Opinión · Balagán
Juego de póker
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Se esperaba que a lo largo del día de hoy el secretario de Estado John Kerry se entrevistara en Ramala con el presidente Mahmud Abás y, según lo que se decidiera en ese encuentro, el primer ministro Binyamin Netanyahu convocaría a continuación a su gobierno para ratificar un acuerdo a tres bandas.
Pero anoche, la dirección de la OLP aprobó por unanimidad una resolución mediante la que pedirá "inmediatamente" el reconocimiento del estado palestino por parte de 15 organismos y convenciones de la ONU, incluida la IV Convención de Ginebra.
Abás ha declarado que los israelíes simplemente quieren hablar por hablar, y también ha suspendido la reunión con Kerry porque no tiene ningún sentido.
La decisión de la OLP abrirá el camino a los palestinos para denunciar la ocupación israelí en los foros internacionales, una circunstancia de la que Israel no quiere ni oír hablar.
Es algo que tenía que haberse hecho hace mucho tiempo si nos atenemos a la voracidad extrema con la que Israel construye en los territorios ocupados, y especialmente en Jerusalén.
El último acuerdo entre israelíes y palestinos que logró Kerry en julio ha sido un desastre. Israel ha aprobado la construcción de millares de viviendas en los territorios ocupados a un ritmo que carece de precedentes, y en el caso de Jerusalén la invasión es terrible: no hay zona donde no meta la mano la potencia ocupante mientras la comunidad internacional se lava las manos.
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Mahmud Abás lleva una década al mando de la ANP y durante todo este tiempo no solo no se ha avanzado, sino que se ha ido muy atrás. Cada vez más palestinos piensan que Abás debería retirarse a su casa. Él mismo ha amenazado con hacerlo en varias ocasiones, pero sigue ahí, mientras la ocupación crece y crece sin descanso.
La solución al conflicto no pasa por lo que Mahmud Abás haga o deje de hacer, sino por lo que haga o deje de hacer la comunidad internacional.
Las "negociaciones" en curso, aunque se prolonguen unos meses más, no llevarán a ningún puerto salvo que Estados Unidos y Europa presionen a Israel para que cumpla las leyes internacionales, y como esto no ocurre no hay ningún motivo para el optimismo.
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John Kerry ya puede viajar a la zona cuanto quiera. Lo que piensan los israelíes de él lo dijo hace unas semanas el viceprimer ministro y ministro de Defensa Moshe Yaalon: "que le den el premio Nobel de la Paz y que nos deje en paz".
Y eso es justamente lo que está haciendo Israel, pedir a la comunidad internacional que los deje en paz para que ellos no dejen en paz a los palestinos.
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