atendiendo a esta demanda, El Ejecutivo de Díaz Ayuso ha presentado el Plan de acción contra el ruido en la red de carreteras autonómicas. Un programa que debía haber sido aprobado hace siete años y que, según fuentes de la oposición, parece insuficiente y poco ambicioso si se quiere evitar la multa de Bruselas.

Después de que la semana pasada se cerrase el proceso de alegaciones al plan contra la contaminación acústica, Alejandro Sánchez, diputado de Equo en la Asamblea de Madrid, se lleva las manos a la cabeza al leer la propuesta del Gobierno de PP y Ciudadanos. "Llega con siete años de retraso y mal. Se nota que lo hacen porque hay procedimiento abierto, sino no habría ninguna intención en arreglar los tramos de carretera", denuncia el político ecologista, que ya intentó en la legislatura anterior que el Ejecutivo autonómico trabajase para reducir la contaminación acústica.

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Fernández, el técnico ambiental que ha trabajado en las alegaciones al proyecto contra el ruido, va más allá del retraso: "Es un escándalo".  La memoria identifica 249 tramos de carretera donde el ruido, por encima de los 55 decibelios, supone un problema para la salud de los ciudadanos, sin embargo, solo detalla actuaciones sobre diez de los tramos problemáticos, lo que sería insuficiente, tal y como opina este experto.

Mejorada del Campo, Alcalá de Henares, Velilla San Antón, Móstoles, Alcorcón, Pozuelo de Alarcón, Colmenar Viejo, Villanueva del Pardillo o Villanueva de la Cañada son algunas de las zonas que se contarán con actuación, según el Plan contra el ruido consultado Público. Desde Equo, el partido que más ha trabajado por la llegada de esta medida, desconocen la razón por la que no se remodelará el otro centenar de tramos problemáticos que fueron identificados. "Si ya sabes que hay 249 zonas afectadas por la contaminación acústica, tienes la obligación de actuar sobre todas", recalca Sánchez.

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"No está garantizado que nos libremos de la sanción", lamenta el político ecologista, que no tiene fé en que Europa paralice el procedimiento al conocer el proyecto presentado por el Ejecutivo de Díaz Ayuso y desarrollado por la Consejería de Ángel Garrido, Transportes, Movilidad e Infraestructuras.

Fuentes de la Consejería de Transportes de la Comunidad de Madrid defienden el plan presentado este verano, cuya fase de alegaciones terminó hace unos días. Aunque el documento consultado por Público recoge solo diez actuaciones detalladas, desde el Ejecutivo madrileño informan que se acometerán obras para mejorar la rodadura de las carreteras en 159 tramos. Quedarían, aún así, 90 tramos sin ser reestructurar. Las mismas fuentes del Gobierno argumentan que  esto es así porque se modificarán todos los tramos que tengan afección media y alta, quedando excluidos aquellos de afección baja.

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Las obras mejorarán las condiciones de vida de 5.000 madrileños, según las estimaciones de la Comunidad de Madrid. Una cifra importante, pero alejada de los 773.000 afectados por la contaminación acústica que hay en la Comunidad según los cálculos realizados Fernández.

¿Una oportunidad para la economía circular?

Las diez actuaciones recogidas en el plan, con coste aproximado de 1,5 millones de euros, irían enfocadas a reformar el tramo de carretera para colocar asfalto fonoabsorbente, un tipo tipo de pavimento compuesto, en lugar de por grava, por polímeros de plástico, que es capaz de captar hasta el 75% del ruido generado por el tráfico rodado.

Aunque los 249 tramos problemáticos no requieren de este tipo de medidas (existen zonas donde una reducción de velocidad bastaría para rebajar los decibelios), la apuesta por el asfalto fonoabsorvente podría ser una buena noticia, ya que, bien planteada, podría servir también para que la Comunidad de Madrid cumpla con su propia estrategia de residuos y política sostenible. Así lo entienden desde Equo-Más Madrid, donde reclaman que se utilicen los restos de neumáticos para fabricar el polímero que absorba el ruido de las carreteras.

Los estragos de vivir en un entorno ruidos

"No todos podemos vivir en la Moraleja", ironiza Fernández. El técnico ambiental se detiene en una de las claves de este problema: el ruido de las carreteras también entiende de clases sociales. Y es que, salvo excepciones, la mayoría de barrios afectados por el sonido de las carreteras se corresponden con unas rentas básicas. "Al final uno se compra el piso donde puede y la población afectada por la contaminación acústica suele tener un nivel económico muy concreto".

De esta forma, terminan siendo las clases trabajadoras las que se ven más afectadas por las consecuencias de vivir en un entorno marcado por el eco de los automóviles. Unas consecuencias que, a menudo pasan desapercibidas, y que derivan en grandes problemas de salud. Así lo evidencia un estudio del Instituto de Salud Carlos III, que alerta de cómo la contaminación acústica puede generar pérdida de audición paulatina en la población, alteración del sueño, estrés y, en algunos casos, problemas relacionados con la tensión arterial.

  

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