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Mercedes Vidal: "En Catalunya necesitamos un frente de izquierdas soberanista amplio"

Entrevistamos a Mercedes Vidal, co-coordinadora general de Esquerra Unida i Alternativa (EUiA), que aboga por la necesidad de establecer un "control democrático más fuerte" de los bienes básicos.

07/03/2023 - Mercedes Vidal, co-coordinadora general d'EUiA.
Mercedes Vidal, co-coordinadora general d'EUiA. Públic

Hace poco más de un mes, Esquerra Unida i Alternativa (EUiA) celebró su Asamblea Nacional, en la que ratificó a Mercedes Vidal y Héctor Sánchez como co-coordinadores generales. El cónclave también sirvió para aprobar la hoja de ruta de la formación, que apuesta por articular un frente amplio en Catalunya "contra la sociovergència" y, por tanto, "construir" un espacio "mayor que nosotros mismos".

Tres años después de la escisión que supuso la creación de Esquerra Unida de Catalunya y ya fuera del espacio de En Comú Podem, EUiA considera que ha llegado el momento de "sobreponerse a las rupturas" y buscar una unidad de las izquierdas soberanistas catalanas que englobe a ERC, la CUP y los Comuns, como herramienta útil para conseguir la hegemonía y poder servir a la ciudadanía en un momento decisivo en el que se solapan crisis, como la energética y la ambiental. De todo esto hablamos con Mercedes Vidal, que entre 2015 y 2019 fue concejal de Movilidad del Ayuntamiento de Barcelona y lo aprovechamos también para hacer balance de los dos mandatos de Ada Colau al frente de la ciudad.

A principios de febrero, EUiA celebró su Asamblea Nacional, en la que defendió construir un "frente amplio de izquierdas" para pasar "a la ofensiva ante la sociovergència y el programa antisocial de la patronal, PSC y Junts". ¿Por dónde pasaría ese frente amplio?

Hemos realizado nuestra asamblea y hemos cumplido 25 años. Somos una fuerza política relativamente joven pero con mucha historia y que tenemos muy claras las raíces de nuestra izquierda, que siempre han sido buscar construir frentes amplios. Históricamente han tenido diferentes concreciones, dile Frente Popular, el PSUC de la Transición o las coaliciones que hemos hecho recientemente. El objetivo siempre es intentar construir cosas mayores que nosotros mismos, sumar en un espacio con otras izquierdas, que es la única forma de construir una izquierda hegemónica y que haga avanzar al país.

¿Si le ponemos siglas, en el caso catalán este espacio pasaría por ERC, En Comú Podem, la CUP y ustedes?

Sí, para nosotros este es el espectro del soberanismo de izquierdas que necesita este país. Hay muchos elementos positivos dentro de cualquiera de estos espacios, pero también venimos de un ciclo político muy complicado, lo que Xavier Domènech llamó el ciclo del 15-M y del 1 de octubre, que ha trastornado tanto a la política catalana y ha dejado aciertos y desaciertos. También ha dejado un país más de izquierdas y es algo que debemos tener muy claro.

En este periodo Catalunya ha girado a la izquierda, pero esto debe traducirse en una mayoría en el Parlament y en sus gobiernos y todavía está por construir. Todo este vendaval se ha llevado por delante estructuras de partido, espacios concretos, y en estos momentos para las distintas fuerzas políticas es mucho más fácil replegarse en una mismo que salir a campo abierto a buscar alianzas amplias. Esto cuesta, pero no tenemos ninguna duda de que acabaremos en un escenario de este tipo, porque sobre todo hay una derecha que está emergiendo con muchísima fuerza, y en Catalunya cada vez se dibuja más nítidamente un escenario de sociovergència.

Seguramente lo estamos viendo con el apoyo de PSC y Junts a proyectos como el Quart Cinturó, el Hard Rock y la ampliación del aeropuerto del Prat o el rechazo al plan piloto de la renta básica universal.

De entrada, a mí me parece increíble que el PSC se sitúe en estas coordenadas, sobre todo si las comparamos con sus posiciones durante los tripartitos. Hubo un momento en que con el PSC en el Govern se pudieron hacer las políticas más de izquierdas que se hayan hecho en democracia en la Generalitat. Ahora esto es impensable, porque el PSC está situando en un pacto elementos absolutamente desorientados, que representan un desarrollismo caduco, como casinos y eliminar una prueba piloto de renta básica y sacan pecho. No sé qué piensan sus electores. Desde la salida de Junts del Govern claramente se ha visto una coincidencia a nivel de propuestas con el PSC.

Parece obvio que ambos buscan desgastar a ERC.

Evidentemente. ERC sola no será capaz de detener esta ofensiva y lo que hace falta es un frente de izquierdas soberanistas más amplio, que pueda incorporar otras sensibilidades para ser mayoritario y para responder también a los problemas de la sociedad catalana. Tanto desde el ámbito nacional como del social es necesario incorporar otras propuestas de izquierdas para avanzar y crecer. Y creo que ERC está bastante en esta línea y que tanto los Comuns como la CUP acabarán entrando.

¿Qué rol pretende jugar EUiA para articular ese frente de izquierdas? Ahora mismo son el actor más pequeño.

Se trata de construir juntos. Somos una formación pequeña, pero siempre nos hemos caracterizado por hacer un debate interno profundo y teniendo en cuenta a toda la gente que participa, porque las formas son importantes en política. Nos hemos movido relativamente poco de donde estábamos hace 10 años, cuando ya hablábamos de República catalana desde una perspectiva popular y soberanista no independentista.

Tenemos muy claro que la solución a los problemas de Catalunya pasa por que estas luchas nacional y social vayan de la mano, no separadas en espacios políticos ni en prioridades diferentes. Estos frentes se consiguen articular cuando las circunstancias lo hacen posible, pero deben existir espacios que estén empujando estas ideas. Y las ideas no viven sin organización y a los comunistas esto de organizar siempre se nos ha dado bastante bien. Aunque ahora mismo las fuerzas soberanistas de izquierdas no estén alineadas para encontrarse en un espacio superador, sí hay elementos muy positivos en cada una de ellas, otra cosa es que se alineen y puedan dar como resultado algo mayor de lo que somos y, sobre todo, más útil.

Habla de sumar, de construir espacios amplios, pero es evidente que hay divisiones y su propio espacio sufrió una escisión hace tres años, con la creación de Esquerra Unida de Catalunya. ¿Cómo le ha afectado?

Siempre afectan las rupturas. La historia de las izquierdas está llena de desavenencias y encuentros permanentes. El proceso que siguió el 15-M fue el primer momento aglutinador que me tocó vivir en primera persona y estos procesos dan una enorme energía positiva. En cambio, cuando fracasan es cuando vienen las rupturas, no es que los procesos fracasen porque hay rupturas, sino que los movimientos no alcanzan sus objetivos por la razón que sea y entonces comienzan las divergencias y vienen las rupturas.

En este proceso se desmarcan del paraguas de En Comú Podem y empiezan a orbitar en solitario y a tejer alianzas en citas puntuales con otras formaciones. En las municipales, por ejemplo, han cerrado acuerdos con ERC en l'Hospitalet, Cornellà, Sabadell o Mollet, entre otros, y en Badalona van con el Guanyem de Dolors Sabater.

También hay algunos municipios en los que vamos con los Comuns, aunque es minoritario porque venimos de una ruptura, y sobre todo son poblaciones pequeñas. Pero debemos ser capaces de sobreponernos a las rupturas y construir estos espacios superadores más grandes, porque si nos quedamos en la ruptura, la divergencia y en lo que no estamos de acuerdo será el camino exactamente contrario al que debemos hacer para ser una herramienta útil. Ahora mismo existe como una cierta dinámica de los partidos que han estado dentro de la ola del 15-M y del 1 de octubre de creer como que la revolución comienza y termina en ellos.

Y quizá sea ERC quien está en otra clave, también a raíz de la superación del espacio de Junts, y entiende que hay que buscar un espacio mayor que uno mismo para poder aspirar a ser hegemónicos. Quedarse en el espacio cómodo de tu formación solo te empequeñece y buscar otras alternativas más grandes es más difícil, pero acabas construyendo cosas mucho mayores. Y parece que tanto la CUP como los Comuns ven solo en su órbita el espacio del cambio o la posibilidad del cambio y ERC está mucho más abierta a incorporar otros elementos, a salir de sí misma y a crecer.

¿Participarán en la candidatura de Ernest Maragall en Barcelona?

Hemos tenido conversaciones con las distintas fuerzas y creemos que ERC se sitúa en esta coyuntura, pero todo esto debe hablarse.

Faltan dos meses y medio para las elecciones municipales, no queda mucho margen para hablar.

Sí que es cierto que en los municipios más grandes ha habido más acuerdos con ERC, pero nosotros en nuestra asamblea invitamos a todos y hablaron Oriol Junqueras y Dolors Sabater. Tenemos buenas relaciones con diferentes espacios, pero no se puede ignorar que el ciclo del 15-M y del 1 de octubre no ha logrado una victoria y que esto ha supuesto un estropicio, tanto a nivel de partidos como de movimientos sociales, y todo esto debe reconstruirse y coserse. Ahora es la derecha la que está en la ofensiva.

Esto ocurre porque cuando la izquierda tiene una ola transformadora tan potente todo avanza, pero cuando esta ola no alcanza los objetivos, y es obvio que no se han alcanzado ni en el ámbito nacional ni en el social a pesar de que se haya avanzado muchísimo, es cuando viene la ola reaccionaria. Viene cuando las izquierdas dejan de estar a la ofensiva y ahora estamos viviendo este proceso.

¿Cuáles son los elementos positivos que ve en las distintas fuerzas de izquierdas?

Son elementos programáticos, porque nosotros somos los de "programa, programa y programa". Las políticas de vivienda, el tema de la renta básica universal, los modelos de sanidad y educación, entre otros. Hay consensos sociales que hemos trabajado en las diferentes izquierdas que acaban cristalizando en cosas concretas para responder a los problemas de la ciudadanía. Son cosas donde hay muchísimos puntos de acuerdo, pero las lógicas de partido son mucho más de reflujo y de mirarse el ombligo, pero si coges los programas ves muchas más razones para ponerse de acuerdo que por no ponerse.

Fue concejal de Movilidad en el Ayuntamiento de Barcelona durante el primer mandato de Ada Colau como alcaldesa. Ahora está a punto de culminar el segundo, ¿qué balance hace?

Cuando hablaba de la desaceleración de estar en la ofensiva y de dejar de alcanzar objetivos, creo que Barcelona es un muy buen ejemplo. El objetivo de los Comuns, y no tengo ninguna duda, es poner las necesidades de la gente por delante, pero creo que el pacto con el PSC ha sido un error estratégico, que además les ha restado mucha fuerza a la hora de conseguir este objetivo. Las propuestas más transformadoras no encontraban en el PSC un buen socio para llevarlas a cabo. En su momento hubo mucha gente dentro de la formación que apostábamos por un pacto distinto, con ERC. El poner la alcaldía por delante de todo y apostar por esta alianza con el PSC ha hecho perder fuerza transformadora al proyecto de los Comuns, que realmente es muy transformador.

¿Cómo están las relaciones con En Comú Podem? No participaron en su asamblea.

Creo que es representativo. Hay puentes, pero sí es cierto que por nuestra parte cuando hablamos de esta alianza entre los tres espacios lo tenemos clarísimo y creo que este emplazamiento tendrá lugar más tarde o más temprano, además porque nos obligarán a ello las circunstancias.

Mantiene que no se han movido y que hace una década EUiA ya defendía la República catalana y el referéndum acordado. ¿Otros espacios se han movido?

Hemos adaptado nuestro mensaje a la realidad actual. Apostamos fortísimo por el proceso con los Comuns, porque creíamos absolutamente en él y a nivel personal este proceso es el que me hizo dar el paso a la política institucional, lo que no es fácil para la gente normal. Y lo haces porque es un momento en el que todo confluye. Pero es cierto que durante este tiempo sus objetivos no han acabado de cuajar y ha dejado de estar en la ofensiva. Siempre revisamos nuestro programa en función de la realidad y las recetas que podían servir antes de la crisis de 2008 no tenían nada que ver con las que servían en 2015, y con la crisis actual, y más si entramos a mirar parámetro como la crisis ecológica, las recetas de ahora no van a servir de nada. Debemos adaptar constantemente la estrategia a lo que está pasando, pero los objetivos son los mismos.

Para nosotros hace 10 años el mensaje de República catalana que lanzamos tuvo un gran consenso, pero hay fuerzas políticas, y los Comuns son un ejemplo, que han dejado de situar este eje en diálogo con el eje social y eso es un error. Nunca en Catalunya la izquierda ha tenido tanto poder rupturista ni ha dado tanto miedo a las élites cuando han caminado juntas las dos reivindicaciones y eso fue así en la Transición, en la emergencia del 15-M y el 1 de octubre y volverá a ser así en un futuro, porque de una forma u otra lo volveremos a hacer. Es muy curioso porque ahora ERC hace bandera de las que hasta hace poco eran las posiciones de los comunes.

Quizás esto explica porque ahora se entienden mejor con ella.

Entre otras cuestiones.

En cualquier caso, ¿qué recorrido tiene una propuesta como la del referéndum acordado, teniendo en cuenta el rechazo permanente del PSOE?

Son procesos de acumulación de fuerzas, que pueden ser muy lentos y costosos, pero también los hemos visto avanzar muy rápido o fracasar muy rápido. Pedro Sánchez es presidente gracias a un conjunto de fuerzas de izquierdas y soberanistas, no lo olvidemos. El escenario está preparado para hacer cosas mucho mejores, pero si este PSOE mira más hacia el espacio de la derecha en vez de hacerlo hacia la mayoría soberanista y progresista que le ha hecho presidente, pues aquí tenemos un problema. Pero el escenario se da. A veces no pensamos que las situaciones no son tan imposibles, porque no están tan lejos.

Probablemente estamos en un momento decisivo, de cambio, con una inflación que lleva un año y medio desbocada y provoca un empobrecimiento generalizado, con impactos cada vez más evidentes del cambio climático, y la crisis energética, con la finalización de la era de los combustibles fósiles baratos. La sensación es que si no se actúa quien más sufrirá ese escenario son las clases populares.

Por lo general en Europa y en el mundo occidental estamos poco preparados para entender la magnitud de la crisis que llega y eso sitúa escenarios muy difíciles. Europa se encuentra ahora mismo en una espiral belicista, totalmente sin sentido. Cuando debería desempeñar un papel mediador en la crisis de Ucrania está jugando un papel totalmente de parte y apostando por una carrera armamentística. Nos estamos gastando en armas lo que deberíamos estar gastando en transición energética y en lugar de hacer esfuerzos por la paz estamos enviando armas, incluido el Gobierno español, que es algo que nos avergüenza profundamente. Evidentemente la agresión rusa imperialista en Ucrania es intolerable, pero también lo eran tantas guerras en las que en Catalunya nos hemos solidarizado y nunca hemos pedido armas para el pueblo agredido.

En los momentos de crisis ocurre eso, que todo se precipita. Estamos a las puertas de una crisis energética como jamás la hemos vivido. Los científicos llevan décadas advirtiéndolo y desde los gobiernos no se han hecho esfuerzos suficientes. En Barcelona se están haciendo muchísimas cosas para pacificar la circulación y rebajar la contaminación, pero en realidad no se está haciendo lo suficiente y lo dicen los datos. No estamos consiguiendo llegar a los umbrales de contaminación legales europeos, ya no a los que dice la OMS, que son más restrictivos. Por tanto, se deben hacer muchos más esfuerzos y como esto en todo el resto de políticas ambientales: disminuir el consumo energético, aplicar muchas más medidas para reducir los consumos hídricos, avanzar en la soberanía alimentaria.

Se dan pasos, pero parece que no estemos entendiendo la magnitud del cambio que viene. O somos capaces de controlar los mercados energéticos, de la alimentación, y etc. O el mercado cuyo único mecanismo regulador es el precio y expulsa a múltiples capas de la población a una crisis durísima. Si este es el único mecanismo de mercado, pues debemos abogar por el control democrático y al servicio de la población de la producción de alimentos, de su distribución o de la producción de energía. Necesitamos un control democrático mucho más fuerte, que ponga todos estos bienes básicos al servicio de las clases populares, será la única manera de que tengamos un escenario diferente a algo que se parezca mucho a la barbarie.

El debate en torno al control de los precios, por ejemplo de los alimentos, está ganando fuerza, cuando no hace tanto podría parecer una quimera.

Por pura necesidad. Y esto liga mucho con el frente de izquierdas, porque al igual que la crisis del 2008 y sus consecuencias nos llevaron al 15-M y al 1 de octubre, también esta crisis nos llevará a un escenario de juntarnos las diferentes izquierdas, porque la magnitud de la crisis será tal que deberemos salir de esta situación de reflujo que estamos viviendo y ponernos las pilas juntos para hacer algo mayor y no solo de dique de contención, sino de control de los recursos de todos. Porque si no la alternativa es un mercado desbocado que deja a todo el mundo fuera.

Con la energía, a pesar de la crisis brutal que hemos tenido, no hemos conseguido a nivel europeo que se regule el mercado, cojamos las riendas los poderes democráticos y pongámoslo al servicio de la población. Se han realizado algunas medidas tímidas, como la excepción ibérica, cuando era el momento de dar otro tipo de respuesta. Con la crisis habitacional que tenemos se está hablando de una ley de vivienda y de control de los alquileres que si llega a aprobarse realmente no será útil, no es la respuesta que pide el momento. En política alimentaria y consumo hídrico ya ni hablemos (de las medidas que se han hecho). Se está avanzando, no puede decirse que no se esté haciendo nada, pero no de forma suficiente.

La crisis no debemos dejar que nos angustie, debe preocuparnos, pero para ponernos a la acción. Este desbarajuste del mercado no es el único escenario posible, si conseguimos el control democrático de los recursos, de la vivienda, de la alimentación, de la energía, nuestro futuro puede ser muy diferente, quizás no es el futuro consumista en extremo que estamos viviendo ahora, pero no debe ser necesariamente un futuro malo. Claro que hay alternativa, pero en Europa no estamos entendiendo la profundidad de la ola que tenemos por delante con el colapso energético.

Y creo que realmente las fuerzas políticas nos acabaremos poniendo de acuerdo en torno a este escenario y estamos muy convencidos de nuestra propuesta de frente democrático y social en torno a todos estos pilares básicos y en Catalunya también del soberanismo. Estas cuestiones o bien se abrazan juntas y se intentan solucionar con diferentes perspectivas de izquierdas o cada uno por su parte no podrá solucionarlas.

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