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Los 'riders', entre la explotación laboral y el riesgo elevado de sufrir accidentes

La muerte de un repartidor el pasado 20 de abril mientras transportaba un pedido en bici ha reavivado el debate sobre las condiciones de trabajo en este sector.

06/05/2024 Un repartidor de Glovo, a 12 de enero de 2024, en Madrid.
Un repartidor de Glovo, a 12 de enero de 2024, en Madrid. Eduardo Parra / Europa Press

El pasado 20 de abril fallecía un repartidor de comida a domicilio mientras recorría en bicicleta las calles del centro de Madrid, tras ser atropellado por un taxi. El rider de tan solo 29 años, que había migrado a España desde Caracas, Venezuela, en agosto de 2023 para tener una vida con más oportunidades, sufrió varios traumatismos en el cráneo antes de perder la vida. 

Este es tan solo uno de los múltiples casos de siniestros sufridos por trabajadores que realizan su actividad a través de aplicaciones móviles de reparto a domicilio como Glovo, Deliveroo o Just Eat. Las condiciones laborales de los riders, que trabajan como falsos autónomos y en su mayoría jóvenes migrantes, llevan siendo objeto de debate público desde hace años debido a la extrema precariedad que atraviesan ya que realizan su actividad a través de apps y, por tanto, no gozan de derechos básicos como bajas por enfermedad. Tampoco reciben indemnizaciones en caso de sufrir accidentes laborales.

Con esta precariedad pretendía acabar la ley rider, aprobada en España en mayo de 2021 por el Ministerio de Trabajo, los sindicatos CCOO y UGT, así como lasa patronales CEOE y Cepyme. Gracias a este acuerdo, los repartidores de estas plataformas pasaban a considerarse como trabajadores asalariados en lugar de autónomos. La ley garantiza así los derechos laborales de las personas dedicadas al reparto en el ámbito de plataformas digitales y obliga a las empresas justificar por qué han tomado ciertas decisiones sobre su plantilla en base a algoritmos.

Pese a las obligaciones de la ley, que hoy afecta directamente a entre 18.000 y 30.000 repartidores en todo el país, Glovo siguió operando con falsos autónomos y Uber Eats denunció competencia desleal a través de una carta al Gobierno. Deliveroo, por su parte, abandonó sus operaciones en España a finales de noviembre de ese mismo año.

A pesar de los avances conseguidos en materia de desprecarización en este sector, según el I Observatorio de la siniestralidad vial en España, realizado por Asepeyo y la Fundación CNAE, los accidentes de tráfico de los riders representan el 27% del total de siniestros, una cifra que va en aumento. Además, las estadísticas de este estudio reflejan que seis de cada diez trabajadores ejercen para el algoritmo de Glovo, mientras que aproximadamente un 25% lo hace para Uber. 

En Europa, dos hechos han sentado un precedente en la lucha contra la precariedad de los riders, que se encuentran organizados desde 2017 en torno a la plataforma sindical Riders X Derechos. En abril de 2022 la justicia francesa condenó a tres directivos de Deliveroo por fraude laboral al ocultar las condiciones laborales de los repartidores. Después, en enero del año siguiente, la inspección de trabajo sancionó a Glovo con 57 millones de euros por abusar de la figura del falso autónomo en el caso de 7.800 repartidores

Gracias a las demandas sociales en pro de unas condiciones dignas en el sector del reparto, se aprobó en marzo de 2024 la Ley Rider en Europa, una directiva europea elaborada en el seno de la UE que busca acabar con los falsos autónomos en las plataformas digitales para mejorar las condiciones laborales de los trabajadores a domicilio. 

En abril de 2022 la justicia francesa condenó a tres directivos de Deliveroo ocultar las condiciones laborales de sus repartidores

Sin embargo, el riesgo de sufrir accidentes laborales continúa siendo elevada para estos trabajadores ya que éstos cobran por pedido entregado y no por hora, lo que les obliga a trabajar a gran velocidad para llegar al máximo número de entregas, siguiendo un sistema de cobro bajo demanda sin salario base

Esto deriva en numerosas patologías de la salud mental de las trabajadoras, que a menudo sufren cuadros de estrés y ansiedad agudos por la premura que exigen las plataformas en los repartos, así como a causa de la ausencia de seguridad laboral. A nivel físico, algunas de las enfermedades que padecen a causa de la explotación laboral son fuertes dolores musculares, cefaleas, problemas de sueño etc. 

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